Entrevistas

¿Cómo reportear las violaciones a los DD.HH. en dictadura? La experiencia de Javier Rebolledo

Por ~ Publicado el 25 noviembre 2015

A un cuarto de siglo del fin de la dictadura en Chile, los ecos del dolor siguen resonando. Quisimos averiguar más sobre las complejidades del reporteo de estos temas, desde el cuidado con las víctimas hasta las consideraciones —¿debe haber alguna?— con los victimarios. Son algunas pistas para adentrarse en un área de investigación marcada por el dolor, la tortura y el silencio, pero que paulatinamente se abre en nuestro país. Comenzamos esta serie con Javier Rebolledo, autor de tres libros publicados por Ceibo donde aborda los centros de tortura, los detenidos desaparecidos y los cómplices civiles de la dictadura.

Foto: Patricio Contreras

Foto: Patricio Contreras

JAVIER REBOLLEDO: “RESPECTO A LOS VICTIMARIOS TODO ES PUBLICABLE”

El autor de A la sombra de los cuervos (Editorial Ceibo), publicado en agosto de 2015, cuenta que casi desde el principio de su carrera le llamó la atención el tema de la violación a los derechos humanos en dictadura. Cuando empezó a trabajar en la revista Siete+7 profundizó más en el tema. Sus libros tienen declaraciones explícitas de personas que fueron víctimas de los horrores de la dictadura de Pinochet. Rebolledo cree que el periodismo chileno ha evolucionado bastante. Hoy día hay más periodistas que se dedican a reportear sobre este tema, que regularmente lo cubren. Respecto a las universidades, cree que se está haciendo un buen trabajo. Las escuelas de periodismo le han tomado el peso al tema y le han dado la importancia necesaria.

Este es un breve cuestionario sobre su experiencia reporteando el tema.

—¿Cuáles son los puntos más importantes al momento de reportear?
Primero la información objetiva, los datos que vienen de procesos judiciales, declaraciones e informes de la PDI (Policía de Investigaciones). Y segundo el punto de vista humano, sobre qué les sucedió a esas personas. Entonces hago entrevistas en profundidad con los personajes.

—¿Qué precauciones tienes antes de reportear?
De tipo políticas no tengo ninguna. No considero si a la gente le gusta o no. Con los personajes sí porque se trata de un tema que es complicado, que está guardado. Hay muchos traumas asociados a esas cosas. Entonces, hay que tener respeto, paciencia y método.

“Si las personas me dicen: “yo no quiero hablar sobre ese tema”, yo no presiono. Pero sí trato de llegar hasta donde más puedo”.

—¿Cómo logras entrar en la vida y la historia de las personas?
Generando un lazo empático. Más allá de que yo pueda o no compartir la opinión, como en el caso de los agentes de la DINA, trato de entender su punto de vista. Porque es la única forma de entrar a una persona. Si parto haciendo un juicio negativo de ellos lo más probable es que no llegue muy lejos. En el caso de las víctimas, de los familiares, es mucho más fácil porque existe de mi parte un lazo empático desde el comienzo. Solo tengo que profundizar más en ese lazo para poder llegar a ellos. Aunque no siempre se puede.

—¿Qué pasa cuando empiezan a afectarte las historias?
Hay que tomar vacaciones por un tiempo. Son temas difíciles pero el mismo hecho de estar vinculado a la parte pública, que los libros aparezcan, también va generando más ganas de escribir. Hay una tensión entre cuidarse, que no te afecte demasiado —aunque de todas formas te va a afectar— y hacer tu mejor trabajo. Hay que darse tiempo para trabajar pero también para descansar de estos temas.

—¿Qué es publicable y qué no?
Respecto a los victimarios todo es publicable. Respecto a las víctimas hay un asunto de pudor que se respeta. A veces uno puede señalar: no quiso responder. Se deja consignado, para hacerse cargo y que el lector entienda que hay un silencio no casual, que tiene que ver con una herida y que podemos optar por no entrar en ella. Evidentemente si las personas me dicen: “yo no quiero hablar sobre ese tema”, yo no presiono. Pero sí trato de llegar hasta donde más puedo.

» En los libros que he trabajado hemos hecho una especie de pre acuerdo que tiene que ver con que el libro va a tratar sobre los detalles íntimos. Entonces yo al momento de hacer las preguntas en las entrevistas, me siento de alguna forma con el derecho porque ya está acordado.

—¿Le muestras a los personajes tu libro antes de publicarlo?
En el caso de las víctimas si me lo piden sí. Pero sin derecho a veto. Es por una cuestión de tranquilidad. En algunas ocasiones ha sido para corregir ciertos datos. Esto no es un reportaje, son 400, 500 páginas y se me puede escapar alguna cosa. Entonces ellos pueden corregirlo.

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