Al dejar la dirección del diario “Público”, el año 2009, el periodista español Escolar tenía una convicción: debía ser el dueño de su propio medio. ¿Cómo logró que una aventura así no naufragara en el turbulento océano de proyectos fracasados y en medio de la peor crisis económica de la España reciente? Este es su relato de cómo la tecnología, la transparencia, la trayectoria y un sólido modelo de negocios confluyeron para dar vida —y prosperidad— a eldiario.es.
EL BLOG DE ESCOLAR
Entre el 99 y el 2006 yo estuve llevando una sección de internet en Telecinco. Y estaba muy pendiente de todo lo que estaba pasando en internet, de los fenómenos como Napster, de los blogs, del nacimiento de las primeras redes sociales. Me parecía un poco triste que la mayor parte de los blogs hablasen de blogs. Era un fenómeno que hablaba del fenómeno. Era como “tenemos una herramienta para hacer revistas y la vamos a dedicar a hablar de las revistas”. Así que decidí aplicar técnicas periodísticas al formato y así arrancó escolar.net.
En aquel momento miraba con mucha envidia experiencias como la del Huffington Post, de cómo una periodista partiendo de un blog había sido capaz de crear un medio de comunicación con recorrido y potencia.
El blog cambió mi carrera profesional, porque dejé de ser un periodista especializado en tecnología para que me empezasen a llamar en radios y televisiones para hablar como analista político. Era entonces tremendamente joven, tenía 27, 28 años, y fue eso lo que a la larga me llevó a la dirección de Público.
AUGE Y CAÍDA DE PÚBLICO: 2007 A 2009
Tuve conflictos con los dueños del periódico. Yo era un periodista extremadamente joven, tenía 31 años nada más, lo cual es una edad muy prematura para dirigir un periódico. El plan inicial del dueño era tener a un director joven y tener a un publisher veterano. Ese periodista iba a ser Quim Regàs, un periodista catalán que lamentablemente murió de cáncer unos meses antes de la salida del proyecto.
Después llegó otro periodista con el que tuve grandes enfrentamientos para ese puesto. Esos enfrentamientos me llevaron a enfrentamientos con el propio dueño del periódico. Y en el año 2009 ficharon a otro periodista veterano al que le ofrecieron de nuevo ese puesto de publisher, pero dijo que no. Félix Monteira, que fue mi sucesor, dijo: “Yo puedo ser director, puedo ser redactor jefe, pero no quiero ser el consejero delegado”. Así que me ofrecieron a mí otra opción. Me dijeron: “Bueno, que Félix dirija el papel y tú dirige internet”. Como con la anterior experiencia con un jefe no deseado por encima me había ido muy mal, fui yo el que renuncié. Me pidieron, entonces, que me quedase escribiendo una columna en contraportada.
No es normal que haya directores de 31 años, pero es todavía más anormal que haya exdirectores de 33 años. A esa edad la gente suele estar retirada, en la universidad, dando conferencias. Y yo no tenía ni edad ni ganas de estar retirado y dando conferencias.
Uno de los desastres de Público es que nació cuando arranca la peor crisis económica de la historia reciente de España. El 2007 había algunos indicadores que apuntaban a que podía pasar, el 2008 es la quiebra de Lehman Brothers y el 2009 la crisis ya es una realidad.
Cuando quiebra Público, un grupo de extrabajadores, compañeros nuestros que luego acabaron montando La Marea —otro de los medios que nació del naufragio de Público—, montan un crowdfunding para conseguir dinero para comprar la cabecera en el concurso de acreedores. Al final no lo consiguen, pero consiguen algo de dinero que luego utilizan para montar su medio. Entonces me di cuenta de que había mucha gente en España con sentimiento de culpa, por haber permitido que quebrase Público.
PENSAR EN LA TECNOLOGÍA
Una de las primeras cosas que hago cuando salgo de la dirección de Público es montar una empresa de tecnología con mi hermano y con otro socio, Alex García, que todavía sigue en funcionamiento y que es bastante exitosa. Se llama Bitban.com y es una consultora que realiza un CMS, una herramienta de publicación para medios en internet. Está utilizándose en medio mundo, en periódicos muy importantes.
