En julio de 2018 fundó Interferencia, diario digital chileno “100% independiente” que cuenta con un modelo de negocio basado en suscripciones. Así, explica, existirá un alto estándar de contenido y no someterá a sus lectores con información irrelevante. “Si lees Emol, la mitad de las noticias parecen de portales basura. Mira el increíble gol, la insólita hazaña”, critica. A continuación, una conversación sobre el clic rápido, el rol actual de los medios, las incoherencias de sus propiedades, un poco de TVN y de qué forma se mueve “la puerta giratoria del periodismo, la política y las empresas”.
Si Víctor Herrero tuviera a 20 personas en su equipo, como dice le encantaría que sucediera mientras conversamos en un café de Lastarria, habría más secciones. Cultura, música, libros. Lanza ejemplos con añoranza y cierta proyección de la mirada que se interrumpe por su cigarrillo, ansioso de un cenicero. Como no las tiene, porque su equipo se conforma de cinco periodistas fijos y otros colaboradores, “tenemos que escoger nuestras batallas. Soy de la vieja escuela que piensa en fiscalizar al poder como uno de los roles principales de la prensa. Y me refiero a todo tipo de poderes, porque pueden ser nacionales, locales, eclesiásticos. A partir de ahí vas adornando”.
Víctor Herrero, periodista, investigador, académico, habla de Interferencia, un “periódico digital 100% independiente del poder. De cualquier poder, sea el del gran dinero o el de la política”, como se lee en su sitio web. El autor de “Agustín Edwards Eastman: Una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio” (Debate, 2014) y de “Después de vivir un siglo: biografía de Violeta Parra” (Lumen, 2017), fundó este medio en julio de 2018 con el fin de publicar historias que merecen ser contadas por su veracidad e interés público.
Esta idea venía rondando desde 2007, con un primer intento que “nunca llegó a ver vida”. Lo siguió otro a finales del 2013, pero tampoco se concretó. Fue en enero de 2018, tras la última elección presidencial que ganó Sebastián Piñera, que para Herrero fue cada vez más habitual conocer nuevas historias políticas cada día. “En ese momento me ponía a pensar a quién venderle este artículo por 200 lucas [350 dólares]. ¿A quién? ¿El Mercurio que no me publica? Retomé la idea del medio en enero del 2018. Pensaba, aunque fuese un blog, que era mejor escribir para mí o mi medio”.
Pasa una escandalosa moto al lado de nosotros y con cierta ironía dice que aún se pregunta si estaban las condiciones para lanzar el medio. Para hacer lo que hizo sabiendo que la clave es el financiamiento. La mesa cojea un poco y recuerda cómo Agustín Edwards McClure, dueño de El Mercurio, quiso desbancar a su competencia, “El Ferrocarril”, el gran diario chileno de la segunda mitad del siglo XIX que empezó a sucumbir ante su poder económico. Herrero compara la irrupción de Interferencia: “Fue como decir ‘ya, haré un diario para desbancar a El Mercurio’. Y tardó, como 15 a 20 años, siendo el hombre más rico de Chile. Pero lo hizo”.
Sin la intención de imitarlo, con menos recursos y profesionales, Herrero habló con su futuro equipo y en conjunto decidieron lanzarse. Había plata para cinco meses, por medio de un crédito que pidió su señora. Hoy apuntan a un modelo de negocio basado en suscripciones, que requiere el compromiso de sus lectores.
—Hoy en día es muy difícil lanzar y, sobre todo, mantener un medio. ¿Cómo lo harán ustedes?
Efectivamente el momento es muy malo, en general. En el caso específico de Chile, sobre todo este año en que hubo muchos cierres de medios [estas palabras fueron previas al cierre de la Revista Cosas luego de 42 años de circulación], también abrieron otros. Pauta, radio y web, financiado por un holding empresarial como la Cámara Chilena de la Construcción. O Clever, con la Beatriz Sánchez y un empresario cercano al Frente Amplio. Cuando mueren medios también nacen otros y nosotros lo hacemos en este clima, sin pensar que existan momentos óptimos o malos para hacerlo. Ahora, creo que toda la industria que conocimos durante 50 a 60 años hoy está colapsando por el tema digital y, por lo mismo, nadie tiene el santo grial.
