Entrevistas

José Miguel Villouta: “En los medios chilenos existe un fuerte proceso de desintelectualización”

Por ~ Publicado el 22 agosto 2016

No tiene problemas en quedar como soberbio al criticar a periodistas ignorantes o al admitir que no consume medios chilenos. Villouta analiza la televisión abierta, el trato a la comunidad gay, el conflicto entre VTR y TVI, y la segunda etapa de su programa “El Interruptor”.  Dice que le gusta la televisión comercial, pero cuando viene acompañada de ideas. Algo que, aclara, no encuentra aún en Chile. “Cuando bajas el ruido de las noticias, dejas de leer El Mercurio o La Segunda, muteas a líderes de opinión, cuando no pescas nada, te das cuenta que hay otros debates en la sociedad”.

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José Miguel Villouta en el set de “El interruptor”.

Cuando tuiteé que “El Interruptor” volvía con “full libertad editorial” me refería a que podemos hacer lo que queramos. Si analizas todas nuestras entrevistas en el playlist de Youtube tenemos una agenda propia: no seguimos la pauta de nada. Estamos metidos en otros temas y no por soberbia, sino porque la manera de ser un aporte es que cuando llegues a la noche, teniendo las noticias más que analizadas, te entreguemos una idea nueva. El solo hecho de proponer algo así es audaz, porque decidimos que tales temas son los que nos interesan.


No consumo medios chilenos porque no me veo en ninguna parte. Para mí los gay son seres humanos que existen, que también ven tele y que deben verse representados. Por eso cuando hay uno hablando cosas de gay, por muy loca que sea, provoca compañía. Cuando propuse un beso fogoso con Jordi Castell fue para decir que no todo es para el hombre o la mujer heterosexual. TVN es un canal que invisibilizó tanto la homosexualidad en pantalla que cuando hicieron Happy Together no lo vio nadie. ¿Por qué? Porque fue demasiado tarde. Estábamos en otra. En internet o Grindr.


Claro que mi programa no es equilibrado, de la misma manera que un montón de medios no lo son. En El Interruptor nos apodamos “el Ted de los pobres”. El único criterio para seleccionar nuestros entrevistados es que tengan una idea y que nosotros aprendamos de ella. No me interesa la confrontación, tener a dos personas discutiendo.


Cuando bajas el ruido de las noticias, dejas de leer El Mercurio o La Segunda, muteas a líderes de opinión, cuando no pescas nada, te das cuenta que hay otros debates en la sociedad. Quizás no sean tan importantes, pero son los que la gente quiere escuchar. Hay realidades que deben ser tocadas con profundidad como la situación horrorosa en que están las mujeres en Chile. Después de tener a 15 mujeres en nuestro estudio diciéndonos con datos y papeles que esto no da para más, miramos la realidad con otro prisma. Te das cuenta que en ninguna discusión del debate nacional se habla desde el punto de vista del género.


Llevo más de 20 años trabajando en medios de comunicación y sé que todo es un ciclo. La pauta periodística la manejan cuatro tipos, y no estoy exagerando. Edwards, Saieh, etc. Ellos llaman por teléfono y dicen cuando un tema se para o no. Somos hipócritas porque todos hemos estado en esa situación. ¿Y por qué? Porque tu jefe lo dice. Estamos bailando al ritmo de otras personas.


En la televisión abierta ocurre lo que se llama “anorexia corporativa”, que es cuando reduces los costos y la calidad del capital humano, produciendo peor contenido. La gente que trabaja ahí es ignorante. No cachan que la pérdida de audiencia es por las nuevas tecnologías. Me leí  “Top of the Rock: Inside the Rise and Fall of Must See TV”, cuyo autor es el exitoso expresidente de la NBC, Warren Littlefield. Cuando el tipo se fue del canal todo se pudrió, NBC terminó siendo la mierda que es hoy. El secreto de él era contratar a la gente buena para dejarla hacer lo que saben. No había que molestarla porque nunca estarán en tu cabeza, pensando como tú.

