Bob Woodward, el legendario reportero del Washington Post que investigó el caso Watergate, está reuniendo antecedentes para publicar un libro sobre la actual administración de Obama. Un artículo de The New Republic explica en profundidad los problemas que el periodista está teniendo para ganarse la confianza de los funcionarios de la Casa Blanca. Según el artículo, Woodward tiene problemas por el foco su investigación, que se centra en una de las principales debilidades del actual gobierno de Obama: la seguridad nacional.

Woodward, aparte de tener una participación decisiva junto a Carl Bernstein en Watergate, es un exitoso escritor de libros de no ficción, destacándose la serie de cuatro libros sobre la administración pasada de George W. Bush. A pesar de que muchos critican su estilo de reporteo, su relación con las fuentes y sobretodo, su olfato comercial (11 de sus libros han llegado al número 1 de los rankings de no ficción según Wikipedia), Woodward es un personaje de temer cuando está investigando. De ahí, la reticencia de la administración de Obama a abrirle las puertas. Como sea: las tradicionales “fuentes cercanas” al reportero usadas en la pieza de The New Republic dicen que Woodward está hambriento, sobretodo porque su último libro de la saga Bush solo vendió 200.000 copias y quiere que este nuevo emprendimiento se acerque al medio millón que está acostumbrado a vender. Y cuando Woodward está hambriento, dicen esas mismas fuentes, consigue de comer. Le dejen la carnicería abierta o no.