Opinión

Teleseries: Ya no somos los mismos

Por ~ Publicado el 12 marzo 2009

Por Lyuba Yez*

{*Profesora e investigadora Escuela de Periodismo UAH}

Desde hace unos cinco años que marzo ya no es como antes. No me refiero a cambios en las cuentas por pagar que tanto perjudican nuestras cuentas corrientes, tampoco al bajón post vacaciones, sino a aquella clásica “guerra” que los grandes canales libraban con todo para que sus producciones dramáticas obtuvieran la mayor audiencia.

Los espectadores de los noventa se instalaban con tiempo y ansiedad frente al televisor minutos antes de que empezara la teleserie escogida. Los hábitos culturales y sociales aún tenían un margen de tiempo a favor y el horario de las 19.30 a 21 horas era considerado “familiar”, por lo que las temáticas buscaban abordar distintos grupos etáreos y también socioeconómicos: además de la historia de amor de rigor, no faltaba el mundo de los ricos, y también el de los pobres, los personajes populares buena onda y en el caso de TVN en la era Sabatini, el elemento social. Pero la era Sabatini murió el día en que “Los Capo” (2005) salió al aire con actores hablando en italiano y subtitulada de principio a fin. El público, agotado en los primeros quince minutos, se dio vuelta la chaqueta y saltó a “Brujas”, la producción de Canal 13 sobre regias empleadas domésticas. “Brujas” bordeó los 40 puntos de rating promedio y “Los Capo” no superó los 15.

Hoy los canales si siquiera anuncian cuándo parten sus culebrones y de repente ¡paf! nos encontramos con el primer capítulo de “Cuenta Conmigo, te quiero a morir” (Canal 13) debutando en horario prime en la mitad de un reality. ¿Guerra sucia? No lo creo, más bien pura desesperación ante los escuálidos ratings que alcanzan las teleseries de las 20 horas.

La historia de las teleseries ha cambiado, ya no son necesariamente la fuente de mayores ingresos para los canales (más pueden serlo, en el caso de TVN, las producciones nocturnas), los canales les tienen fe, aunque no en exceso, y el público ya no es tan fiel. Si bien otros, como Chilevisión, han apostado por las teleseries, algo pasa con el público que ya no prende como antes.

Después del fenómeno “Machos” en 2003, el área dramática de Canal 13 ha ido en picada: el público no enganchó con la extraña oscuridad de “Tentación” ni con la recreación de los 60 en “Hippie”, al año siguiente. Al mismo tiempo, los ratings empezaron a bajar y las producciones de los canales grandes sumaban el promedio de rating de una teleserie exitosa, o menos. Atrás quedaron los más de 50 puntos de rating de “Amores de Mercado”, la recordaba producción de TVN que luego se vendió al extranjero.

Una explicación para esto podría ser el tipo de historias, quizás la gente ya no cree en las historias que les cuentan a las 20 horas. Por algo no enganchó con los Alfa Y Beta de “Descarado”, con la caricatura de Di Girolamo en “Viuda Alegre” o el suspenso caribeño de “Don Amor”. Las parejas exitosas de antes tampoco son garantía de algo: Arregui-Bodenhöfer aún pelean punto a punto con la nueva pareja protagónica de TVN y el éxito Swett-Zabaleta se movió en discretos 20 puntos de rating y se acercó a los 30 en el último capítulo de “Hijos del Monte”. La prensa publicó que la producción había “arrasado”, algo impensable 10 años atrás, cuando el éxito se asociaba a más de 40 puntos y la paralización de medio país.

También ha aumentado la oferta: más teleseries disponibles y nuevas propuestas como series y sitcoms. Si a eso sumamos la masificación de la televisión por cable y las posibilidades que ofrece el computador, la verdad es que no es necesario estar a las 20 horas en punto pendiente del televisor si, en la mayoría de los casos, se puede ver el capítulo por Internet. Así, se segmenta la atención y cambian las costumbres.

Lo cierto es que ya no hay historias potentes y nuestras. Tanta experimentación con el género, alargues innecesarios y trucos histéricos nos alejan de las teleseries. Tampoco tenemos tiempo para verlas o simplemente no las creemos. Una pena, lo que me recuerda que cuando vi “Los 80” pensé, con nostalgia, que antes vivíamos más cerca y más seguros.

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