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Un día en el Newseum

Por ~ Publicado el 7 agosto 2014

Un imponente edificio de 22 mil metros cuadrados, un sala de cine 4D, un helicóptero en el hall y una misión específica: defender las cinco libertades de la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Visitamos el Newseum de Washington D.C. y esto es lo que encontramos.

El frontis del Newseum en la avenida Pensilvania. Fotografías y video: Patricio Contreras

La Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos dice: “El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios”.

Esa frase, íntegra y en inglés, está tatuada en el frontis del Newseum de Washington D.C., el museo de las noticias inaugurado en abril de 2008 y que, entre muchas colecciones, alberga más de 35 mil portadas de periódicos y casi 9 mil artefactos, desde máquinas de escribir, un trozo de la antena del derrumbado World Trade Center hasta un helicóptero suspendido en el acceso del recinto.

La referencia a la Primera Enmienda no es mera palabrería: más que un museo de noticias, el Newseum trabaja —y su misión así lo indica— para resguardar estas cinco libertades vigentes desde su formulación en 1791. En este museo la “noticia” no sólo es un elemento articulador sino que también emerge como un vehículo de transmisión de todos esos valores que la Constitución de Estados Unidos representa.

¿Cómo se defienden y articulan esas libertades en un museo?

RECORRIDO: DE ARRIBA HACIA ABAJO

El Newseum es un proyecto que puede explicarse en cifras: 22 mil metros cuadrados de edificio, siete niveles, 130 estaciones interactivas, dos estudios de televisión y 456 millones de dólares de financiamiento provenientes del Freedom Forum, filántropos y fundaciones.

La guía de visitantes sugiere iniciar el recorrido desde arriba hacia abajo. En el primer nivel está la sala Annenberg de cine 4D, donde se exhibe el corto “I-Witness!” sobre los pioneros del periodismo estadounidense. Después se recomienda subir hasta el sexto piso en uno de los tres ascensores de vidrio y de ahí comenzar el descenso.

El último piso del Newseum tiene una terraza abierta y permite apreciar una panorámica de la ciudad, desde el Capitolio hasta el Washington Monument, más conocido como Obelisco. Adentro, en tanto, se exhiben las portadas del día de periódicos de todo el mundo —una de las secciones más atractivas del sitio web del museo— y una selección de portadas históricas de distintos países bajo el lema “One Nation With News for All”, que pretende constatar la influencia de la prensa migrante en Estados Unidos.

Pero las portadas, el papel, no son el único elemento distintivo. El Newseum también se destaca por su exuberante despliegue de pantallas —la galería Bloomberg tiene una de nueve metros de altura— y, fundamentalmente, por vestigios históricos donde esas cinco libertades de la Primera Enmienda se han visto amenazadas. Los más imponentes son las ocho secciones del Muro de Berlín situadas en el subterráneo y la galería del 11 de septiembre de 2001 en el nivel cuatro.

El muro de portadas del 12 de septiembre de 2001.

El piso tres —y en realidad gran parte del museo— es un reflejo de sus donantes y financistas, pues las galerías y salas llevan nombres como “Time Warner World News Gallery” y “Knight Studio”, donde graban y transmiten programas de televisión de medios locales (la cúpula del Capitolio es apetecida para eventos como el cambio de mando presidencial). Otros medios y empresas que han participado son NBC, News Corp., HP y Bloomberg.

El NBC News Interactive Newsroom es uno de los espacios más visitados. Un sistema de cámaras permite que cada visitante del Newseum se convierta en reportero y grabe sus propios despachos —leyendo desde un telempromter, con micrófono en mano— desde el frontis de la Casa Blanca o un estadio de béisbol, y luego lo suba a YouTube. Una buena instancia interactiva para hacer el ridículo —mi caso— y reírse.

Un día es ínfimo para la visita (de hecho, la entrada, que cuesta 23 dólares, se puede validar para una segunda visita al día siguiente). En el tintero se nos queda la galería de la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), que especula cómo habría sido la información del conflicto divulgada a través de Twitter; el “Journalists Memorial”, que despliega los nombres de más de dos mil periodistas, fotógrafos y editores que murieron en el cumplimiento de su deber; la Galería de fotos de ganadores del Pulitzer; y, por cierto, la extensa tienda de dos pisos del Newseum, con una diversidad casi ridícula de artículos y accesorios relacionados con la prensa, el periodismo y el oficio reporteril.

Ah, y si usted es devoto del cine idiota y caricaturesco —me declaro fanático—, está la muestra sobre la película Anchorman, que aborda la vida de Ron Burgundy, un lector de noticias machista que se resiste a aceptar el ingreso progresivo de la mujer a los feudos masculinos de los medios de comunicación.

Para seguir a distancia el trabajo del museo siempre están disponibles las plataformas digitales: el impecable sitio web del Newseum y sus redes sociales comoFacebook, Twitter e Instagram.

El Nuevo Herald y el rescate de los 33 mineros, octubre de 2010.

Los periodistas entregan el primer borrador de la historia.

Knight Studio donde Politico.com graba algunos programas.

Helicóptero del canal KXAS-TV en la entrada del Newseum.

La galería del 11 de septiembre de 2001 resalta las portadas de periódicos, objetos y testimonios.

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