—Yo creo que aún pasamos por procesos de experimentación.
Al mismo tiempo los medios tradicionales de los grandes como Copesa o El Mercurio —me quedaré siempre en la prensa escrita— tienen una estructura de costos altísima por el papel. Por lo mismo existirían oportunidades para pequeños desafiantes como nosotros y no te quiero decir que destronaremos a Emol, pero las oportunidades están ahí.
—¿Por qué apostaron por un modelo de suscripciones?
Más importante que eso, estamos apostando a un modelo comercial que permita sustentarse y ojalá crecer de manera orgánica, pequeña. Uno puede tener la mejor intención de periodismo del mundo pero si no hay lucas no puedes hacer mucho. Al contrario de lo que se piensa, la gente sí paga por ver contenido exclusivo en internet como Netflix. Un segundo factor es la crisis política que se vive en occidente, con los temores y falencias de las democracias actuales. El auge de la neoderecha, la inmigración, hay muchos fenómenos que preocupan a muchos y se necesitará de un buen periodismo. Sin complejos pero de manera seria. Vale decir, creemos y hemos visto en otros países que hay una masa crítica suficiente, que está dispuesto a financiar un medio así. Con pequeños aportes, tres lucas [cinco dólares] al mes.
—¿Pero alcanza?
Es un modelo que necesita mucho tiempo para madurar. La pregunta es cómo ganamos ese tiempo y veremos en el camino si resulta o no, porque tendremos que hacer algo. Para mí, algo que es fundamental es que no entraremos por la carrera del clic y Google Ads. Bajo ningún motivo.
—¿No adhieres a ese sistema? Tan llamativo de los medios actuales.
Está bien, todos nos tenemos que sostener. Si se puede, bienvenido, pero nosotros somos nuevos y apostamos por los contenidos. Los modelos de tráfico atentan contra eso, tarde o temprano. Pones cierto título, cierta foto y paf, se dispararon las visitas. Recibiste un poco más de ingreso pero comenzaste a volverte esclavo. Yo no quiero que eso ocurra. Si lees Emol, la mitad de las noticias parecen de portales basura. “Mira el increíble gol…”, “La insólita hazaña…”. Es como hueón.
—¿Pero han pensado en incorporar avisaje para financiarse?
Sí, nosotros no somos anti-avisaje. Lo queremos pero somos pequeños, nuevos, el mundo de las grandes empresas es muy conservador. No me refiero a lo político, sino que en las actitudes. Somos chicos, nos falta volumen y nuestra idea es apuntar a empresas más B, medianas que no logran entrar a los grandes medios por lo caros y que aquí pueden tener espacio. Se asociarían, por otro lado, con una marca que hace periodismo más combativo.
—Mi visión es que los medios grandes que mencionas no cuestionan al poder. Sí, hacen una cobertura pero no existe una vigilancia “de perro guardián”, como se enseña en las escuelas de periodismo. ¿Lo crees así?
Absolutamente. El tema es que no solo es una cobertura del poder como dices, sino que también son parte de ese poder. ¿Cómo Pauta cuestionará las redes de poder de empresarios y políticos si son parte de eso? El grupo Edwards, Álvaro Saieh en Copesa, esto ha sido una gran anomalía en Chile. Muchos medios tradicionales están en manos de grandes empresarios que comparten una visión ideológica. Que compiten pero en el golpe chico, no en la búsqueda o fiscalización. Se me ocurre un modelo como el gringo, donde puedes ser dueño de miles de emisoras pero siempre en el ámbito de las comunicaciones. En Estados Unidos no puedes ser dueño de un medio y además de un banco, lo que en Chile sí.
—Es cosa de mirar los directorios.
Y lo más escandaloso es que los chilenos no veamos lo escandaloso que es eso, cuando el rol de los medios es fiscalizar, informar y entretener también. Nadie más allá de nuestro círculo de entendidos como los periodistas dice “oye, ¿cómo puede ser eso?”. En serio: ¿cómo creeré tu cobertura financiera si eres dueño de un banco?
—¿Adhieres al modelo gringo que mencionas? Mucha propiedad, pero en una persona.
No puedo decirte que adhiera a ese modelo pero sí que es una posible salida. Hay muchas maneras. Por ejemplo, hablamos de la televisión pública. Por favor, TVN de público no tiene absolutamente nada. Desde su programación a su modelo de negocio.
