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Retos y desafíos: seminario iberoamericano abordó el rol del periodismo en las protestas sociales

Por ~ Publicado el 16 diciembre 2019

Por medio de una transmisión vía streaming, la Fundación Gabo reunió a Isabela Ponce y Miquel Molina —directores de GK (Ecuador) y La Vanguardia (España), respectivamente— junto a la destacada periodista chilena Mónica González, para reflexionar sobre los desafíos del periodismo a la hora de cubrir movilizaciones sociales. La reflexión de los medios, la estigmatización de la protesta y la postura ante excesos de instituciones como la policía, fueron algunos de los temas más importantes de la jornada y que Puroperiodismo reunió en esta relatoría.


La semana pasada se realizó un encuentro digital con tres reconocidos periodistas de habla hispana, quienes reflexionaron sobre los Retos para el periodismo en la cobertura de la protesta social, como se llamó a este seminario web organizado por la Fundación Gabo. 

Isabela Ponce se unió a esta transmisión vía streaming desde Ecuador. La cofundadora y directora editorial de GK, medio digital centrado en temas de género, medioambientales y de la situación indígena de su país, fue invitada para hablar sobre la cobertura de la realidad ecuatoriana en los últimos meses, tras la ola de manifestaciones sociales ocurridas entre el 2 y 13 de octubre. 

Miquel Molina, por su parte, se conectó desde Barcelona, España. Una ciudad que en el último tiempo también ha vivido manifestaciones —en este caso, independentistas— por la que La Vanguardia, medio informativo del que es director adjunto, ha informado para todo el mundo. 

En un último recuadro de la transmisión estuvo Mónica González, cofundadora del Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER) —medio que dirigió hasta comienzos de este año— y la más reciente Premio Nacional de Periodismo en Chile, dado que este año recibió el galardón por su trayectoria profesional, tanto en dictadura como en democracia, y por su apego a la ética que debe tener todo profesional del periodismo. 

A continuación, una recopilación de Puroperiodismo con los mejores momentos de esta actividad que convocó a más de mil usuarios conectados.

Críticas a las coberturas

Con un leve retraso de 10 minutos, este seminario comenzó con la bienvenida de Daniela Buelvas, coordinadora editorial de la Fundación Gabo. Ella presentó al moderador de la jornada, Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética de la FNPI que —luego de los saludos correspondientes— partió preguntándole a Mónica González sobre el origen de las movilizaciones sociales en Chile.  

La periodista y miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabriel García Márquez, explicó que el estallido no fue por el alza de 30 pesos en el boleto del metro —como se dijo en un comienzo—, pero sin duda que eso fue un detonante para una población que hoy exige una nueva Constitución y mayor igualdad económica, social y política a lo largo de su territorio.  

En ese sentido, recalcó la responsabilidad que tienen los medios con sus coberturas, ya que la ética sería fundamental en un ambiente como el que se vivió cuando “Chile despertó”. Sobre todo, dijo durante la transmisión, porque hoy existe una desconfianza general hacia el trabajo de la prensa. Mónica González hizo hincapié en que el rol de los periodistas es hacer la diferencia en la comunidad en que nos encontremos, ya que podría verse fácilmente influenciada por noticias falsas.

Foto: gentileza Fundación Gabo

Foto: gentileza Fundación Gabo

—La diferencia —dijo González— es que hoy no estamos contando todo, porque hay mucho periodista trabajando en la industria de la defensa de la riqueza y en la de estas noticias falsas. Lo que enfrentamos hoy no son noticias falsas, eso lo hemos tenido siempre, lo que enfrentamos hoy es una industria de noticias falsas que tiende a hacer que el ciudadano se atemorice, que tenga miedo de la protesta.

Tras sus palabras, Restrepo se refirió a “El baile de los que sobran”, la canción de Los Prisioneros que se volvió un himno de la protesta ciudadana en Chile. Recordemos que su efecto fue tan grande que sus estrofas traspasaron fronteras e, incluso, fueron entonadas en las últimas manifestaciones en Colombia. Bajo ese punto, le preguntó a Isabela Ponce sobre cómo fue la situación en Ecuador, sobre todo por esa parte de la canción de la banda chilena que dice “nadie nos quiso ayudar de verdad” y que el periodismo debe considerar, cuando se trata de cubrir las demandas de los más desfavorecidos.  

Ponce coincidió con su par de Chile explicando que el estallido ecuatoriano también tuvo como detonante la noticia del alza del precio de un producto. Específicamente, fue el aviso de la eliminación del subsidio a los combustibles. No obstante, enfatizó que esa no fue la única causa y lo recalcó con lo que sucedió antes, cuando Rafael Correa estaba en la presidencia, donde muchos medios cubrieron las demandas indígenas como una manera de ejercer una verdadera presión en contra de ese mandatario. Hoy, con Lenin Moreno en el poder, ve un camino distinto, ya que los medios tendrían notorias diferencias en sus coberturas. Mientras algunas enaltecen las movilizaciones, otras las cuestionan. 

—Yo creo que los medios tuvimos y tenemos una responsabilidad muy grande, (…) en cómo estamos contando estas desigualdades y no en el momento en que estallan, sino que antes. —afirmó Ponce.

Haciendo referencia a los comentarios de las invitadas, Restrepo se dirigió a Miquel Molina para consultarle sobre la situación en Barcelona, tras las movilizaciones de este año que exigían la independencia catalana. 

