La directora de radio Duna habla sobre las sinergias de su emisora con La Tercera, defiende el periodismo de análisis y reconoce que en nuestro país, a diferencia de la prensa extranjera, falta mayor transparencia y publicidad en las preferencias que tienen los medios de comunicación.

Cony Stipicic, directora de radio "Duna".
Habla con convicción, defiende sus posiciones, no se abandera por una simple filiación laboral. En este diálogo con Puroperiodismo, la periodista Cony Stipicic relativizará y cuestionará algunas premisa:, como que la radio Duna es mero análisis, que da voz exclusivamente a las elites, que se interesa por los poderosos. Y también aceptará otras: que son liberales y pro mercado.
Stpicic es directora de Duna (89.7), parte del Grupo Dial que congrega otras emisoras —Zero, Paula FM, Disney, Carolina, Beethoven— y que, a su vez, es parte del Grupo Copesa, controlado por Álvaro Saieh y que administra, entre otros medios, a los periódicos La Tercera y La Cuarta.
El privilegiado sitial de Duna en términos de pauta no puede desmentirse. Fue en sus estudios donde, a comienzos de mayo, el ministro Hinzpeter manifestó públicamente su apoyo a HidroAysén, antes de que sesionara la Comisión de Evaluación Ambiental de la región sureña que finalmente aprobaría el proyecto. El resto de los medios hizo eco de esas declaraciones por el resto de la semana.
Pero este sitial, a la vez que los legitima, los pone en una peldaño donde el periodismo puede trastabillar u optar por rosar el poder con complacencia y beneplácito.
—A Duna vienen las élites políticas y económicas. Eso les facilita la tarea de relacionarse con ellas. ¿Cómo logran independencia al interpelar al poder?
Interpelándolo. Simplemente interpelándolo. Yo no voy a dejar de preguntar lo que tenga que preguntar aunque el que esté sentado ahí al lado sea amigo mío, cosa que tampoco pasa. Todo el mundo cree que aquí hay relaciones de amistad. No. La Duna tiene un acceso fácil a todo ese mundo porque es un mundo al que le interesa estar en la Duna, porque saben que es una radio influyente, porque si los pescan es porque están en la agenda. Pero nosotros nos damos gustos entrevistando gente de temas extra agenda o de temas de la agenda, sin caer en el entrevistado obvio. Nuestra primera reacción no es ir a entrevistar a un político. Ayer [lunes 30 de mayo] vino Pablo Valenzuela al “Terapia” a hablar de los transgénicos. Muéstrame otra radio que traiga a Pablo Valenzuela a hablar de los transgénicos.
—Fernando Paulsen puede tener un invitado así.
A lo mejor Paulsen puede tener un invitado así. Lo que quiero decir es que también hay un esfuerzo por abrir temas y traer a otro tipo de gente, no solamente asociada a los círculos de poder. El otro día trajimos un sociólogo que fue enfermo de entretenido para hablar de las manifestaciones en las calles. Invitamos a alguien que trabajó en la DGA, que tiene una tesis en contra de HidroAysén que fue súper buena.
—A ustedes les interesa instalar esos temas, pero en Chile la pauta suele girar en torno a la política o la economía.
La pauta de los medios gira en torno a eso, y nosotros tratamos de arrancarnos de eso la mayor cantidad de veces que podamos.
—¿Y les resulta?
Sí.
—¿Cómo lo evalúan?
Porque tenemos feedback. Porque uno también es capaz de hacer una evaluación propia. Uno sabe cuando hizo una buena entrevista y cuando aportó un tema, independiente del feedback que se pueda tener. A mí me carga entrevistar políticos, los evito. Siempre hablan de lo mismo. Encuentro que hay mil personas más entretenidas para entrevistar que los políticos.
—¿Hay una tendencia compulsiva por acudir a ellos?
Porque es lo más fácil. No hay político que no te deje de responder el teléfono, que no esté dispuesto a darte la entrevista, la cuña.
—¿Se consideran una emisora plural, diversa, dentro del espectro radial de Chile?
Sí. Es una radio que es muy tolerante, es más bien liberal, que tiene algunas opciones definidas: es pro empresa y pro mercado. Esa es casi una definición editorial, pero no porque venga impuesta, si no porque hay un denominador común. En el fondo los medios no tienen por qué ser eunucos en términos editoriales. Esa es una crítica grande que se le puede hacer a los medios en Chile. Afuera los medios se casan con candidatos, editorializan por quién van a votar, defienden abiertamente proyectos de ley o cuestiones por razones ideológicas.
