Quizás sin saberlo, el nuevo presidente de la FECh se está convirtiendo en lo que los medios necesitan para acallar ese molesto ruido que se ha presentado en el centro de Santiago cada jueves; en ese personaje que estaban buscando entre el gremialismo UC, pero que por la falta de luces de los representantes de este, no se encontró.
Foto: Publimetro.cl
Muy pocas veces en la historia de nuestro pequeño país, un cambio de dirigencia estudiantil universitaria ha tenido tanta relevancia. Así es, porque la recién pasada elección de la FECH ha sido objeto de varios artículos, comentarios y entrevistas a los personajes involucrados.
El resultado de las votaciones, terminó en el triunfo de Gabriel Boric, representante de la Izquierda Autónoma, dejando así a Camila Vallejo como vicepresidenta de la organización.
Extrañamente, el levantamiento de la candidatura de Boric ha sido cubierta de sobremanera y su imagen ha sido alzada por medios de derecha de manera positiva, cosa que resulta extraña. ¿Existe algún giro ideológico en los principales medios de comunicación? Claramente no. Lo que sucede es un poco más simple y es que Vallejo incomodaba mucho a las grandes elites, mientras que Boric, quien representa a un movimiento de izquierda bastante ambiguo, es claramente el chivo expiatorio que se necesitaba. Un tipo que dice ser marxista en entrevistas, pero que entiende bastante poco al respecto, es mucho menos peligroso que una mujer armada de valor y que ha sido capaz de llevar a cabo una movilización sumamente relevante en la historia de este tímido país.
Como ya he expuesto anteriormente en otras columnas, por lo general los medios de comunicación grandes venden una objetividad que no es tal, logrando así marear y muchas veces confundir al ciudadano común. Por lo mismo, es importante entender cual es el propósito detrás de lo erguida que aparece la figura de Boric frente a Camila Vallejo en varios lugares; no es muy difícil tratar de leer en la simulada objetividad fines políticos, como por ejemplo acallar a las mayorías que han puesto en jaque al poder en los últimos meses.
¿Por qué se hace eso? Porque las comunicaciones son lo que las grandes elites dominan, a diferencia de la mayoría popular, que solamente puede utilizar las calles para demostrar su descontento. “Las grandes alamedas” lamentablemente sirven de poco cuando hay personas que tienen todo el poder comunicacional y económico, y lo utilizan para contarnos lo que quieren, cuando quieren. Boric, quizás sin saberlo, se está convirtiendo en lo que los medios necesitan para acallar ese molesto ruido que se ha presentado en el centro de Santiago cada jueves; en ese personaje que estaban buscando entre el gremialismo UC, pero que por la falta de luces de los representantes de este, no se encontró.
Tal vez sus propias ambiciones políticas —totalmente legítimas— le están nublando la vista y se han puesto, sin quererlo, al servicio de lo que él dice sus adversarios. A lo mejor, este liderazgo que él considera sumamente potente y reformista, no es más que ese “infantilismo revolucionario” del que hablaba Marx, el que lamentablemente está más relacionado a pretensiones personales de juventud, que a un verdadero proyecto país, como el que pusieron sobre la mesa tanto Camila Vallejo como Giorgio Jackson, entre otros.
Es importante saber ver los personajes que los periódicos, canales de televisión y portales de noticias tratan de imponernos, sobre todo si ellos no tienen muy claro cuál es su rol en un movimiento tan importante como el que hemos visto este año.