El programa de Rafael Araneda ya fue sacado del aire y Andrea Vial, directora de la Escuela de Periodismo de la UAH, aprovecha de escribir sobre la parrilla de la televisión mundialera. “El terror a no entretener a las masas —argumenta Vial— es parte de esta aterradora picantería que fluye con fuerza. ¿Qué pasa que no somos capaces de pasarlo bien sin tener que mirar trastes, escuchar lugares comunes y hacerle la pega a LUN?”
TVN decidió sacar de su pantalla el programa “La Barra del Mundial”. Malos ratings, mucha crítica y posiblemente magros resultados económicos. La duda es si este mismo espacio, con buena sintonía y muchos auspiciadores intentando promover sus productos, habría sobrevivido, desgraciadamente creo que sí.
Hoy estamos apuntando a TVN pero da igual, esto pudo haber ocurrido en cualquier canal. El terror a no entretener a las masas o a “relajarlas” según lo justifican algunos, es parte de esta aterradora picantería que fluye con fuerza. ¿Qué pasa que no somos capaces de pasarlo bien sin tener que mirar trastes, escuchar lugares comunes y hacerle la pega a LUN? ¿Por qué si la mayoría de quienes dirigen la TV, ejecutivos y realizadores, son personas cultas, que disfrutan de la buena conversación, la lectura, la música, el arte, sienten que el resto –justamente quienes tienen nula posibilidad de viajar o educarse en buenas escuelas- merece perder el tiempo o invertir sus horas de ocio en programas tan burdos? ¿Por qué la vida tendría que ser tan rasca, tan chata, tan poco inspiradora?
Yo imagino que lo que cobran algunas de las señoritas o caballeros que desvisten su pudor en la TV alcanzaría de sobra para traer a entrevistados intelectualmente más excitantes, y que de paso también son guapos/as y divertidos/as. Con todo respeto lo que pedimos es un poco más de respeto. Respeto por nuestro intelecto, por nuestras escasas horas libres, por la confianza ciega que hemos puesto en quienes tienen la responsabilidad de manejar los medios de comunicación.
Y no me digan que apague la tele porque lo que pedimos es ver buena tele, y ese es un derecho, no un regalo ni menos un favor. Precisamente, porque somos un país aislado, tapado por una tremenda cordillera, porque cada día los privilegios están en manos de menos chilenos, porque la educación es mediocre y la angustia, la depresión y el alcoholismo nos acechan, es por eso que necesitamos que el vehículo más potente de comunicación cultural asuma su tarea.
Y cada vez que un director de medio o un miembro de sus directorios prefiera ir a un concierto a quedarse en casa para ver “La Barra del Mundial”, piense si de verdad merece cobrar su sueldo a fin de mes…