Coincide que yo salgo de la dirección de Público y mi hermano y nuestro socio salen de la dirección de Planeta Interactivo, el grupo de internet de Planeta. Ellos se ocupaban de realizar la parte técnica de ADN.es, que es un proyecto digital que también cerró por esas mismas fechas. Nos encontramos los tres en la calle y yo aporté contactos en prensa internacional, ellos aportaron la parte de conocimiento técnico, y fundamos Bitban.com. Sabía que era fundamental tener una pata tecnológica potente.
Ahora Bitban está haciendo el CMS con Clarín en Argentina, La Prensa de Panamá, Adevarul en Rumania, Olé en Argentina, La Gazzetta dello Sport en Italia. En España está con Telecinco, con El Español, con el propio eldiario.es, por supuesto.
SER DUEÑO DE UN MEDIO
Una de las cosas que yo descubrí siendo director de Público, también por mi conflictiva relación con el propietario, es que en un periódico nunca manda el director, manda el dueño. Así que decidí que la siguiente vez que montase un proyecto, iba a ser el dueño, con mis compañeros. Creía que era fundamental poder mantener la independencia y la profesionalidad de mi trabajo.
Lo más frustrante en Público era que había contratado a 120 periodistas, que había sacado a esos 120 periodistas de trabajos muy estables, para llevarlos conmigo a la experiencia de Público, y que tenía toda la responsabilidad sobre ellos —así me sentía yo— pero no todo el poder para garantizar que aquella aventura iba en buen rumbo. Hubo muchas decisiones con las que no estaba de acuerdo de aquella época, sobretodo del tamaño que tenía que tener el medio. Eso me llevó a la conclusión de que tenía que ser el dueño de la redacción y que además, ahora con las inversiones necesarias para montar un medio digital, era algo posible.
REFERENTES Y PRIMEROS PASOS
Aparte de mi experiencia previa en Público, que desde luego influyó mucho, yo me fijaba en lo que estaba haciendo Politico en Estados Unidos. Lo que estaba haciendo un medio que nace prácticamente a la vez que nosotros: Quartz. O lo que estaba haciendo The Guardian entre los medios grandes. Teníamos preferencias e influencias de todos ellos.
En 2009 exploro la posibilidad de lanzar eldiario.es, hago algunos números y decido congelar el proyecto. Por un razón: no quería fallar. Y también porque decido que hay mucha incertidumbre sobre cuál va a ser el modelo de futuro: si publicidad, si pago. Pero tenía una certeza: fuese lo que fuese, era fundamental tener un capital no económico, que era mi firma. Y me dedico durante esos años a trabajar mi firma, con la contraportada de Público, con presencia en televisión y radio muy intensa, con mi blog, con redes sociales.
El proyecto se retoma a toda velocidad cuando Público se declara en bancarrota en enero de 2012. En ese momento la empresa colapsa, a mí me ofrecen volver como director a público.es, la nueva empresa, pero rechazo la oferta. Y es cuando decido lanzar eldiario.es. En mayo cogemos una oficinita, un coworking donde estábamos cuatro personas trabajando, luego fuimos cinco, y en septiembre ya estábamos operativos.
CAPITAL Y EQUIPO INICIAL
Entre 16 socios conseguimos 400 mil euros en cash y otros 600 mil en aportaciones no dinerarias. En total la empresa valía un millón de euros pero en caja lo que había eran 400 mil euros. Francamente, una cifra muy pequeña. En mi caso, de mi bolsillo salieron cuarenta mil euros. Y fuimos consiguiendo más dinero con el resto de los periodistas fundadores y con algunos amigos que pusieron algo más, con mi madre. Mi hermano con Bitban y su socio pusieron la tecnología sin cobrar, a cambio de un porcentaje de las acciones.
El equipo periodístico inicial éramos cuatro personas nada más: los dos subdirectores, Juan Luis Sánchez e Íñigo Sáenz de Ugarte, y quien entonces era el redactor jefe y que ahora es jefe de política, Andrés Gil.