AUDIENCIA: “NO PRETENDO QUE A MÍ ME ESCUCHE LA SEÑORA DE LA GRANJA”

"Somos una radio chica pero con vocación informativa marcadísima". | Foto: Puroperiodismo
Dejando de lado programas misceláneos como “Efecto invernadero”, o más humorísticos y relajados como “A todos nos pasa lo mismo”, Stipicic asegura que todos los géneros del periodismo están presentes en Duna. Para ello traza diferencias entre los segmentos más conocidos de la radio: “Duna en punto” sería netamente informativo, el “Hablemos en off”, un poco más interpretativo, y el “Terapia chilensis”, más de opinión. Cony Stipicic confirma que es la principal característica de la radio y cree que sus conductores están capacitados para ejercer este rol.
—En general, en Chile la gran mayoría de los periodistas no hace ese análisis que ustedes hacen.
Pero es que en el resto de las radios eso también se da.
—Sí, pero los equipos de prensa tienen reporteros en la calle.
Sí.
—Podemos convenir, entonces, que el análisis por parte de periodistas no es lo que hace la mayoría.
Probablemente es el sello distintivo de esta radio. Pero un sello distintivo que, bien lo decía antes, hay muchos que lo están tratando de copiar hace rato. O sea, qué es el programa de la Concierto en la mañana, qué es el programa de la Futuro en la mañana, qué es el programa de la Infinita en la mañana, si no un intento por hacer lo mismo.
—En las mañanas está Nicolás Vergara. Él tiene una empresa consultora en comunicación estratégica (3 Consultores). ¿No le parece que, en ese caso, puede haber un problema periodístico al tener una palestra donde eventualmente difundir opiniones que contribuyan a su negocio?
Si eso pasara se generaría un conflicto y lo tendríamos que solucionar.
—¿Él puede desprenderse de su rol?
Sí.
—¿Cómo?
Desprendiéndose de su rol. Declarando el conflicto de interés, no tocando los temas donde pueda estar involucrado. Está bien, te concedo que ahí hay un punto, y no solo pasa con Nicolás, pasa con mucha más gente y en muchos otros lados. La diferencia es: si aquí pasa, Nicolás lo dice. Hay gente que nunca lo ha dicho. Nicolás dice que él es amigo de Andrés Velasco, cuando se hablaba de Andrés Velasco.
—¿Cómo hacemos para que el periodismo sea más transparente y lo declare?
¿Quieres que yo todas las mañanas ponga en la picota a Nicolás Vergara y diga: “Nicolás Vergara es consultor de empresas así que usted no crea nada de lo que dice”?
—No, pero por lo menos saber desde donde habla.
Pero si tú sabes desde dónde habla.
—Pero no sé si el público sabe.
No, el público de la Duna sabe desde donde habla. Si yo no pretendo que a mí me escuche la señora de La Granja. No es mi público.
—Mirko Macari habló de “personaje, conflicto y poder” y con eso él sabía a quién le estaba hablando El Mostrador. ¿A quién le habla Duna?
Yo creo que le habla en parte importante a la elite.
—Política y económica.
Sí, transversal. Con elite no te quiero decir gente de derecha; estoy hablando de la elite transversal. Y al público informado: es elite y público informado.
—¿Se han planteado la posibilidad de tener periodistas en terreno, en La Moneda, etc.?
No. No es nuestra opción. ¿Sabes lo que pasa? Nosotros nos reímos internamente que somos como “chicos agrandados”, porque cuando pasan cosas salimos, pero salimos nosotros. Si hay una elección, salgo yo a la calle, va Nicolás Vergara, salimos nosotros. Con la manera en la que se genera la información hoy en día, no se necesita tener cien periodistas en la calle.
—¿Es una decisión editorial o por costos?
Es decisión editorial, porque somos una radio chica pero con vocación informativa marcadísima. Para desarrollar ese rol no necesitamos más.
—¿Cuál es el insumo noticioso de la radio?
Internet, agencias. Es que en realidad las agencias hoy día ya no funcionan. Es más bien internet, otros diarios, televisión, todos los medios electrónicos.
—¿Cómo es su rutina diaria en ese sentido?
Mucho teléfono, te tomas cafés con gente. Twitter se ha transformado en una herramienta muy eficiente. Yo la uso mucho para reportear, porque de repente enganchas con alguien que opinó alguna cuestión y agarras el teléfono y le dices: “Oye, me interesa tú punto de vista. Juntémonos para ver qué está pasando”. O le mandas un DM (mensaje directo) con una pregunta concreta.
VÍNCULOS CON LA TERCERA: “SÉ QUE HAY GENTE QUE DICE QUE NOS PODEMOS TERMINAR CLONANDO”
Al interior de Duna los vínculos con Copesa se han intensificado gradualmente, incluso desde antes de que entrara Álvaro Saieh a la propiedad del conglomerado. Por los estudios de la emisora se turnan nombres como el director del diario, Cristián Bofill, la actual cabeza de revista Qué Pasa, José Luis Santa María, o columnistas dominicales como Ascanio Cavallo. Es una especie de relación simbiótica, donde la radio —podríamos especular— adopta la forma de filial sonora de los medios más prestigiosos de Copesa.
