Opinión

El problema de TVN

Por ~ Publicado el 28 octubre 2009

Cuando TVN se lanzó en 1969, parecía una buena idea que el Estado tuviera una señal. Era una época no comercial, en que se suponía que la televisión cumpliría funciones similares a la de la literatura en una sociedad. Está claro que no resultó así. ¿Cuál es el sentido actual —la razón para existir— del canal “de todos los chilenos”?

“TVN no solo da estupidez, también tiene programas de calidad” | Foto: Dezeta, Flickr

¿Hay algún problema con TVN? Un problema real, grande digo, uno de esos problemones que no están en el día a día. A primera vista, no. TVN es un canal público, pero no hay un peso de dinero fiscal en él. Un experimento, entiendo, casi único en el mundo.

TVN es una institución que proclama ajustarse a grandes valores y poseer visión de avanzada (click aquí). Su misión es, nada más y nada menos, “reflejar a Chile en toda su diversidad, contribuir a fortalecer su identidad nacional y conectar a los chilenos en todo momento y lugar”. Y todas estas maravillas debe realizarlas sin succionar un solo peso fiscal: sola, sola con su alma, con los recursos que ella misma sea capaz de generar. Es más: en caso de que TVN genere utilidades, ellas pasan al fisco íntegras, salvo que el ministerio de Hacienda autorice a la empresa a quedarse con la totalidad o una parte. Es decir, el mejor mundo posible, y gratis, para todos los chilenos.

Sin embargo, aún así, creo que TVN tiene un problema.

Y no tiene que ver con incumplir su misión, visión, valores, o ni siquiera las orientaciones programáticas (que, dicho sea de paso, están escritas con graves faltas de ortografía, puntuación y concordancia de género y número, lo que me obliga a especular que en el canal las leen bien poco [versión leída el 27 de octubre]). Tiene que ver con algo más simple y quizás más profundo.

¿En qué se diferencia TVN de los otros canales? Hasta donde sé, ningún canal desprecia la familia, la dignidad de la personas, la objetividad, el medio ambiente o la creatividad de los niños, todos valores que sostiene TVN. Tampoco sé de estaciones de televisión que quieran estar a la retaguardia de la industria de contenidos (TVN proclama que quiere estar a la vanguardia).Y entiendo que la gran mayoría de los canales abiertos llega a todo el país.

Dos de las cosas que TVN ha sostenido que sí la diferencian de otros canales son el pluralismo y el porcentaje de programación cultural. No encuentro estudios sobre pluralismo, pero tomemos “diversidad”, un concepto cercano. La fuente más confiable que encontré para medirla es un estudio del Consejo Nacional de Televisión (click aquí) sobre la diversidad de temas y actores sociales representados en noticieros de televisión abierta. Salvando el hecho de que el estudio mostró que en general los noticiarios no son demasiado diversos, y que se realizó hace rato ya (julio de 2008), el noticiario de TVN no fue el campeón de la diversidad: salió cuarto de siete tanto en “diversidad temática” como en “actores sociales”. En cuanto a la programación cultural, en el informe noviembre-diciembre 2008 del Consejo Nacional de Televisión (último disponible, click aquí), TVN salió segunda en cantidad de minutos culturales; claro que en el informe anterior (click aquí), resultó primera.

Es cierto: dos o tres datos aislados no sirven para sacar conclusiones. Sin embargo, y por lo mismo, la pregunta creo que se mantiene: ¿en qué se diferencia TVN de los otros canales? Uno podría asumir que es más “liberal” que Canal 13 o Mega, menos centrada en la delincuencia y el sexo que Chilevisión, y que da más programación hecha en Chile que RedTV. Pero ¿y? A estas alturas del partido, con medios digitales de por medio, con la multiplicación del acceso a la información por muchas otras vías, con los celulares, con la apertura en general de la sociedad… ¿son estos parámetros que realmente marquen una diferencia en 2010? ¿Realmente alguien va a tomar o dejar de tomar la píldora del día después -si es que la puede encontrar, claro- porque se lo diga TVN o no se lo diga Canal 13? En un mundo en que las noticias lo alcanzan a uno vía Tweeter y Facebook, ¿importa tanto la pauta editorial de un canal de televisión?