El argumento que les contaba a todos es que íbamos a ser libres porque íbamos a ser dueños. Además, salimos en un momento extremadamente complejo para la prensa en España, porque la crisis económica que había empezado en 2008, en 2012 es brutal. Ya están los ERE lanzados en todas las redacciones, los despidos masivos, rebajas de sueldo, y sobretodo esa debilidad económica que lleva a los periódicos a estar en números rojos, los lleva también a una extrema debilidad editorial. En aquel momento la mayor parte de la prensa estaba intervenida en España.
Tenía claro también que para evitar la caricatura de “es el blog de Escolar venido a más”, teníamos que tener una apariencia conservadora y un nombre conservador. Eldiario.es era un nombre conservador y el diseño inicial fue muy conservador, en formatos, en titulares. Fuimos muy antiguos y muy clásicos. Lo que queríamos reivindicar era el viejo periodismo sin que nos colocase nadie la etiqueta de “medio digital nuevo e irrelevante y alternativo”.
ESTO SÍ VA A FUNCIONAR
El principal acierto de eldiario.es, más que editorial… hombre, lo hicimos bien, porque muy rápidamente conseguimos grandes exclusivas de investigación con mucha relevancia. Fuimos creciendo con cada escándalo de corrupción, aportando información propia que los demás medios se veían obligados a seguir. Nuestro gran éxito fue empresarial.
Muy rápidamente me di cuenta de que iba a funcionar. Lo que no era consciente era la rapidez a la que iba a ir todo. El primer año —un año que fue incompleto, de septiembre a diciembre— facturamos como 200 y pico mil euros y perdimos ocho mil, que era como perder la inversión de equipos informáticos. En realidad no perdimos nada. El segundo año ya estábamos en beneficios, facturando más de un millón de euros. El tercer año nos fuimos a casi dos millones. El cuarto año, que es el que acabamos de cerrar, hemos estado por encima de los tres. Y este año [2017] vamos a estar cerca de los cinco millones de facturación.
Y en cuanto a la empresa, nos hemos cambiado cuatro veces de oficina. Empezamos en ese coworking donde estábamos cuatro, luego una oficina donde fuimos doce personas, una habitación. Nos fuimos luego a un piso de 200 y pico metros, donde llegamos a ser veintitantos, treinta. Y ahora estamos en una planta entera en un edificio en frente de la Plaza del Callao, en una de las primeras torres de Madrid, un sitio precioso en la Gran Vía de Madrid donde estamos ochenta personas. Y tenemos otros setenta trabajadores en las ediciones locales de eldiario.es.
Yo en eldiario.es no sólo soy el director sino que soy el consejero delegado. Tengo la última palabra empresarial en absolutamente todo el proyecto, y además soy el principal accionista también. Me he metido en eso obligado porque era una manera de garantizar mi oficio y el de mis compañeros. He estado muy respaldado, no solamente por José Sanclemente sino que por el director gerente, que es Juan Checa. Los dos son administrativos muy veteranos en prensa. Estaba rodeado de gente muy potente en la parte de los números. Ahora estoy haciendo un curso de dirección de empresas también. Me sigo formando en ese mundo. Si los periodistas lo abandonamos, al final él nos abandona a nosotros. Me di cuenta de que era muy importante controlar esa parte.
LOS LECTORES COMO DUEÑOS DEL PERIÓDICO
Los socios que pagan por un periódico que es gratis, evidentemente se consideran, con razón, dueños del periódico. Son mucho más exigentes que un lector normal.
El nivel de relación con los lectores que tenía en el blog escolar.net era enorme. Participaba en los hilos de comentarios, les respondía personalmente, explicaba cosas, matizaba cosas, corregía errores gracias a ellos. Ese aprendizaje lo descubrí ahí y luego me di cuenta de que era fundamental en nuestro trabajo, que los periodistas no podíamos ignorar que el lector nos habla. Hasta ahora lo ignorábamos porque no nos hablaba, no tenía manera de comunicarse, muy rara vez. En el blog yo aprendí que eso no era verdad. Que en internet el lector te habla y como el lector te habla lo educado es responderle.
