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Autoras del manual sobre difusión de temáticas mapuche: “No se trata de hacer una cobertura positiva o negativa, sino una equilibrada y contextualizada”

Por ~ Publicado el 7 abril 2022

En marzo se lanzó el “Manual de buenas prácticas para la difusión mediática de temas mapuche” para ser utilizado como guía por las y los comunicadores en sus coberturas relacionadas a ese pueblo originario. Su lanzamiento coincidió con la polémica propuesta del nuevo gobierno de generar un material similar. El documento nada tiene que ver con el Ejecutivo: fue elaborado por las periodistas mapuche Paula Huenchumil y Stefanie Pacheco-Pailahual, y editado por la Fundación Friedrich Ebert. Puroperiodismo conversó con las autoras sobre el trabajo detrás de su iniciativa y las principales recomendaciones para que periodistas eviten los estereotipos y la estigmatización de las comunidades.


 

Apenas comenzó su gestión, la ministra del Interior Izkia Siches sufrió un impasse en La Araucanía –cuando no pudo ingresar con su comitiva a la localidad de Temucuicui– y abrió una polémica con políticos argentinos tras referirse al territorio mapuche como Wallmapu. En los días siguientes, criticó la cobertura que hicieron los medios y planteó que junto a la vocera del gobierno, Camila Vallejo, y la Secretaría de Comunicaciones (Secom), estudiaban la elaboración de un manual oficial sobre cómo comunicar de forma correcta y sin estigmatizaciones temas relacionados a los pueblos originarios e inmigrantes.

Más allá de la polémica que se generó en la oposición y en parte del gremio periodístico por lo que se interpretó como una intención del Ejecutivo de pautear a los medios de comunicación, lo cierto es que ya existen diversos manuales con recomendaciones y buenas prácticas para el tratamiento mediático de temáticas sensibles y comunidades vulnerables. No necesariamente como iniciativas de un gobierno específico, sino que de entidades independientes, fundaciones internacionales, la academia u organizaciones de la sociedad civil que trabajan en torno a la libertad de expresión y las mejores maneras de comunicar sin caer en estereotipos ni estigmas sociales. De hecho, ya existe uno relacionado a temáticas mapuche, Siches lo compartió por Twitter y fue publicado en octubre de 2021.

Su nombre: Manual de buenas prácticas para la difusión de temáticas mapuche.

Es el primer manual de este tipo creado en Chile. El denominado “conflicto mapuche” es una concepción que no reconoce la reivindicación del pueblo indígena sobre sus tierras y el uso correcto que proponen sus autoras, las periodistas mapuche Paula Huenchumil (PH) y Stefanie Pacheco-Pailahual (SP), es “conflicto del Estado chileno con el pueblo mapuche”. Ésta y otras recomendaciones están presentes en el manual que contó con el financiamiento de la Fundación Friedrich Ebert. Además, entregan un amplio análisis a la historiografía del pueblo mapuche que han plasmado los medios de comunicación.

Las autoras se conocieron en 2016 cuando estudiaron en España: Huenchumil cursaba un magíster en Estudios Americanos en Sevilla; Pacheco-Pailahual un doctorado en Comunicación Audiovisual, Publicidad y Relaciones Púbicas en Madrid. El 12 de octubre de ese año se reconocieron en una manifestación por la resistencia mapuche en Madrid, y desde ese día que se hicieron amigas y comenzaron a trabajar en conjunto distintos proyectos. Uno de ellos fue el manual.

En esta entrevista con Puroperiodismo, las dos autoras repasan el trabajo que hicieron para su elaboración y los desafíos que enfrentaron, así como algunos de los principales errores y estereotipos que la prensa chilena ha perpetuado en su cobertura histórica de temas mapuche.

Presentación de las autoras en el manual.

Presentación de las autoras en el manual.

–¿Cuánto tiempo les llevó hacer este trabajo que, además de ser una recomendación para periodistas, está basado en muchos textos académicos?

PH: Con Stefanie hacemos una clase en conjunto en la búsqueda de comunicación intercultural en la Universidad La Frontera desde 2020, entonces usamos más o menos esa misma lógica para elaborar el manual. Nos demoramos un año en construirlo y era un desafío que fuera breve, pues dentro de todo, es complejo de resumir. Por ejemplo, la deuda histórica, y nosotras queríamos incluir parte de esto. También lo pensamos para un público que quisiese entender un poco más de lo que se ha estado discutiendo ahora, como la plurinacionalidad, o sea, que también sea útil para para toda la ciudadanía.

