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La orden del día: Juegos de seducción

Por ~ Publicado el 22 noviembre 2021

¿Cuál es el Chile profundo? ¿el que no vota masivamente o lo hace de modos para muchos misteriosos?

Vistos los resultados de las elecciones generales del 21 de noviembre, nadie lo tiene claro. Seguramente Marcianeke lo entiende mejor que todos los políticos que desfilan por los matinales. Y aunque las peregrinaciones por mover voluntades abunden por estos días, lo cierto es que los votos no son endosables.

¿Quiénes son entonces los 15 millones de electores que tienen la oportunidad de sufragar en la segunda vuelta presidencial del 19 de diciembre?

Una majamama que se parece bastante al metro lleno, gente enojada por que hace meses no le entregan el auto que compró con sus retiros de la AFP. A varios miles de extranjeros con derecho a voto y que quieren avanzar e influir en esta sociedad. Se parece a Pancho Saavedra y su “Lugares que hablan”. A la gente que todavía hace ollas comunes y a los universitarios que ven el futuro con el ánimo en el suelo. Se parecen a los cesantes ilustrados que ven en el delivery o el Uber la última esperanza para no reventar.

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Aunque probablemente muchos de ellos no hagan esta lectura, el ofrecimiento de una realidad post materialista no prende en un pueblo que, mayoritariamente, no tiene cubiertas sus necesidades básicas.

La gran mayoría de los 15 millones habilitados para votar en estas elecciones es pragmática. ¿Quiere cambios?, sí. ¿Quiere orden?, también. Ambos. Juntos. Sin medias tintas.

Las candidaturas de Kast y Boric pasaron a segunda vuelta enfatizando uno de esos puntos. Pero a ninguno le alcanza para llegar a ser 50+1 si no salen de sus zonas de confort. Ni el orden sin cambios que ofrece el aspirante republicano Kast ni el cambio sin orden que la ciudadanía interpreta en el candidato Boric.

Desde hoy hasta el 19 de diciembre la cancha cambia. La estrategia TOCOKA (Todos contra Kast) no alcanza. La estrategia MID (miedo, incertidumbre, duda) tampoco. En diciembre se acaba el IFE y el cuarto retiro duerme la siesta. Y la plata -y el temor a perderla- parece ser un eje bastante movilizador en la sociedad chilena.

El Congreso se movió lo suficiente para que el próximo presidente tenga mayoría en casi nada. Los dos grandes bloques que se repartieron la presidencia desde 1989, por primera vez no están en segunda vuelta. Si tantas veces se habló del fin de la transición, éste debería ser el hito político que lo marque en un régimen presidencialista como el chileno.

En horas de diagnósticos afiebrados, bajarse de los árboles y tapar zanjas parece ser la orden del día.

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