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En los medios chilenos existe un fuerte proceso de desintelectualización, demostrando que la brecha educacional no es mentira. Gente que se metió a estudiar periodismo en universidades de pizarrón y tiza, que no les exigieron absolutamente nada y que logran ser funcionales al sistema porque los contratan por 300 lucas. Es por esto que te encuentras con ignorantes, lo que produce una tensión incómoda porque decirlo es políticamente incorrecto. Porque es cierto que tuvieron menos posibilidades. Pero como al que contrata le importa que tenga título y cobre barato, las salas de redacción están llenas de ellos.


A mí me gusta la televisión comercial pero también la con ideas, que no existe en Chile porque no hay creatividad. Me llamó la atención cuando todos estaban pegados con la interpelación a la Ministra Blanco. Me preguntaba cómo los periodistas son tan imbéciles. ¿No saben que en el Congreso se discuten miles de cosas, todos los días? Si existiera un verdadero interés estarían pegados a la pantalla todo el rato. Esa vez fue porque los mandaron.


Entre los periodistas siento ordinariez. Me da lo mismo si me tiro gente encima por lo que estoy diciendo, porque creo que basta. Abran un libro, vean documentales. Yo trabajé en farándula y no podía creer que, de verdad, había periodistas que consideraban a Tonka Tomicic como Julia Roberts.


Mientras más errónea sea la representación de las minorías en los medios, que quiero que mueran, mejor para nosotros. Cuando ocurrió el atentado en Orlando, te mueres las noticias. El tratamiento. Un morbo. Que él se metía a Grindr porque era un gay que se autodiaba. Era lo que querían escuchar estos periodistas ignorantes. Nosotros hicimos un panel donde sólo gay hablaron de lo que pasó y cómo esto nos cambió. Era el programa que había que hacer. Nadie nos viene a decir que tal tema es muy de maricón o que estamos muy feministas. 


Es lo que me pasa con la entrevista de actualidad, esa para pillar a un entrevistado. La encuentro contraproducente. Como la entrevista a José Piñera. ¿Qué sacas con acorralar al tipo si no te contestará? Y quedarás mal. Si quieres decir la verdad, sacar los trapos al sol y provocar efectos en la gente, haz un reportaje. Si lo que quieres es tu ego y que te digan lo bien que te salió a pesar de que no te dijeron nada, mejor arrienda “Frost/Nixon”. El periodismo termina siendo eso, una competencia de quien lo tiene más grande.


En Chile todos tienen un proyecto o una buena idea que esperan que se la aprueben. Y no, trae la cuestión hecha. Nadie invertirá en ti si tú no lo haces. Si a un director de televisión le llevas cinco capítulos de algo bien hecho no lo tirará a la basura. Al estar tan apestados con la mediocridad tienes un pie adentro.


Irnos de VTR nos duele porque se va un tercio de la audiencia, pero nos fuerza a replantearnos, algo que ninguna empresa hace. El escenario cambió heavy: todo está compitiendo con los medios. Pokémon Go, Facebook Live. Como nos achicaron la mochila tendremos la capacidad de qué canal hacer. El escenario está dormido, podemos transformamos en un generador de contenidos de calidad. Ahora, si no hay una autocrítica en el contenido de los tres canales de TVI estamos equivocados. No todo el mundo valora lo que es tener un megáfono y en Vía X mucha gente “pituteaba”, por así decirlo. Y no queríamos eso, sino que fuese su primera pega. Muchos desaprovecharon esa tribuna.


El periodismo en Chile debe estudiarse de manera cuidadosa porque hay escuelas y escuelas. Hay una que, ciertamente, te cría como empleado de Agustín Edwards diciéndote que no puedes opinar o tener punto de vista. Como si lo importante fuese quién neutraliza mejor: como si el público te felicitara en la medida que te cagas a otros.

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