TVN EN UN NUEVO PARADIGMA

El canal “de todos los chilenos” podría seguir como está sin ningún problema: proclamando en las palabras (ojalá con mejor redacción) sus valores y sus misiones, traducidos en cómodos horarios como las 10 de la mañana de un sábado o el domingo en la tarde, o a las titantas de la noche en los fines de semana. Total, no hay impuestos involucrados.

De hecho, es el mercado el que está involucrado. Por más que TVN quisiera incrementar su, digamos, programación cultural, no podría, por el sencillo hecho de que debe funcionar igual que el más comercial de los canales comerciales. Aunque hay excepciones, parece ser que la regla es que mientras más ordaca sea la programación, más público la ve, o al menos garantiza un nivel de sintonía que se compadece con las necesidades financieras de las empresas televisivas. No quiero entrar en el por qué: el fallecido escritor David Foster Wallace escribió un fantástico ensayo que explica por qué la televisión apela a lo más común de nosotros (click aquí). Es una paradoja cruel. Quiero mostrar inteligencia, pero nadie quiere pagar por ella, entonces necesito dinero para exhibirla, entonces programo estupidez, que sí trae dinero, pero al hacerlo dejo fuera la inteligencia (o la relego a horarios imposibles).

Desde luego, la descripción anterior es una caricatura solamente para dejar claro el punto. TVN no solo da estupidez, también tiene programas de calidad. Pero cuando deciden ser los primeros en transmitir sexo en un reality, y cuando la protagonista de esa primigenia actividad es una muchacha que recién es mayor de edad, y para más remate hija de una conocida ex prostituta, uno se preocupa no solamente por las audiencias, que de sexo saben bastante ya, sino también por la chica, a quien una decisión editorial del canal la dejó como “la primera chilena que tuvo sexo en televisión”, lo que si no la condena a seguir obligadamente los pasos de mamá, la ayuda bastante a carecer de otras opciones en la vida.

En rigor, TVN sí es diferente, pero no por su programación, sino por su “espíritu”, a falta de una palabra mejor. TVN es un emprendimiento desde el Estado, y por lo tanto, desde el bien común. Y aunque cueste “cero peso” al bolsillo de los chilenos, eso no significa que uno tenga que permanecer impávido frente a ella. TVN es pública, y por más que se autofinancie, está inserta en una sociedad y esa sociedad tiene derecho a exigirle cosas.

Algunas de esas cosas podrían ser las que TVN públicamente proclama: diversidad, cultura, etcétera. Lo que está muy bien.

Pero podría haber más.

Y ese más nace de darse cuenta del nuevo paradigma que la sociedad de la información ha puesto a TVN y, por qué no, a toda empresa de comunicaciones que se origine en el Estado y por lo tanto en el bien común (atención diario La Nación).

Sorpresa: TVN no es el único camino para ser diversos, tolerantes, para ser, no sé, cualquier valor que usted quiera señalar aquí. A principios de los noventa había un valor que TVN encarnaba con mucha fuerza, mientras los otros canales iban más atrás: la aceptación de la democracia. Hoy ningún canal podría proclamar tibieza frente al sistema democrático. Además de ser un suicidio estúpido, ha sido la democracia la principal causa de una industria de la televisión aporreada pero dinámica.

Esta simple ecuacion, TVN = democracia, fue la energía atómica que el canal usó para funcionar mucho tiempo. Pero esa situación política ya no existe, y con distintos grados, algunos más a regañadientes que otros, todos los canales han debido incorporar cuotas de cultura, diversidad, pluralismo, lo que sea. Por supuesto que esto no es el paraíso, pero TVN tampoco hoy lo es.

Por el contrario, la sociedad tiene otros caminos para acceder hoy a la información, y quizás otros caminos para “verse reflejada” (en su misión, TVN se asigna este rol, el de reflejar a la sociedad chilena). Hay tanta identidad nacional en YouTube como en TVN, claro que con peor imagen. Los pingüinos en 2006 no necesitaron medios de comunicación para organizarse y salir a la calle: emplearon blogs y celulares. La blogósfera chilena es tan activa en dar a conocer los problemas de la gente como cualquier canal.

