“Twitter es, por naturaleza, caótico, lleno de rumor y habladurías”, escribe Neal Mann en College of Journalism. “Muchos periodistas han visto cómo se dispara su número de seguidores cuando se convierten en ‘la fuente’ de las personas para obtener información confiable. Pero con el poder de una gran audiencia llega la responsabilidad”.

Las disculpas de Jon Snow luego de esparcir el rumor | Captura: twitter.com/jonsnowc4
Twitter sabe de rumores. Y de rumores que crecen sin control. Dos ejemplos polémicos son la muerte de Gustavo Cerati y el resultado del test de ADN entre Mario Kreutzberger y Patricio Flores. Ambos casos tienen parámetros comunes: la cuenta de un medio o periodista, reconocidos, difunde información visada por otros medios o periodistas, no por las fuentes oficiales. Cuando se dan por enterados del error se retractan, pero la dinámica de Twitter no suele detenerse en disculpas ni atender rectificaciones.
La semana pasada un nuevo rumor circuló por Twitter, ligado al caso News of The World. La trama fue así: una cuenta falsa de Dan Wootton, ex editor del NotW, tuiteó que Piers Morgan, estrella de CNN, había sido suspendido por estar involucrado en las escuchas ilegales. Jon Snow, hombre ancla del Canal 4 en Gran Bretaña, retuiteó la declaración, pero la modificó de tal modo que parecía una información investigada por él.
Para Neal Mann, columnista del College of Journalism, esto convirtió el rumor en un hecho, pues Snow lo legitimó. Incluso, Blottr, un sitio de noticias británico, puso la noticia en portada pero la retiró después (aunque los vestigios siempre quedan, como pueden ver en el pantallazo obtenido por The Next Web, sitio donde puedes leer un relato cronológico del caso).
“El incidente —escribe Mann—mostró el peligro de retuitear y amplificar un rumor. Twitter es, por naturaleza, caótico, lleno de rumor y habladurías. Como resultado, muchos periodistas han visto como se dispara su números de seguidores cuando se convierten en ‘la fuente’ de las personas para obtener información confiable. Pero con el poder de una gran audiencia llega la responsabilidad”.
La última carcajada de este episodio, una letal cuchillada al profesionalismo, llegó del anónimo autor de la cuenta falsa de Dan Wootton, que escribió: “Periodistas presuntamente respetados no necesitan hackear teléfonos ahora que obtienen todas sus noticias de Twitter @JonSnowC4”.
En una columna, Andrés Azócar, editor de investigación en TVN, reflexionó a partir de un caso parecido —el intento de suicidio de Luis Eugenio Silva—, alertó que “la cobertura del tiempo real no puede transformarse en la flojera del tiempo real” y recordó seguir el abc del periodismo, ahora adaptado al nuevo ecosistema digital: “Cabeza fría, selección de fuente dentro de la comunidad, curatoría de los contenidos, elección de enlaces y distribución responsable”.
Parece que uno de los axiomas ineludibles de la verificación está más vigente que nunca: “Si Associated Press lo difunde, es el error de Associated Press. Si tú lo difundes, es tu error”.