¿Cómo fueron organizando la construcción del manual?

PH: La Fundación Friedrich Ebert no estableció fechas de entregas de borradores, lo que nos permitió ordenarnos, tener plazos establecidos. En términos de investigación, como Stefanie tiene más especialización en temas de colonialidad, ella vio más ese tema. Y yo, como trabajo en un medio de comunicación, día a día veo más la parte del racismo en la prensa, así que me enfoque en eso. Fuimos trabajando por Zoom, íbamos escribiendo algunas cosas juntas, otras por separado y también hacíamos un buen trabajo de revisarlo. Yo le revisaba a ella y ella a mí.

En el manual dice que las y los periodistas deben pedir permiso a las comunidades antes de ir y preguntar si se puede grabar o no, para respetar sus tradiciones. ¿Existe desconocimiento al respecto desde la prensa? ¿Debería haber vocerías indígenas? 

PH: No, yo no creo que deberían existir por deber. Es entender que nos estamos enfrentando a otro pueblo, y otro pueblo significa tener otra forma de ver el mundo, otro idioma, otra identidad, territorialidad, etcétera. Muchos periodistas enfrentan dificultades sin ser conscientes de eso. En los temas mapuche no debe haber un trato especial, para nada, pero sí se trata de entender que hay otra forma de relacionarse y que, en esa forma, por ejemplo, existe una autoridad ancestral, en un territorio existe un werkén que son los que llevan la vocería del territorio, un machi o una machi. Si un reportero va al Vaticano, yo creo que se hace todo el protocolo que corresponde para intentar hablar con el Papa o alguna autoridad.

Con el manual uno interioriza conceptos que han sido normalizados y que la misma prensa pone en la mesa, como “conflicto mapuche” o “macrozona sur” ¿Por qué esos conceptos serían errados?

SP: Esto apunta a conceptos que son unilaterales, creados desde un sector que suele quitarse responsabilidad de la situación. El concepto “conflicto mapuche” nace desde la prensa, puntualmente en 1997 con el trabajo que hace la prensa regional en La Araucanía. Entonces, está desacertado, porque es una estereotipación de un fenómeno en concreto en que solo se le atribuye responsabilidad a una de las partes, en este caso a los mapuche, desconociendo todas las deudas del Estado.

–¿Cuál es el concepto más apropiado en reemplazo de “macrozona sur”?

SP: Ese es un concepto totalmente imaginario, porque no tiene ni siquiera validez dentro de la jurisdicción del Estado de Chile. Nosotras consideramos que hay que reemplazarlo y, así como se menciona a los territorios según la denominación que el mismo Estado les da (regiones, provincias, etcétera), hay que comenzar a utilizar la geopolítica mapuche. Así como las personas tienen derecho a que se les llame por su propio nombre, también se debe hablar del territorio que corresponde, porque si somos un pueblo vivo, también tenemos un territorio vivo y el Wallmapu no solo es un espacio físico, sino también habitado por otras dimensiones.

Otras recomendaciones para abordar el tema mapuche

¿Cuál es el punto de entrada para poder cubrir desde adentro el tema mapuche e incluir sus voces?

PH: Efectivamente hay comunidades que pueden ser más herméticas o desconfiadas, pero en base a una historia de desigualdad que ha existido en la prensa, de criminalización de la protesta, de criminalizar a un dirigente o autoridades ancestrales. Entonces, es sumamente normal cuando existe una desconfianza hacia los medios desde las comunidades. Como el caso de la machi Francisca Linconao en su actual rol en la Convención Constitucional.

¿Creen que el enfoque tradicional en la cobertura de temas mapuche es por decisión editorial?

PH: Hay mucho de decisiones editoriales en las coberturas que se han realizado hasta hoy. Y es difícil que esa cobertura y que esas decisiones editoriales cambien mientras los dueños de los conglomerados sigan teniendo conflictos de intereses. Si son dueños de cierta empresa, además de los medios de comunicación, es complicado. O sea, el mismo noticiero de Canal 13 es auspiciado por Empresas CMPC (holding forestal y papelero del Grupo Matte), entonces las forestales son un tema. Cómo no vamos a cuestionar es esa cobertura, si los auspicios vienen de una parte fundamental del conflicto. No se trata de hacer una cobertura positiva o negativa, sino a lo que apelamos, como con cualquier tema, es a una cobertura equilibrada y contextualizada.

¿Cuál sería la forma más apropiada para referirse a las organizaciones mapuche que realizan acciones violentas por la reivindicación de sus tierras, como por ejemplo, la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM)?

