Ya son más de 140 los niños, niñas y adolescentes que han fallecido por agresiones con armas de fuego desde 2022 hasta la fecha en Chile, y el conteo aumenta. En las zonas de Santiago más afectadas por la violencia, los menores de edad se encuentran atrapados en un entorno peligroso que amenaza su seguridad y, en muchos casos, corta su futuro con plomo. Las historias de estos jóvenes evidencian una realidad cruda y urgente, en que la inocencia es arrebatada por las balas y la violencia cotidiana y sistemática que los rodea. Este reportaje explora las vivencias de las familias que han perdido a sus seres queridos en medio del fuego cruzado, poniendo de relieve la desesperación, su anhelo de justicia y la necesidad de prevenir y evitar que sigan cayendo cada vez más y más.
Por Laura Solís Palma y Sofía Vera García*
*Este reportaje fue realizado en el marco del curso Periodismo de Investigación de la carrera de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), impartido por el profesor Juan Pablo Figueroa.
“Yo siempre le decía: si escuchas balazos, tírate al suelo; si ves que alguien está peleando, corre, no te quedes mirando; si te pasa algo, yo me muero. Cuatro días antes de su muerte, ella me decía que no iba a pasar nada”.
Así recuerda Claudia Sánchez uno de los últimos consejos que le dio a su cuñada Mayra Castillo, una menor de 13 años que falleció a raíz de una balacera en Pedro Aguirre Cerda el 29 de diciembre de 2023, en vísperas de año nuevo. Mayra había salido de su casa para participar en la grabación de un video de música urbana que se realizaría en la emblemática Población La Victoria. La calle había sido “cerrada” por camionetas de los artistas, y los vecinos y su madre aseguran que habían cerca de 50 participantes en toda la producción del video: cámaras, maquillaje, cantantes, bailarines, seguridad y, entre ellos, Mayra, que participaba como extra.
De pronto, el sonido de las balas hizo evidente que el caos ya se había desatado en la intersección de las calles Eugenio Matte y Carlos Marx, a metros de donde se grababa el video. Toda la producción se detuvo. Quienes estaban allí, salieron corriendo con susto, buscando un refugio, un sitio seguro, pero no Mayra. A ella, una bala la alcanzó. Ese día hubo cuatro heridos y tres muertos, y este estos últimos estaba la adolescente. En las calles de Pedro Aguirre Cerda aún se exponen pancartas que dicen “Te recordamos Mayra”, y su madre, Esmeralda Santis, tiene en su hogar carteles con los que exige justicia para su hija.
Actualmente, el caso tiene en prisión preventiva a dos sospechosos, aunque la información por parte de la fiscalía es limitada por razones investigativas. Lo que sí se sabe es que Mayra fue solo una de los más de 140 niños, niñas y adolescentes (NNA) menores de edad que figuran desde 2022 en las bases de datos de defunciones del Departamento de Estadísticas de Información en Salud del Ministerio de Salud (DEIS), y que han fallecido por agresiones con armas cortantes o de fuego, dando cuenta de un escenario crítico para la seguridad de la infancia en Chile.
La situación es grave. De acuerdo con esos mismos datos, las muertes violentas con armas son la segunda causa de defunción más común entre los NNA, especialmente entre los adolescentes en Chile.
Existe una desigualdad de condiciones en los afectados de estas muertes violentas; los separan distintas comunas, distintas edades y distintos contextos socioeconómicos. Algunos solo estaban en el lugar incorrecto, en el momento equivocado; otros veían la calle y las luces nocturnas como una normalidad, como si nada pasara a su alrededor. A varios los buscaron especialmente para matarlos. Ciertamente existe un patrón de conducta en los niños que se encuentran en entornos violentos, ya sea porque viven del robo, son blanco de ajuste de cuentas o simplemente no pueden escapar de esta pesadilla.
Los datos demuestran que las cifras se mantienen en un mismo rango. Para este reportaje se analizaron dos tipos de muertes violentas identificadas en la base de datos de defunciones del DEIS (que se actualiza semanalmente): con armas de fuego (disparo directo e indirecto) y armas blancas (acuchillamiento). Los datos que allí se exponen concuerdan con los que entregó vía Ley de Transparencia la Policía de Investigaciones (PDI). Si bien la información estadística también fue solicitada a la Subsecretaría de Prevención del Delito, esa repartición denegó el acceso por supuestamente no poder revelar datos que comprometan la identidad de los afectados –lo cual no fue solicitado para esta investigación–, y actualmente hay un recurso ante el Consejo para la Transparencia para revertir esa decisión.
