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Chile se mueve y no sale en la foto

Por ~ Publicado el 8 mayo 2009

Por Juan Foxley Rioseco

En un año en que la economía chilena pinta a encogerse, no está de más una inyección de autoestima. Por favor, no hablamos de recaer en el ombliguismo de ejecutivos autoreferentes vociferando en aeropuertos aquello de los jaguares de Latinoamérica. Pero sí podríamos destacar hechos nuevos que han recibido escasa atención de los medios este año.

Uno es la mejoría de rating soberano otorgada al país por Moodys y otro la rentabilidad (y suerte) en el manejo de los fondos soberanos ahorrados por el fisco(1). Sin embargo, es un tercero, aún menos difundido el que queremos detallar aquí.

Chile, aunque no salga en las fotos del G-20, es el único país latinoamericano que es protagonista a la hora de ponerse con recursos anti-crisis. ¿Sabía usted que ya le prestamos plata a Ucrania, Pakistán, Turquía, Rusia, Brasil, Uruguay? Lo hacemos a través de la facilidad NAB (New Agreement on Borrowing) del FMI.

En la reciente reunión del G-20, sus socios representados, entre otros por los mandatarios de Brasil, México y Argentina, decidieron por nosotros la ampliación del NAB en diez veces. Chile no pertenece a ese club, pero sí parte del grupo de 26 países acreedores del FMI (Somos el único latinoamericano ahí y solo 10 acreedores están en el G-20). En ese grupo nuestro país tenía comprometido aportar hasta el 10 por ciento del total (unos 500 millones de dólares) pero a partir de los recientes acuerdos del G-20 en Londres, podría pedírsele ampliar su disponibilidad.

¿Le conviene a Chile prestar a través del FMI? Sí, sí y sí. Y no solo porque reforzamos nuestra reputación financiera, sino porque no perdemos nada. La remuneración que recibe el país es la tasa DEG (Derechos Especiales de Giro, 0.42 por ciento anual nominal). Luce baja, pero corresponde al promedio de lo que rinden los papeles de Tesorería a tres meses en las cuatro principales monedas duras. Si pensamos que un Banco Central mantiene del orden de un cuarto de sus activos externos en estos instrumentos y los préstamos vía NAB siguen siendo parte de las reservas internacionales (24.103 millones de dólares en total, a abril de 2009), la rentabilidad no sería un problema.

Además, el riesgo de crédito, aunque los fondos fueran a parar a Zimbabwe, la peor economía del mundo, sigue siendo con el FMI. En cambio, sí podría haber una pérdida de liquidez para la parte de reservas enterada al NAB. Pero los nuevos límites en que concurriría Chile (probablemente muy por debajo de los 5.000 millones de dólares que teóricamente debería aportar al NAB post G-20) no representan un obstáculo mayor, especialmente si se considera que la contraparte es el FMI, el proveedor de liquidez mundial por excelencia.

1-Ver Foxley, J. Bueno y suertudo, dos veces bueno http://www.blogeconomia.uahurtado.cl/?p=100

* Profesor Facultad de Economía y Negocios UAH. Miembro del Panel de Expertos del FMI en Riesgo financiero.


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