—Igual a un canal privado.
Uno puede ver el sistema británico, el sistema alemán, que se financian con impuestos pero eso aquí ya sonaría como a comunismo.
—¿Ves imperante, como el caso de Argentina, una ley de medios?
Claro. Como nuestra prensa —la mayoría y no todos porque no seré tajante— compartía los mismos criterios todos decían que esa ley era malísima y que intervendrán al pobre grupo Clarín. Dicho sea de paso, pobre grupo Clarín y la Ernestina Herrera del Roble [empresaria argentina que falleció el 2017, viuda del fundador de Clarín, Roberto Noble] era una de las mujeres más ricas del mundo. Hay una pelea de poder, pero salieron estudios de que la ley de medios en Argentina contribuyó a la creación de medios, muchos regionales y con otros puntos de vista, democratizando la información. Yo no soy kirchnerista pero, aquí en Chile, los medios presentaron esto como el demonio porque temen que aquí pase lo mismo. Es una autoprotección.
—¿Cuál es la idea de periodismo que manejan en Interferencia? Porque se ve algo distinto desde cómo plantean sus pautas
¿Sí? ¿Tú piensas? ¿Por qué?
—Cuando leí su reportaje de las prácticas antisindicales de la Radio Biobío, más allá de lo que uno escucha de lo que sucede en dicho medio, hicieron una cobertura criteriosa y seria con respecto a lo sucedido. En otros medios, si es que cubren temas así, no se da tan riguroso. Como que se fueron a huelga y que esta acabó por tal o cual medida.
Sí.
—Ustedes hicieron una descripción de los casos ante situaciones que, incluso, fueron de acoso laboral.
Antes de tratar de definir un periodismo, porque puedes tener una idea general y el resto es sudor, nosotros creemos que además de política y las empresas cubriremos a la prensa como industria y el empleo. Este último, más allá de la cesantía del momento, es otra de las grandes transformaciones de nuestra era. Los medios tradicionales te cubren 100 por ciento pro empresa y los de nicho más a la izquierda, como los pobres trabajadores o que se levantaron barricadas. A mi juicio no sirve lo uno ni lo otro.
—¿Y cuál cobertura sirve?
Nosotros hacemos periodismo, a qué me refiero con eso. En Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, España, lo más común del mundo es que si hay un conflicto laboral se mire a la empresa. Se estudia y analiza sin alabarla sino que viendo qué sucede. Eso en Chile no lo hace nadie porque el modelo es más proempresa que promercado. En general, los medios tradicionales chilenos son profundamente anti-trabajadores. Cuando los mineros reciben bonos de fin de conflicto titulan que se llevaron 15 palos y todos se enojan por tanta plata que ganan. ¿Y cuánto fue el bono de fin de conflicto para el ejecutivo? Esa cobertura provoca eso.
—Un punto importante que mencionaste y que siempre me llama la atención es que nunca veo que un medio critique a otro. Bueno, excepto TVN al ser televisión pública.
Que les encanta.
—Y no he visto algo relacionado a despidos masivos o cierres de medios, como ha sido en televisión y papel. Para mí eso es resguardarse entre poderes. ¿Lo ves así?
Sí, podría ser eso. También costumbre. La prensa es un poder, un actor, sobre todo la que se maneja desde los empresarios. Por lo tanto, merece ser cubierta desde un punto de vista económico, financiero, laboral. No podemos hacer una excepción gremial.
—Cuando también somos actores relevantes.
Y nadie habla de la puerta giratoria del periodismo, la política y las empresas. A mí Cristián Bofill me crió como periodista y en su minuto creo que fue uno de los mejores de Chile, y ahora es asesor de Luksic. Guillermo Turner tuvo carrera de economía en el Diario Financiero y La Tercera, y hoy es asesor de Matte. Si esto se lo cuentas a un gringo dudará de toda la cobertura anterior que tuvieron esos medios sobre el determinado grupo empresarial. Ahora, un grupo importante de periodistas se pegan un salto importante a la empresa o gobierno porque ganan más lucas y nosotros estamos mal pagados. A priori están en su derecho. El tema es que te compromete a la hora de cubrir.