Entrevistas

Amaro Gómez-Pablos: “Me gusta la figura del conductor que jamás olvida su esencia de reportero”

Por ~ Publicado el 30 diciembre 2015

Este 2015 fue el fin de un ciclo para Amaro Gómez-Pablos: después de doce años dejó la conducción del noticiero central de TVN. Acá aprovecha de reflexionar sobre el rol de los conductores de noticias, el estado actual de la televisión abierta y el compromiso de los periodistas con el público. Menospreciar a la audiencia, dice, es menospreciar nuestro oficio. Además, repasa su experiencia cubriendo conflictos bélicos y es tajante sobre el futuro de la televisión abierta: “Está destinada a morir”.

Foto gentileza de Amaro Gómez-Pablos

Foto gentileza de Amaro Gómez-Pablos.

EL CONDUCTOR TIENE ESENCIA DE REPORTERO

Renuncié en julio del 2015 a la conducción del noticiero central. Mi ausencia se hizo efectiva en octubre. No creo en la figura del conductor como un “ancla” inmóvil, estático, de un espacio informativo; me gusta la figura del conductor que jamás olvida su esencia de reportero y que encabeza y lidera a un equipo de extraordinarios colegas con los que a menudo toca compartir distintos frentes noticiosos en terreno. No es el teleprompter el que reviste credibilidad, sino la experiencia. Cuando se opta por lo primero, mi opción es clara: marchar. Y lo hago porque siempre he pensado que el periodismo es un oficio precioso a partir del cual uno crece mucho como persona.  Si mi trabajo no aporta a mi desarrollo personal, prefiero buscar otros horizontes. Y creo que mi aporte durante doce años fue ese… Validar el trabajo del periodista no por la laca que lleva en el pelo y su maquillaje en el estudio, sino por su valía en terreno.

LA TV ABIERTA ESTÁ DESTINADA A MORIR

Mejoras en los noticieros ha habido muchas en los últimos años y he aprendido de innumerables compañeros de trabajo, pero pienso que hoy los noticieros de la televisión chilena siguen siendo muy anecdóticos en sus contenidos. Y la ausencia de temáticas internacionales es negligente. Creo, por lo demás, que la televisión abierta está destinada a morir. Netflix y las tecnologías de hoy abordan a la audiencia con nombre y apellido y personalizan sus intereses. Para la televisión abierta la audiencia sigue siendo una masa amorfa difícil de descifrar. Paradójicamente, el futuro de la televisión es sin la televisión, con contenidos audiovisuales instalados en múltiples plataformas… y en eso ando trabajando.

NO MENOSPRECIEMOS A LAS AUDIENCIAS

El compromiso ineludible de todo periodista es considerar a la audiencia como un activo, no un pasivo. Jamás subestimar su inteligencia y capacidad. Simplificar conceptos difíciles no equivale a ser simplista. Y creo que es imperativo procurar siempre una diversidad de las fuentes y temáticas para poder ser lo más representativo posible de la riqueza que esconde cualquier comunidad, y fomentarla. Hay que recordar que como periodistas somos servidores públicos y, como tales, estamos al servicio de la misma audiencia que atendemos. Menospreciarla equivale a menospreciarnos.

“UN PERIODISTA MUERTO NO SIRVE”

Bajo ese enunciado se prepara a los profesionales que deben cubrir las denominadas “zonas hostiles”, la guerra siendo una de ellas. “Un periodista herido o secuestrado, tampoco sirve”, habría que añadir. Es por ello que el profesional llamado a cubrir un conflicto debe saber desplazarse con el conocimiento de un soldado haciendo las veces de periodista. Portar armas no es una recomendación. Tener amplios conocimientos paramédicos, sí lo es. Meses o semanas antes de asistir debe hacerse una evaluación minuciosa del terreno: ¿qué facciones hay? ¿Población civil y armada? ¿Rasgos culturales de la guerra? ¿Estrategia de ingreso y plan de evacuación? ¿Hospitales en las inmediaciones? Muchos periodistas que acuden a una guerra ignoran su tipo de sangre. Ignoran cómo evitar un secuestro o qué hacer en caso de permanecer en cautiverio. Para ello hay cursos y si el periodista no es freelance, es responsabilidad del medio entrenarlo o entrenarla. En mi caso, la preparación fue impartida por los comandos británicos SAS.

AL FILO DEL PELIGRO

La última vez que puse en riesgo mi vida fue en Siria. Me acompañaba mi amigo y camarógrafo Jean Pierre Salinas.  Estábamos manejando por una carretera desértica, a sólo 30 kilómetros de nuestro objetivo: la fracturada ciudad de Alepo. Una corazonada me dijo que había que devolverse. Lo más tentador era llegar a destino tras más de seis meses de pre producción y trabajo de inteligencia. Le pregunté a Jean Pierre, “¿cómo te sientes?”. Él me dijo que tenía un mal presentimiento. Nos dimos media vuelta y abortamos la misión.  Entramos después por otra ruta. Un año después descubrimos que en esa misma carretera, y en esa misma fecha, ISIS capturó al segundo periodista que decapitaron. Su nombre: Steven Sotloff.

RESPETAR LA DIGNIDAD DE LAS VÍCTIMAS

Hay que entender que incluso los muertos tienen derecho a ser tratados con dignidad. Más aún los vivos. No se trata de representar un conflicto de manera aséptica, limpia o quirúrgica, porque no lo es… pero ser grotesco es doblemente ofensivo, con las víctimas y la audiencia. No hay regla de oro. El criterio, el buen tino, es lo que prima. Y no es fácil.

MEDIO AMBIENTE: CADA VEZ MÁS IMPORTANTE

Los temas ambientales me apasionan y creo que son de una contingencia absoluta. El planeta no habla pero se expresa en catástrofes de magnitud cada vez mayor y cuya correlación con el calentamiento global es también cada vez más irrefutable. El plástico fue uno más en una larga lista de reportajes de esta índole que me ha tocado realizar. “¿De dónde viene el plástico?”  Es un material omnipresente pero ante la pregunta, muchos no saben qué responder. Y muchos menos conocen sus efectos. Eso me animó a investigar el tema y buscar las mejores fuentes para armar la pieza. Fue un trabajo titánico que nos trasladó de Santiago a Isla de Pascua, a Hawaii, a California y otros lugares… Pienso que los temas de sustentabilidad social y ambiental serán cada vez más preponderantes en la prensa.

CATÁSTROFES: NO DESVIAR LA ATENCIÓN

Las catástrofes deben enfrentarse no sólo bajo la perspectiva de la emoción. Es legítimo e importante consignar la dimensión del sufrimiento humano, su radio o magnitud, sus consecuencias, pero, por tentador que sea, es fundamental acompañar esa sensibilidad con datos duros e información fáctica. Para la televisión abierta, también resulta imprescindible poder entregar a las audiencias servicios añadidos donde puedan colaborar de manera activa; un ejemplo es “Chile Busca a Chile”, donde los televidentes podían aportar información que diera con el paradero de chilenos desaparecidos en el marco de los aluviones en el norte. Es clave que el periodista conozca el terreno en el que se desenvuelve y actúe de manera responsable.  De lo contrario, vulnera su integridad física y —muy importante— la de su equipo… y de paso desvía la atención de la misma noticia a la que fue convocado. Un ejemplo de malas prácticas fue la cobertura del incendio en Valparaíso donde varios colegas se arriesgaron en exceso por dar espectacularidad a sus despachos.

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