“El mayor valor de un medio de comunicación está en su credibilidad y en la confianza que los lectores le otorgan en la formación de su visión de mundo”, dice este escritor y periodista.

“Historia de El Diario Financiero de Chile”, de Roberto Meza. Ediciones Radio Universidad de Chile, 2012.
En el invierno de 1988 comenzó a fraguarse el nacimiento de El Diario Financiero, un experimento periodístico que buscó instalarse en un punto intermedio entre la reducida oferta de noticias económicas de El Mercurio y la profundidad semanal que ya realizaba Estrategia.
Sus fundadores eran periodistas que se desempeñaban en las áreas de economía de otros periódicos o habían tenido larga experiencia en el periodismo escrito. El contexto era incierto —se acercaba el plebiscito— pero algunas señales estructurales alentaban la aventura. ¿Una de las más relevantes? La implantación, a comienzos de los ochenta, de un modelo económico que requería, y demandaba, cada vez más información.
Uno de los fundadores, Roberto Meza, plasmó la historia del medio en Historia de El Diario Financiero de Chile. Génesis, fundación, desarrollo y consolidación (Ediciones Radio Universidad de Chile, 2012).
La siguiente conversación resume un intercambio de correos electrónicos con Meza, donde se abordan los aspectos discursivos del libro, la gestión de los periodistas en el Financiero, el futuro de la prensa y las deudas del periodismo económico.
DEL ORIGEN A LA ACTUALIDAD
—¿Qué lo motivó a reconstruir la historia fundacional de El Diario Financiero?
Muy buena pregunta, porque obliga a sincerar emociones e impulsos… lo básico fue que estando ya fuera del Diario, tras haber vendido mis acciones y terminado mi relación contractual con la empresa, llegaron a mis manos para revisión un par de tesinas sobre el Financiero, de alumnos de periodismo de universidades privadas, que denotaban total ignorancia sobre la época fundacional del medio. A tal punto, que una de ellas atribuía su creación al abogado y periodista Roberto Pulido (qepd), quien llegó al diario seis años después de su instalación, luego que los demás socios vendieron sus acciones y el empresario Ricardo Claro compró un paquete mayoritario que lo transformó en presidente del Directorio.
“La motivación básica fue, pues, simplemente “la gloria”, como diría Maquiavelo”.
» Años antes, mientras yo era director del diario, el gerente de producción, Hernán Cardemil, me había insistido en que escribiera este proceso y su épica, dado que se trataba del único medio fundado por periodistas en la década de los 80 que sobrevivía en el mercado de diarios en papel del país
» La historia no ha hecho justicia con los emprendedores iniciales, como en el caso de El Mercurio de Valparaíso, cuya fundación se atribuye muchas veces a Agustín Edwards B., cuando éste compró el medio, luego de un par de décadas de funcionamiento. A Edwards Budge le debemos su expansión a Santiago y su consolidación como medio nacional, pero no la fundación.
» En rigor, la motivación básica fue, pues, simplemente “la gloria”, como diría Maquiavelo.
—En términos de formato, su obra combina el análisis, la reflexión, la documentación y también se arriesga con una importante dosis testimonial al comienzo, con ribetes de no ficción. ¿Cómo definiría su libro?
La aparente combinación de formatos se explica básicamente por las características del largo proceso de investigación —con preguntas iniciales muy amplias y difusas, pero que confluyeron paulatinamente en la búsqueda de las razones que sustentaron el éxito del proyecto— y por el hecho que el sujeto de análisis —el diario— era difícilmente objetivable para quien había participado tan directamente en su creación y consolidación, lo que podría haber impedido un distanciamiento que le otorgara cierta dimensión de conocimiento académico útil a esta investigación de caso. La pequeña historia inicial tiene por objetivo dar cuenta de un proceso de creación que fue colectivo y dar a cada cual lo suyo, mientras que los restantes capítulos apuntan a desarrollar la hipótesis, fundando mis juicios sobre los factores internos y externos que a mi modo de ver permitieron la enorme creación de valor de este emprendimiento. El estilo en tercera persona es consecuencia de que buena parte del libro corresponde a la memoria de titulo de periodista, la que recién vine a materializar en 2006 en la Escuela respectiva de la U. de las Américas —tras haber estudiado sin concluir en las Escuelas de Periodismo de Concepción y la U. de Chile—, licenciatura que requería para seguir el Magister en Comunicación y Educación que realicé en 2008 en la UC y en la Universidad Autónoma de Barcelona.
—Los integrantes del equipo fundador de El Diario Financiero provenían de las principales secciones de economía de la prensa chilena. ¿Cuál cree que es el valor de un medio de comunicación fundado y gestionado por periodistas?
Probablemente el mayor valor de un medio de comunicación está en su credibilidad y en la confianza que los lectores le otorgan en la formación de su visión de mundo. La propiedad de los medios impone, necesariamente, una serie de límites y condicionamientos a las interpretaciones que hacen de la realidad, tanto en la selección y edición, como en la jerarquización de las contingencias noticiosas. El hecho que un medio sea propiedad de un grupo de periodistas podría comunicar implícitamente que su gestión editorial estará definida por una perspectiva puramente profesional noticiosa (entendida la noticia según las definiciones técnicas tradicionales), sin otro interés que el servir como transmisor de sucesos relevantes a los públicos lectores, para que sean estos quienes se formen una opinión sobre los acontecimientos y su impacto.