PH: Hay que entender que hay diferentes movimientos y manifestaciones. Si uno está cubriendo ese tema, hay que saber los nombres de las organizaciones y, obviamente, saber parte de su historia. Hay organizaciones que validan la violencia, por ejemplo, el caso de la CAM, quienes realizan acciones de sabotaje a maquinaria forestal, pero ellos son enfáticos en decir que no atentan contra la vida. Se tiene que averiguar lo más posible, porque también hay montajes. En general, estas agrupaciones se adjudican actos, lo publican y generan comunicados. Si somos periodistas y estamos reporteando, no vamos a creer en el primer panfleto que veamos en la calle, sino que vamos a reportear y vamos a ir más allá y tratar de acceder a todas las fuentes posibles.

¿Qué medio de comunicación recomiendas para informarse sobre el tema mapuche?

SP: Dentro de los ejercicios de resistencia también hay un par de medios mapuche que vienen hace un tiempo ya ejerciendo contra información. Estamos hablando de Mapuexpress, que lleva más de una década, o los casos de Radio Kürrüf (rvrruf) y Eco TV, que hacen un muy buen trabajo local. También lo que está haciendo Interferencia es importante, pues se ha abierto dentro de las líneas de investigación directa, lo mismo que CIPER.  El Aukin es un buen medio. También las mismas organizaciones mapuche están utilizando mucho las redes sociales para contrastar información y también a veces son una fuente directa para poder saber qué es lo que está pasando.

¿Qué piensas de la polémica en la que se vio envuelto el gobierno de Gabriel Boric con su propuesta de elaborar un manual similar al de ustedes? Algunos sectores políticos lo tildaron de censura.

PH: A mí me sorprendió un poco la polémica, pero bueno, nosotras ya teníamos planificado empezar la divulgación en marzo. Y, claro, existe esta polémica porque Izkia Siches twittea el manual. Si hubiese ganado (José Antonio) Kast, también lo habríamos publicado en marzo, y probablemente no se hubiese generado esa polémica. Paradójicamente hubo, nuevamente, una mala cobertura. Fue más bien oportunismo político.

Dice el manual: “La simbología sobre el mapuche se origina en algunas crónicas, como las de Alonso de Ercilla, quien describe de manera fantástica y épica al mapuche, destacando sobre todo su capacidad guerrera. Dicho rasgo se halla instalado en la memoria de la sociedad chilena y los imaginarios dominantes han jugado con ese concepto, que se utiliza incluso para degradar la imagen del mapuche, subrayando esta bestialidad y violencia ‘intrínseca’, que no le permitiría alcanzar la civilización y/o la paz, propiciando ‘eternos’ escenarios de violencia y caos contemporáneo”. ¿Creen necesario terminar con esa definición del pueblo mapuche como guerrero?

SP: ¡Basta de ese imaginario, de que la única manera de responder es a través de la violencia! Es una visión primitiva y ahí hay una intencionalidad que es completamente nociva al interior del pueblo mapuche. Hoy una de las únicas vías es ser un weichafe. Y ser weichafe es sumamente delicado: implica arriesgar tu vida y también una connotación de masculinidad que yo no sé si es necesaria. No sé si todos los jóvenes mapuche tienen que arriesgar su vida, morir por la causa o ser justamente estos guerreros que resisten a todo. Nuestra gente también está fragmentada; nuestra gente resiste, pero al mismo tiempo hay serios problemas en las comunidades, en los lof, respecto a cómo significa vivir todo el momento en guerra. Eso es muy complejo a nivel de sensibilidad y, justamente, de salud mental. No es sano que un pueblo solamente se distinga por ser guerrero, que su único camino sea ser weichafe.

¿Creen que sería bueno establecer normas desde el Colegio de Periodistas de Chile para tratar el tema mapuche, o desde entidades públicas, como el Consejo Nacional de Televisión?

PH: No sé si establecer normas, pero sí creo que deben existir orientaciones. Bueno, así como sucede, por ejemplo, en temas de perspectiva de género, para no repetir conceptos como “crimen pasional”. Son cosas que no pueden suceder en el periodismo. Yo creo que es complicado generar sanciones, pero se debería comenzar a regular y concientizar.  No sé qué podría regular el Colegio de Periodistas, pero sin duda creo que tiene que ser un tema que se comience a hablar en las escuelas de periodismo, que se hable entre comunicadores.

*Ver y descargar el manual: 

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