Nosotros estamos pidiendo dinero a la gente y me parece lo mínimo explicarle a la gente cómo lo gastas y publicar regularmente las cuentas anuales y detalles sobre los sueldos de la redacción. O lo que nos gastamos en colaboradores y las tarifas, sobretodo si hemos dado beneficios o pérdidas. Todas esas explicaciones los lectores las valoran mucho. Porque además es coherente. Lo que no es coherente es que medios que piden transparencia para las empresas, no la apliquen en su casa y que sean opacas.
En la primera presentación de eldiario.es un socio me preguntó: “Bueno, ¿y cuántos harían falta para que no hiciese falta más dinero?” Y yo dije: “Ya con diez mil estaríamos completos”. Jajaja. No me podía imaginar que llegaríamos a veinte mil. Este año esperamos llegar a los 25 mil y es probable que lo consigamos, al ritmo que vamos.
CALIDAD LABORAL
Nosotros empezamos siendo un periódico que pagaba fatal. Fatal para todos, también para el director. Cuando arrancamos el periódico yo ganaba menos que en mis años de director adjunto en La voz de Almería, ocho, diez años antes. Siempre pacté con todos mis compañeros de la redacción que si iba bien para el periódico, iba bien para todos. Y así ha sido. Los sueldos en la redacción se han duplicado prácticamente en los últimos cinco años.
Tenemos prácticas laborales apostando por un empleo de calidad. Los contratos son todos indefinidos, salvo los que tenemos de jóvenes en formación. De los becarios que empiezan con nosotros con prácticas de la universidad, uno de cada tres se acaba quedando dentro del equipo de redacción. Se ha convertido en un sitio donde la gente quiere venir a trabajar.
Somos capaces, además, de algo que yo nunca pensé que se daría en una redacción: tener horarios razonables. A diferencia de lo que ocurre en papel, donde la producción industrial y la composición de las páginas obligaba a horarios larguísimos por la noche, aquí estamos consiguiendo que la gente salga con tiempo para ir al cine. Eso es fantástico.
EL FUTURO Y LA MÚSICA
En España, y creo que en todo el mundo, más tarde o más temprano vamos a acabar en una batalla entre los nuevos medios digitales puros y las viejas marcas del papel, que convergen en una liga que va a ser única, que es la del periodismo escrito. Va a ser independiente si vienes del papel o de la web. Y ahí yo creo que van a ganar marcas del papel capaz de transformarse. Veo con mucha atención lo que está haciendo The Guardian, el Washington Post, y también marcas digitales que desde cero, y sin el bagaje de una gran cabecera en papel pero también sin el lastre de una gran empresa de papel, van a ser capaces de competir en esa liga. Nosotros ya somos uno de los diez periódicos más importantes de España.
He tenido varios grupos. El más famoso fue Meteosat, tuvimos varios discos, hay un montón de videos en Youtube. Sigo haciendo música, más por hobby que por otra cosa. Era bastante malo como músico. Se me da mejor el periodismo, creo, jajaja.
Yo viví ahí una reconversión que fue pionera. Más que una reconversión, una demolición, de una industria tradicional que parecía inmortal —la del disco—, que se murió delante de mis ojos. Yo estaba en Universal cuando nace Napster, y vi cómo se hundía Universal. Sigue existiendo, pero siendo una sombra de lo que fue. Y aquello lo viví en primera persona.
Me llamó la atención un discurso que luego me he encontrado en todos los sectores sometidos a una reconversión digital: “Esto no es tanto, es una moda pasajera, lo que importa es el buen análisis, el buen producto, los buenos discos”. Mentira. Te van a derrumbar y no te vas a dar cuenta. Y les pasó a las discográficas, luego le pasó a los periódicos, dentro de nada les pasará a las televisiones, que todavía no se han enterado que también va con ellas. Y le pasará a cualquier industria donde la tecnología lo pueda cambiar completamente. Esa suficiencia de los grandes directivos de las discográficas es la misma que me encontré después en el papel.
“EL PERIODISMO SIRVE PARA PEDIR CUENTAS AL PODER”
Discurso de Ignacio Escolar pronunciado el miércoles 26 de abril de 2017 durante la ceremonia del entrega del Premio Periodismo de Excelencia 2016 que entrega la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado, en Chile.