Si bien la información de la base de datos del DEIS puede llegar a cambiar, pues es información preliminar, es un buen indicador respecto de las distintas causas de muerte en Chile para cualquier tipo de población. Es ahí donde se logra encontrar que durante 2022 se registraron en el país unas 57 muertes de menores de edad debido a la acción de terceros y el uso de armas. En 2023, fueron 49 y, en lo que va de 2024, han fallecido 51 niños, niñas y adolescentes. Cabe recalcar que en estas cifras no se detalla el motivo intelectual de las muertes, por lo que también podrían clasificar como infanticidios, pero gracias a los datos otorgados por PDI a través de Ley de Transparencia sobre los homicidios de menores en la Región Metropolitana, se puede hacer un desglose más directo de las causas intelectuales.
Lo de Mayra fue pura mala suerte en un lugar donde esa mala suerte no resulta tan azarosa. Ni ella ni los jóvenes que protagonizaban el video musical ni quienes lo producían tenían vínculo o relación alguna con la balacera ocurrida, pero las balas yendo de lado a lado por la zona no son tan extrañas. Claudia Sánchez, la cuñada de Mayra, explica a Puroperiodismo que sospechan de un ajuste de cuentas entre bandas criminales del sector, posiblemente ligados a los otros dos adultos de nacionalidad colombiana que también fallecieron ese día.
Los detalles, en todo caso, no se saben. La Fiscalía Metropolitana Centro Norte mantiene aún este avance en secreto por seguridad de la familia y para mantener en cautela la búsqueda de los responsables. Mientras, las autoridades comunales de Pedro Aguirre Cerda han aportado con apoyo judicial y psicológico a su familia.
“La municipalidad me prestó un abogado. Usted sabe que en este tiempo, si no tenemos dinero, no tenemos nada, o sea, para tener un abogado hay que tener dinero y yo no lo tengo. Gracias a Dios, el alcalde me prestó un abogado”, dice la madre de Mayra.
El círculo de la violencia
Para poder comprobar si efectivamente las cifras de muertes violentas en menores han aumentado durante los últimos años, Puroperiodismo revisó y comparó los decesos por acción de armas que se presentan en la base de datos del DEIS, considerando los primeros semestres del 2022, 2023 y 2024. Como resultado pudimos concluir que los crímenes mantienen una similitud en su cantidad efectuada, lo que es bastante sorprendente, pues siempre el número es muy similar. Desde enero a junio ocurren entre 20 y 27 asesinatos de este tipo en menores por año.
Con respecto a estas cifras, nos preguntamos si existe una respuesta social o psicológica por la cual todos los años se presente la misma cantidad de muertes violentas y que no haya una disminución. Los niños que han sido víctimas de asesinato tienen la similitud que se encontraban viviendo en entornos vulnerables, ya sea por el sector geográfico que habitaban como poblaciones precarias o eran víctimas de violencia intrafamiliar. También si dentro de sus círculos cercanos existía alguna conexión con bandas armadas y/o negocios ilícitos.
Parece que la violencia suele ser lo normal en la vida de estos niños, es por eso que no se da la instancia de denuncia, porque no logran identificar cuándo están siendo vulnerados. Javiera Olguín Meza es trabajadora social y se desempeñó un tiempo en la Oficina de Protección de Derechos de Infancia (OPD) de la Municipalidad de Padre Hurtado. Allí se interiorizó en la vida de los menores de edad que sufren vulneraciones e identificó los patrones de conducta de esos niños y sus familias.
“Al insertar al niño dentro del programa y hacer el seguimiento, siempre se puede identificar cierto patrón en los núcleos familiares de quienes tratamos y, en estos casos, este patrón era la drogadicción. Muchas veces fue el narcotráfico y problemas con el alcohol. Esto siempre fue un patrón detonante que provocaba la violencia intrafamiliar. (…) Se notaba un patrón dentro de la violencia intrafamiliar en los casos que trataba la OPD. En la mayoría de estos casos, los padres seguían juntos a pesar del abuso físico, psicológico y económico. Esto provocaba que el niño naturalizara o más bien, creciera acostumbrado a este tipo de violencia”, explica la profesional.
El azar mortal en las calles
Se podría esperar que en los entornos violentos, o rodeado de personas que andan en “malos pasos”, ocurran estos lamentables sucesos. No se justifican, pero comprendiendo los contextos y los factores en que estos se desarrollan, podrían no ser tan inesperados. Sin embargo, existen casos en los que se han visto afectados directamente menores de edad que no tienen ninguna relación con círculos de violencia.