“El mayor valor de un medio de comunicación está en su credibilidad y en la confianza que los lectores le otorgan”.
» Por otro lado, el haber reunido en el diario a los principales periodistas de los medios económico preexistentes aseguraba, además, calidad y experiencia ya acumulada, lo que reforzaba la confianza y credibilidad en la cualidad profesional del medio. En todo caso, como pudiste ver en el libro, no otorgo gran relevancia a este hecho porque muchos medios de comunicación de periodistas han fallado. Se entiende que la independencia noticiosa nunca es absoluta, razón por la que, en democracia, la “objetividad” o esa mayor cercanía de una descripción de los hechos a su realidad compleja, más que en un solo medio, se consigue con la diversidad, pluralidad y libertad de emprender que existe en esta área. Porque hasta la propia ideología libertaria que estaba en el sustrato de la administración editorial del Financiero ya marcaba un modelo de selección y jerarquización noticiosa que seguramente no coincidía con visiones de ciertos sectores políticos o ciudadanos, pero que empatizó profundamente con los lectores meta del proyecto, quienes reconocían sus propios intereses reflejados en su postura editorial.
—Al finalizar el texto usted se pregunta por las expectativas de los lectores frente a los diarios. ¿Cree que la oferta de análisis y reflexión es la propuesta más adecuada que deberían hacer los periódicos impresos para competir con los medios digitales?
La idea de que la oferta de análisis y reflexión pudiera ser una propuesta adecuada para los diarios de papel del siglo XXI es una mera proyección lógica (sin sustento empírico) y no tiene más asideros que el hecho que la oportunidad o instantaneidad, la actualidad, novedad y brevedad de la información son ofertas que atienden mejor las TIC’s, la radio o la TV. Por tal razón, probablemente, los diarios podrían competir mejor contra las TIC’s (aparte de la posibilidad de trasladarse a dicha nueva base) relevando sus fortalezas orgánicas, tales como la veracidad (confianza en su línea editorial e intereses transparentes y conocidos), claridad en sus apreciaciones sobre la generalidad, prominencia, consecuencia y desenlaces de los hechos noticiables (trabajo de profesionales especializados en la interpretación y análisis), así como su interés humano, la proximidad de los temas de pauta y los servicios que puede prestar en el ordenamiento de un medio indigestado con datos “mosaico”.
—¿Cómo observa hoy el desempeño de El Diario Financiero y del periodismo económico chileno?
La crisis económica desatada en 2008 por el sistema financiero mundial tiene buena parte de su explicación en que dicho sistema aceleró la circulación del dinero a la velocidad de la luz, “creándolo” a raudales —fuera del control de los Bancos Centrales— vía derivados y apalancamiento hiperdimensionado, gracias a las TIC’s. Esta actividad hiperliberalizada generó la ilusión de mayor riqueza, expectativas de crecimiento ilimitado y sobreendeudamiento.
“Los medios financieros tradicionales no han penetrado en la profundidad del desastre y más bien han informado sobre la base de fuentes oficiales”.
» El atascamiento del alocado ritmo financiero del lapso 1994-2008 (nótese la sincronía con el surgimiento de Internet) produjo una amplia necesidad de información sobre el tema económico a nivel global. Sin embargo, en general los medios financieros tradicionales no han penetrado en la profundidad del desastre y más bien han informado sobre la base de fuentes oficiales, sin dar mucha cuenta del lado oscuro de la crisis, con sus centenares de quiebras de bancos y otras instituciones financieras, fusiones y reorganizaciones, su impacto social más allá de las manifestaciones ciudadanas masivas e indignadas contra las medidas de ajuste de los Gobiernos, muy compelidos, estimo, por una cierta idea de la responsabilidad editorial que busca evitar que tales informaciones provoquen una mayor histeria y derrumbe de la economía.
» La razón es que muchos de dichos medios están vinculados de modo estructural o por negocios publicitarios con los mismos sectores que han sufrido más duramente la crisis. En ese marco internacional, el periodismo económico chileno ha seguido similares pautas, aunque, por cierto, dado que Chile ha escapado de los efectos más brutales de la crisis, porque su banca esta bien regulada desde su propia crisis de los 80 y porque el país vive con más de la mitad de ingresos provenientes de commodities (minería, celulosa, alimentos) transformados hoy en bienes de refugio para los inversionistas, tiene mayores razones para estar optimista y relevar el lado claro por sobre las oscuridades que se ciernen, proyectadas desde Europa y EE.UU.
» Creo, en consecuencia, que al periodismo económico chileno le ha faltado un poco más de densidad interpretativa de los hechos noticiables que publica y mayor amplitud de visión del escenario general del que elige y jerarquiza los hechos que debieran ser informados.