¿Cuál sería entonces, hoy, el rol de TVN en la sociedad chilena?

¿El mismo que hasta ahora?

Yo creo que no.

UNA PROPUESTA DE MISIÓN PARA TVN

Chile ha sido exitoso porque ha limitado la acción del Estado en aquellos lugares de la economía a los que los privados no entrarían ni a palos porque no es rentable. ¿Por qué, entonces, TVN tiene que estar metida en un negocio, la industria de la televisión, donde los privados no solo han sido eficientes en términos de explotación comercial a través del rating, sino en el que también han sido medianamente decentes para promover valores sociales?

Una respuesta -desde el ala progre- podría ser “ah, pero es que tú quieres que la derecha sea dueña de todo”. No, no lo quiero. Quiero que haya competencia y muchos medios con muchos propietarios. Pero no nos hagamos trampas en el solitario tampoco. La televisión chilena, con canal público y todo, no tiene hoy mayores diferencias en sus vertientes derecha, izquierda, arriba o abajo. No hablo de las proclamas. Hablo en general de la programación. El modelo “canal progre enquistado en un bosque de canales conservadores” es una falacia hoy: ni tan progre, ni tan conservadores.

Y eso suponiendo que “lo progre” es el tipo de comunicación deseable para toda la sociedad. Desde mi punto de vista lo es, pero no tengo por qué imponérselo a otro.

Por mientras, creo que una misión de TVN acorde con los tiempos es justamente “subvencionar” aquellas áreas en las que los privados no entrarían ni a palos. Y la más importante de ellas, y la más efectiva, es la educación.

TVN debería ser un canal que, mientras todos hablan y hablan de mejorar la educación, se meta en ese mundo y actúe.

Su impacto sería inmediato.

El rating sería, desde luego, catastrófico.

¿Quién vería “Proezas matemáticas” a las diez de la noche de un miércoles, mientras al otro lado dan, no sé, cualquier reality?

Nadie.

O casi nadie.

Pero ese “casi” en televisión son cientos de miles de jóvenes. O de viejos, no importa. Cientos de miles de personas que mejoran sus capacidades matemáticas, que tienen la posibilidad -una posibilidad rara, es cierto, una posibilidad informal- de mejorar la mala educación que reciben en las congestionadas y deprimidas aulas del sistema público.

¿Qué tal “Inglés para todos” a las ocho de la noche, mientras en los “canales amigos” dan teleseries? ¿No sería bueno eso para el chico de estrato socioeconómico D que jamás ha escuchado la buena pronunciación que dan los colegios bilingües? ¿Y qué decir de “Ases de la programación”? ¿No mejorarían las oportunidades de quienes se hicieran fanáticos de ese programa?

Bueno, la pregunta del millón: ¿quién financia todo esto? Mi respuesta: no tengo idea. No sé si TVN debería volver a depender de las arcas fiscales, no sé si habría que sacar plata de Codelco para echar a andar un canal educacional, no sé si la televisión digital permite un TVN1 comercial y un TVN2 educativo, no sé si tal vez pueda haber auspiciadores privados para todo esto si el asunto prende y sorprendentemente genera rating.

Para eso están ustedes, señores candidatos.

No les he escuchado una palabra sobre TVN.

Tal vez es porque piensan que está todo bien.

¿Lo está?

No soy un experto en educación, pero esto es algo que he pensado mucho tiempo. Creo que esto es, al final, una pregunta sobre el sentido de TVN, sobre la razón de su existencia. Cuando la lanzaron en 1969 existía la televisión y parecía una buena idea que el Estado tuviera una señal. Era una época no comercial, en que se suponía que la televisión cumpliría funciones similares a la de la literatura en una sociedad. Está claro que no resultó así.

¿Vieron la película The Truman Show? ¿Se acuerdan del final? La lección es: nadie realmente echa de menos los programas que se acaban, así duren toda nuestra vida.

Siempre podemos pasar a lo siguiente.

Esa es la idea.

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