En 2021, indignó a toda la comuna de La Pintana el caso de una niña de 2 años que fue herida gravemente a causa de una balacera. Evelyn Maturana solía vivir en aquella comuna entre los años 2020 y 2023, de donde se mudó por las pésimas condiciones de vida que ofrece un ambiente así para su pequeña hija. No fue su hija la herida aquella noche de feria navideña en la Población Santo Tomás, pero sí la hija de su amiga.
“Nadie quería decir quién fue porque entre todos se conocen y se cobran después. De hecho, sus hijas [refiriéndose a las de la mujer que era su amiga] ya venían creciendo con armas porque mataron a su tío de un disparo en la cabeza en su propio departamento”, relata.
Lo que Evelyn percibe no es solo una sensación, sino más bien un fenómeno social recurrente y ya instalado en estas zonas donde la violencia se ha transformado en el pan de cada día. Esto se viene reflejando desde hace años en distintas zonas de Santiago y el país, como han dado cuenta diversos trabajos periodísticos, entre ellos, la serie de investigaciones sobre las zonas ocupadas que ha desarrollado Ciper desde 2009, que muestran cómo la influencia del narco y el crimen organizado se ha ido adueñando del territorio que el Estado ha dejado de lado.
Quisimos consultar a aquellos que trabajan en fiscalía para dimensionar esta problemática, puesto que se esperaría que las denuncias proviniesen de aquellas comunas consideradas como “zona rojas” o conflictivas, pero el fiscal Alex Cortez, quien dirige al Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), explicó lo siguiente:
“Se da un poco la sensación, por la televisión y por los medios, de que hay un caos. El otro día yo estaba en La Victoria y decían que casi todos los días había balaceras, pero los vecinos ya no denuncian porque están cansados y se conocen entre ellos mismos. La fiscalía puede hacer algo, pero eso corresponde a otras autoridades”.
Infancias atravesadas por la venganza
Los niños, niñas y adolescentes lamentablemente son utilizados como un medio para amenazar a otros. Es por esto que algunas muertes corresponden a ajustes de cuentas entre bandas, u otra índole de carácter vengativo. A través de la Ley de Transparencia, la PDI entregó una base de datos en donde indican la cantidad de casos, edad del menor, comuna donde se realizó el hecho, y el tipo de lesiones, pero vinculado exclusivamente a sucesos que hayan sido relacionados a enfrentamiento entre bandas y ajuste de cuentas.
Entre enero de 2021 y abril de 2024, se han comprobado 12 casos en que las víctimas menores de edad fueron elegidas como blanco de una venganza. Algunas de las categorías que la PDI ha podido identificar como motivación tras estas vendettas:
- Ajuste de cuentas, represalias por atropello de mascota
- Represalias debido a que el menor atacado había sido víctima de robo en el domicilio por el autor
- Conflictos con la banda
- Ajuste de cuentas
- Ajuste de cuentas por hermano mayor delincuente
- Ajuste de cuentas por no pago de deuda de padre de la víctima
- Otros
En situaciones críticas como esta, está claro que las infancias no se desarrollan con normalidad, o que podrían más tarde transformarse en delincuentes y sufrir la responsabilidad penal que conlleva cometer delitos después de los 18 años. La Defensoría de la Niñez, en su estudio Niños, niñas, adolescentes, víctimas de homicidio y armas de fuego, explica las consecuencias que desencadena en los menores enfrentarse en una sociedad en donde la violencia se ha vuelto algo permanente.
“Dentro de este contexto, en septiembre de 2023 el Observatorio de Derechos de la Defensoría de la Niñez publicó un análisis a los casos policiales ocurridos en establecimientos educacionales. Dentro de sus hallazgos, se identificó un aumento de 173% en los casos relativos al porte de armas de diferente tipo entre 2019 y 2022”, señala el documento.
A través de la extracción de datos de la Defensoría, el siguiente gráfico representa los fallecimientos desde el año 2000 a 2023 que corresponden a menores de edad a causa de armas de fuego, una gran amenaza para las infancias:
Un hallazgo relevante es que 2022 parece ser el año más crítico, registrando 49 muertes por armas de fuego en total. Sin embargo, resulta preocupante pensar que –de acuerdo con los datos del DEIS– estamos a octubre de 2024, el año aún no acaba, y las cifras que se registran ya superan ese número.
Otro dato importante que surge del documento a nivel nacional es el siguiente: “Al analizar los antecedentes por región, la tabla 2 nos muestra que, en términos de cantidad de niños, niñas y adolescentes fallecidos por armas de fuego, la Región Metropolitana encabeza la lista con un total de 58 defunciones por este motivo, seguido de Biobío con 14. Al analizar por tasa, la región de Tarapacá es la que tiene una mayor tasa con respecto a su población de todo el país, seguido de la Región del Biobío”.