Sin embargo, Stipicic prefiere hablar de una colaboración fructífera.
—¿Sienten que pueden llegar a parecerse demasiado, respecto a los puntos de vista planteados, los temas que se tratan y las fuentes a las que acuden?
No me preocupa. De hecho nos pasaba mucho con el Qué Pasa cuando estaba el Kike (Enrique) Mujica, había sinergia total y comunidad de intereses en términos editoriales que eran súper evidentes. Te diría que la Duna es mucho más lo que era el Qué Pasa del Kike Mujica, más que el día a día del diario. Sé que hay gente que dice que de repente nos podemos terminar clonando, pero creo que todavía está la oportunidad de generar sinergia. Ahora, Héctor Soto está aquí de antes. Cuando llegué a la radio yo escribía en el “Reportajes” de La Tercera, y La Tercera ni siquiera era de Álvaro Saieh en ese minuto. En el fondo, que tú trabajes en un medio específico no garantiza que estés acá.
—Al vincular a gente de La Tercera hay información que se traslada a la radio.
Y se traslada a cualquier otra radio, siempre que sea información que vale la pena. Es lo que pasa con El Mercurio: si El Mercurio trae algo importante yo no voy a dejar de hablar de lo que trae. Y eso es algo que en La Tercera tienen súper claro: si El Mercurio golpea, yo le voy a dar como bombo en fiesta, porque vale la pena. No hay un compromiso, cerrado y sellado, de que las cosas sean así.
—Entonces, que haya periodistas de La Tercera no significa que exista una asociación. Ustedes prefieren hacer la diferencia.
Totalmente. Esas personas están acá mucho más por su valor como conductores que porque vengan a traer contenidos de los medios que dirigen. Héctor Soto tiene un valor indiscutible como conductor de la radio. Cristián Bofill es alguien que nosotros siempre quisimos que llegara a la Duna, siempre. Pero están acá por razones distintas. José Luis (Santa María) no está aquí porque es el director de Qué Pasa, el Kike Mujica no estaba aquí porque era el director de Qué Pasa. Estaba aquí porque lo conocía de mucho antes, compañero mío de la universidad, trabajamos juntos. Después llegó a ser director de Qué Pasa, estando aquí.
—Llama la atención la “televisación de la radio”, que se incorporen rostros de televisión.
Pero fíjate que en la Duna ese fenómeno es decreciente.
—Es decreciente, porque partió así.
Partió, pero no te equivoques. Yo no había salido nunca en la tele, escribía en el “Reportajes” de La Tercera. Macarena Lescornez (directora de El Dínamo) no es tele, Francisco Aravena no es tele. Hay ciclos. Esta es una radio que no se ha cerrado nunca a incorporar rostros, siente que los rostros televisivos, aparte de que pueden ser muy buenos conductores, venden bien, pero no se corta las venas por eso.
—¿Le parece que el fenómeno no es bueno?
No creo que sea bueno o malo: es. Lo que sí tiene es que se puede volver perjudicial a ratos porque te genera un efecto comercial que puede ser perverso. En el fondo, las radios pensando que teniendo rostros de la televisión venden más, se llenan de rostros de la TV. No es el caso de la Duna. Si tenemos oportunidad de tener a alguien de la TV que sea bueno y que vaya con el sentido editorial de la radio, genial, como ha sido cuando ha pasado. Pero si no, no.
PODCAST, TECNOLOGÍA E INDUSTRIA RADIAL
Duna fue precursora al poner a disposición de su audiencia toda su programación en formato podcast, camino que otras emisoras han adoptado con timidez y que, según Stipicic, apunta a la fidelización de audiencias, aunque el volumen de descargas actual no da cuenta de un impacto mayor. “La industria publicitaria todavía no internaliza que es un mercado inexplorado”.
Un tema pendiente al respecto es la medición de las audiencias. Para Stipicic, la única encuesta disponible, la Ipsos, suele tener márgenes de error altos —“una encuesta que fluctúa mucho”, dice—, y la alternativa a este sistema es mucho más invasiva que la mera recordación. “Es un mecanismo de brazalete o de un chip que en el fondo te interviene las comunicaciones”.
—Se habla mucho de que la prensa está en crisis, de que los noticiarios de televisión son malos. Pero la radio suele quedar aislada de las discusiones. ¿Hay crisis en la radio? ¿Cómo está la industria en términos periodísticos?
La radio se ha reposicionado fuertemente en Chile. Ha construido más confianza, se ha vuelto de alguna manera mucho más imprescindible para la gente, porque los noticiarios de las nueve de la noche, para los sectores que buscan información de verdad, no te aportan nada. No creo que haya una crisis en el caso de la radio, para nada. Esta radio partió hace 15 años atrás y era la única que tenía programas de conversación de actualidad y hoy día está lleno. La radio tiene una tremenda oportunidad de seguir construyendo. No creo que la radio esté en crisis, para nada.