El siguiente es el discurso de despedida que Jorge Cabezas, por entonces Director del Departamento de Prensa de TVN (hoy en Canal 13), leyó el sábado 8 de mayo de 2010 en la iglesia San Francisco de Salles. Después, el cuerpo de Rodolfo Paredes fue cremado en el Cementerio General.
Querido Rodolfo:
Seguramente no estarás tan contento con esta invasión a tu apreciada privacidad.
Y desde luego estarás algo molesto viendo como hoy nos paramos frente a esta audiencia para hablar de ti.
Pero esta vez no te queremos hacer caso, porque necesitamos que escuches con atención.
Te lo dije en persona y lo reitero públicamente: eres un profesional ejemplar.
Cuando el periodismo televisivo recibe esas majaderas críticas que de vez en cuando lo atacan, emergen personas como tú que, armadas de rigor, cultura, amor por el lenguaje y sensibilidad social, levantan muros para convertir esas quejas en minucias.
Nadie como tú pudo desplegar con tanta nobleza y generosidad el ejercicio de esta profesión. Fuiste asistente de producción, productor, periodista, editor periodístico, traductor simultáneo, productor ejecutivo, realizador, conductor, maestro de periodismo y, muy especialmente, un buen compañero de trabajo… el mejor.
Tu tarea docente, ejercida en los escritorios de los recién llegados, permitió obtener la mejor cosecha de TVN. Y es que esa mágica combinación de rigor con humanidad resultó ser el medio perfecto para revelar, como una tradición autoimpuesta, las verdaderas claves que sustentan el buen periodismo televisivo.
También, querido Rodolfo, tenías esa otra faceta: Tu inteligente sarcasmo que a veces no dejaba títere con cabeza tras una evaluación implacable de la que ninguno de nosotros quería ser protagonista. Nos sacabas una sonrisa cuando veíamos como esa furia volcánica llena de sobreexigencia se convertía casi por arte de magia en una de tus múltiples muestras de afecto rubricadas con la delicadeza de un chocolate.
Nada pudo escapar a tu omnipresente radar emocional: siempre atento, siempre vigilante. Arropado de discreción y silencio no dejaste escapar ninguna de las penas de los que te rodearon. Y te movilizaste, con ese ejemplar don de ponerte en el lugar de los otros, para dar con la recompensa indicada que sobre las mesas de trabajo aparecía como un regalo misterioso y balsámico.
Parecías un solitario empedernido, pero eras un hombre gregario. Aquí en nuestro Departamento de Prensa encontraste el espacio para desplegarte humana y profesionalmente. Aquí fuimos bendecidos cada semana con tus destrezas culinarias que nos deleitaban con una pastelería que nacía al calor de tus propias manos.
La cocina sigue siendo esa ancestral costumbre humana movilizada por el afán de regalar sabores y delicias a los que queremos. Nosotros fuimos privilegiados testigos y catadores de los mil sabores de esa repostería alemana que se repartía en una mesa común donde todos eran invitados, pese a la siempre egoísta voracidad de algunos, muy pocos, que te paraba los pelos.
Pero no sólo horneaste esas exquisiteces.
De tu pluma nacieron las mejores historias de nuestros programas de reportajes.
De tu liderazgo, crecieron equipos de trabajo que todavía siguen vigentes al calor de tu entusiasmo y exigencia.
De tu organización perfecta brotaron grandes coberturas y, hace un año, uno de tus mejores legados: el canal de noticias 24 Horas de TVN.
Y de tu alma inquieta e imparable, venía ahora la tarea de convertir nuestro Departamento de Prensa en un Centro de Noticias que se alistaba para este futuro-presente donde la tecnología multiplica la forma de entregar nuestros contenidos.
Así te sorprendió esta muerte prematura.
Acababas de estar en tu país preferido –Suiza—la cuna de una de tus pasiones mayores: los relojes. Terminabas de reportear un congreso mundial de cáncer y de visitar cuatro de los mejores centros de noticias del mundo en Ginebra, Londres y Madrid.
En este regreso, atraído por esos ñoquis que te esperaban en la mesa de tu mamá, te dormiste para siempre con la suavidad que se lleva la vida de los hombres buenos como tú: en pleno sueño y esta vez en el cielo.
Esta partida prematura e inesperada nos deja con esa tarea imposible de reemplazarte. Este adiós no significa que te vas, porque en realidad te quedas entre nosotros como siempre, exigiéndonos rigor y buscando sueños.
El nuevo centro de noticias será el mejor homenaje a tu estirpe.
Porque allí, estoy seguro, estarán plasmados todos los atributos que te hicieron único entre nosotros: rigor, verdad, búsqueda inquieta y curiosa para hacer de Chile un mejor país.
Descansa en paz.