Para contextualizar, el director adjunto de La Vanguardia explicó que este caso fue más complejo que el de Chile y Ecuador porque en España se vive una identidad nacional dispar, la que exacerbaría muchas emociones y de la que los medios no pueden quedar ajenos. 

—Hay una complejidad añadida en las redacciones de Cataluña, que están partidas entre gente de una sensibilidad u otra, respecto a la independencia. Y esto ha puesto a prueba los estándares éticos de nuestra profesión. 

Estigmatización

El mediador tomó una pausa para contar que algunos medios colombianos catalogaron a los manifestantes como “desocupados”, gente con tiempo que colmaban las distintas movilizaciones en su país. Por eso le preguntó a Mónica González sobre cómo se puede evitar caer en eso, en estigmatizaciones como la del ejemplo que mencionó. La periodista chilena comentó que, pese a ser un asunto difícil, existen guías con las que se puede lograr. 

—Hay que diferenciar el manifestante del otro, pero el otro es hijo nuestro, el que rompe todo es hijo de esta sociedad —dijo González, quien puso hincapié en el rol del periodismo.—Nosotros contribuimos a la violencia cuando no permitimos que hablen, cuando no permitimos que digan qué le pasa a las masas.

Restrepo siguió con el hilo de la estigmatización y el intento por unificar los motivos de los manifestantes, por lo que le consultó a Isabela Ponce sobre este tema en el caso de las movilizaciones en Ecuador. 

Foto: gentileza Fundación Gabo.

Foto: gentileza Fundación Gabo.

La cofundadora de GK dijo que sí, que estaban los indígenas, los trabajadores, los transportistas, los estudiantes y todos quienes se manifestaron por sus derechos. No hubo distinción, pero sí un grupo violento, que ella catalogó como “gris”, que volvió difícil el ejercicio por no estigmatizar. Incluso, recordó que una situación realmente complicada fue el ataque simultáneo a dos medios de comunicación —El Comercio y Teleamazonas—, donde la cobertura de su equipo periodístico se centró en cubrir ambos hechos de manera independiente, sin dar a entender que detrás podía existir una organización encargada de atacar medios.  

Tras lo dicho por Ponce, a Hernán Darío Restrepo le pareció importante conocer la mirada de Miquel Molina sobre el trato hacia la prensa en España, dado que en distintos países latinoamericanos se han dado casos de violencia similares. 

El director adjunto de La Vanguardia respondió que no vio nada parecido a lo que sucedió en Ecuador y reiteró que lo más fuerte se vivió en las salas de redacción, donde la sensibilidad estuvo a flor de piel al conocer imágenes que luego darían la vuelta al mundo, como las enormes barricadas en las calles de Barcelona. 

—Intentamos no estigmatizar, pero es verdad que son situaciones que en su momento crearon bastante peligro. Barcelona es una ciudad muy arbolada y los contenedores (de basura) están cerca de las casas, lo que genera situaciones de auténtico peligro de que el fuego llegara a las casas —mencionó el también autor de El Everest en hora punta (Viena, 2006) y Alerta Barcelona (Libros de Vanguardia, 2019). 

Seguridad

Refiriéndose a la situación colombiana, el moderador quiso entrar en el tema del deber policial y el uso de armas no letales ante la población. Para ello, le preguntó a Isabela Ponce sobre el dilema ético de contar o no aspectos que hoy se conocen más rápidamente, gracias al mayor acceso a la información por medio de la tecnología. Un ejemplo de ello, la brutalidad policial. 

La periodista ecuatoriana dijo cómo lo hizo GK: viviendo las manifestaciones in situ, reporteando desde dónde ocurrieron los hechos. Eso les proveyó una clara narración de los excesos policiales, lo que también permitió desmitificar imágenes y cierta información falsa, principalmente difundida por plataformas digitales. A partir de esto, Ponce volvió al punto de la estigmatización, pues como no lo hicieron con los manifestantes, tampoco sucedió con la fuerza pública de orden. Algo distinto a lo que hicieron otros medios que, para ella, cayeron en el activismo con publicaciones que impulsaron más rabia que información fidedigna. 

Finalmente, y tras la vuelta de Miquel Molina luego de que su transmisión se perdiera por algunos minutos, Hernán Darío Restrepo le preguntó al periodista español sobre las medidas de protección que adoptaron en La Vanguardia durante las movilizaciones en Barcelona y cómo eso determinó su cobertura. 

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Foto: gentileza Fundación Gabo

Molina respondió que en su medio no existe un protocolo oficial y que, en muchos casos, han tenido que improvisar, en el sentido de que los reporteros eligen si desean protección o no. En caso que sí, este diario entrega todas las facilidades para que puedan hacer bien su trabajo, sabiendo que los contextos pueden ser violentos. Pese a que en su país no hubo muertos en las manifestaciones, sí hubo casos de lesiones oculares, al igual que en Chile. 

—Al final, han sido ellos (los periodistas) los que han visto la necesidad de llevar casco, chaleco o sus identificaciones bien visibles, y una máscara por lo de los gases. Hemos tomado una política en que hemos ido supliendo a los periodistas con lo que ellos nos pidan.


Foto principal: gentileza Reuters.

Fotos al interior: gentileza Fundación Gabo.

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