Después de una década de silencio, el exdirector de medios digitales en Copesa y Canal 13, Andrés Azócar, está de vuelta con Mediápolis, un podcast que realiza junto a otros tres periodistas para “hablar de periodismo y otras obsesiones”. En esta entrevista, aborda la profunda crisis de la industria y los aciertos y errores que han cometido las escuelas de periodismo para enfrentar la formación profesional frente un escenario cada vez más incierto.
Hace una década había todavía kioscos en los que se podían encontrar revistas por montones y diversos diarios impresos. Las redes sociales estaban en su apogeo y, en esa época, Twitter era aún un espacio amable, donde la gente se saludaba y cada viernes se recomendaba seguidores entre sí; los #FollowFriday, lo llamaban. Los podcast existían, pero no tenían tanta popularidad, o eran algo muy de nicho, y Andrés Azócar, por entonces director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales (UDP), ya explotaba ese formato junto a otros periodistas para realizar Mediapolis, un programa de audio donde comentaban y analizaban la industria chilena de medios.
Tiempo después, el proyecto quedó en el congelador. Azócar dejó la UDP y volvió por un tiempo a los medios. Pasó por TVN, donde fue por un año editor de investigación; por Copesa, donde dirigió los medios digitales; y por Canal 13, donde también se hizo cargo de esa misma área hasta enero de 2020. Vio desde adentro los cambios y el avance de una crisis que ha implicado cierres y despidos masivos por todo el país. Hoy, como gerente de marca digital y de estrategia en Ubik, dice que los tiempos han cambiado y que “ya cumplió su ciclo en los medios”.
Pero sigue atento a los nuevos escenarios. Cuenta que durante la pandemia ha estado escribiendo una novela de ciencia-ficción de tinte ambientalista y existencialista, y que además está en un proceso de aprendizaje, centrado en el estudio de las audiencias, datos y consumo. Su última colaboración fue en la plataforma Mirador de Medios, donde publicó un artículo titulado Periodismo e Internet: cuatro dilemas éticos. Y además, junto a los periodistas Natalia del Campo, Miguel Paz y Luis Argandoña, retomaron y dieron nueva vida a Mediapolis, que ya lleva 12 capítulos en su versión 2020.
Fue precisamente en esa plataforma que a mediados de agosto, y a partir de la investigación que publicó Puroperiodismo con los datos sobre la profunda crisis de los medios en Chile, los cuatro periodistas pusieron sobre la mesa una arista que hasta ahora ha estado fuera del debate: ¿qué hacen las escuelas de periodismo para hacer frente a la debacle de una industria que se reduce cada día más?
En esta entrevista, Azócar se refiere a ese rol formativo frente a la incertidumbre del campo laboral y comenta el escenario actual de los medios. “No puede haber periodismo sin entender a la audiencia. En mi generación nosotros sabíamos lo que la gente quería, pero ahora es al revés, y nosotros tenemos que saber lo que la gente quiere”, dice.
—Más de 2.400 despidos ha habido en la industria de medios en los últimos tres años. Muchos diarios, revistas y radios han cerrado, otros se han reducido, y ahí también están los canales de televisión. Frente a esos datos, en Mediápolis cuestionaban no tanto a las empresas periodísticas, sino que el rol de las escuelas de periodismo frente a ese escenario. ¿Cómo cree que lo están enfrentando las distintas escuelas?
—Es diverso. Algunas están atentas de comprender la crisis, mientras que otras parecen más confundidas. Las escuelas de periodismo se encuentran en una situación compleja, porque a pesar de querer realizar cambios, las mallas curriculares son difíciles de modificar. Además, los tiempos van muy rápido y la capacidad de evolución es lenta.
—¿Las mallas curriculares están acorde a la demanda actual de la profesión?
—Hay una tendencia de enseñar mucho, pero no sobre cuál es el escenario que van a enfrentar los medios en los próximos diez años. Las plataformas van a cambiar, ya en lo digital estamos completando el círculo en el uso del audio, vídeo y texto. Los medios y las escuelas tienen los mismos desafíos: nos vamos a encontrar con audiencias que van exigir que los y las periodistas cada vez más tengan una opinión. Ya está ocurriendo internamente en The New York Times .
—¿Cuáles son esos desafíos que medios y escuelas van a tener que enfrentar?
— La población consume y lee menos, y el mundo será cada vez más audiovisual. Además, hay una segmentación de audiencias y la tendencia es enfocarnos en comunidades específicas, no masivas. Ya hay diferentes opciones para realizar periodismo, no solo con la estructura gigante de un medio. El rol de las escuelas, entonces, es enseñar otras formas de emprendimiento, porque el mercado laboral va a exigir mayor flexibilidad, conocimiento en múltiples áreas y capacidad de generar contenidos de forma rápida, breve y profunda. El gran desafío es ser interesante para las nuevas audiencias y sacarlas de las redes sociales.
Crisis de los medios
—En relación a los medios, ¿cómo se han abordado los procesos de digitalización en un contexto de crisis?
—Creo que la discusión sobre la crisis de los medios, al parecer, está zanjada. En el fondo, los medios funcionaban como empresas ligadas a la publicidad. Otro punto es que se han cometido errores, hay poca coherencia de los medios en la gestión de sus proyectos digitales y se cree que este espacio es un campo de batalla para el tráfico, sin considerar a otras plataformas que pueden generar más marcas e interés. Hoy, el periodismo no es solo duro, sino que también brinda compañía. Los medios tienen la posibilidad de ayudar a la población en un montón de necesidades, porque los y las periodistas, en su esencia y formación, poseen la capacidad de saber jerarquizar información y comunicar. Un ejemplo de ello son los boletines de The New York Times y The Washington Post.
—¿Hay renovación en los medios chilenos?
— No veo a un medio que esté haciendo algo nuevo, salvo tener posiciones. Destaco a La Tercera por su innovación, pero considero que los demás están concentrados en generar polémicas o en un periodismo duro, mientras que también hay otros de tinte oficialista u opositor. Muchos medios tuvieron una oportunidad grande en el estallido social, porque se convirtieron en un referente, sin embargo, lo que está ocurriendo es mucho más profundo y no se ha sabido interpretar los cambios que estamos viviendo.
Vea el capítulo N° 11 de Mediápolis, donde se conversó respecto a la investigación de Puroperiodismo y el rol de las escuelas de periodismo frente a la crisis de los medios.