Algunas verdades en secreto
Los medios de comunicación juegan un papel importante al presentar distintas noticias al público. Después de la pandemia, se ha hablado mucho sobre la delincuencia en el país y se expone que “está desatada”, que salir a la calle es demasiado peligroso y no se puede vivir en paz. Diversas encuestas de opinión pública dan cuenta de esa percepción en la ciudadanía. En el caso de las muertes violentas de menores, este tópico está descartado y solo son titulares sensacionalistas, pues los datos no dan cuenta de un aumento explosivo, sino de una igualmente preocupante tendencia que se mantiene.
Ahora, hablando de delincuencia en general y no solo de NNA, parece estar sucediendo lo mismo, cualquier persona puede buscar las comparaciones de cantidad de delitos años atrás versus el 2024 y se comprueba que incluso las muertes han disminuido y esto lo confirman estudios del Ministerio Público y datos consolidados de la Subsecretaría de Prevención del Delito. La tasa registrada en 2023 fue 6,3 víctimas de homicidios consumados cada 100 mil habitantes. Mientras que en 2022 la tasa fue de 6,7 víctimas cada 100 mil habitantes. Esto significa una disminución de 82 víctimas. De 1.330 registradas en 2022 a 1.248 víctimas registradas en 2023. Aún así, detrás de esos números hay personas que murieron por la violencia, y el balance sigue siendo más abultado de lo que era hace unos pocos años.
Lo que causa la sensación de inseguridad no es tanto la cantidad, sino que el tipo de delito que se está cometiendo. El fiscal Cortez comenta que “ahora tenemos una criminalidad distinta, en donde el tipo de delitos ya es distinto a lo que veíamos antes. Antes no veíamos descuartizados, no veníamos personas torturadas, no veíamos personas quemadas. Lo mataban directamente, ahora lo matan, pero dejan como el mensaje de ‘te puede pasar esto’”. Un fenómeno que no es nuevo y que un reportaje de La Tercera ya a comienzos de 2019 mostraba cómo el fenómeno del homicidio había mutado por las técnicas del crimen organizado.
“Yo creo que siempre hemos tenido esta delincuencia. O sea, si vamos al tipo de delitos que existen desde siempre, en términos numéricos más o menos se mantienen estables. La diferencia probablemente está en que alguna parte de los delitos que se cometen actualmente son mucho más fuertes para la población de lo que eran antes, y esto está principalmente relacionado con la irrupción de ciertas organizaciones criminales extranjeras y el tipo de delito que cometen”, agrega el fiscal.
La Victoria es una de las poblaciones con más casos de criminalidad en la Región Metropolitana y es importante conocer la versión de las mismas personas que viven ahí. Por eso es que nos contactamos con las parvularias que hacen clases en el Jardín “La Victoria”, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Tuvimos la oportunidad de hablar con la directora administrativa Rosani Lagos y la directora del área inicial Alicia Meneses. Ambas contaron sus sensaciones sobre cómo se vive en la población y la visión errada que tiene el resto del país a causa del sensacionalismo de los medios de comunicación.
Ella han tenido experiencia directa con la violencia: en 2022, justo afuera de sus muros se desató una balacera. La reacción de las parvularias fue cantar a los niños y niñas para distraerlos de los ruidos. La noticia se volvió viral en los medios y distintos periodistas acudieron a la zona a reportera. Estas son las apreciaciones de las directoras del jardín:
“Los medios y noticieros nos entrevistaron y nos hicieron sentir como que todo es terrible y malo. (…) En algunos medios actuaban como que quisieran que dijéramos que los niños hacían clases tras las rejas y con chalecos antibalas, cuando no es así. En estos sectores no pasan siempre cosas malas y queremos resaltar lo bueno que hace esta comunidad educativa. (…) La Victoria y Pedro Aguirre Cerda también tienen cosas lindas. Nosotras en el jardín hacemos lo mejor para los niños y se trabaja en comunidad con todos: el CESFAM, tías del aseo, educadoras, entre todos aportamos. Es muy dañino quedarse solo con lo negativo”, dice Lagos.
“Aquí nuestros niños son todos distintos, y nosotras partimos desde la base de que el tema valórico es super importante. Eso es en lo que creemos, nuestro proyecto está basado en el respeto, los derechos humanos, y en generar un ambiente para convivir. (…) El pilar fundamental, primero para todos los seres humanos, parte desde el amor, el amor al prójimo. No un amor al prójimo en el sentido cristiano, sino vivir en una sociedad que sea más justa, que sea más respetuosa, donde haya libertad”, añade Meneses.