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Agregación, curaduría y discusión: el representante del lector en la era de los medios digitales

Por ~ Publicado el 6 julio 2012

Ir a la Serie de defensoría de la audiencia | Dan Gillmor divulgó su receta para el cargo de public editor del New York Times, una “especie en extinción” que, dice, nunca ha sido común en el periodismo, pero que puede tener un nuevo aliento en el entorno digital.

Para Gillmor el representante debe ser “anfitrión y moderador de una conversación civilizada”. Foto de 3ammo.

Dan Gillmor, director del Knight Center for Digital Entrepreneurship, postuló, sin éxito, al cargo que Arthur S. Brisbane abandonará en septiembre. Durante el proceso presentó un escrito que sintetiza de qué modo él abordaría el trabajo de public editor. Ahí destacó la necesidad de convertir esta figura en un “anfitrión y moderador de una conversación civilizada”, que tenga un bajo perfil y que recurra a tres mecanismos para destacar el rol del público:

  1. Citar y enlazar toda crítica reflexiva del trabajo que hace el medio, e invitar a los lectores a analizar y comentar esta agregación. “Si pienso que una crítica es errada, lo diría. También constataría cuando, bajo mi punto de vista, sea un punto justo”, escribe Gillmor.
  2. Crear un foro abierto y robusto del trabajo del periódico, “usando herramientas de moderación que minimicen los costos y que filtren a los peores trolls”.
  3.  Alentar a los periodistas a que participen en estas conversaciones, como Nicholas Kristof, que ya ha establecido una conexión con la audiencia. “Pero mi objetivo principal sería, en lo posible, que la sala de redacción explique cómo opera y por qué hace lo que hace”.

Estos tres objetivos pueden alcanzarse estimulando estos procedimientos: que la columna dominical sea una orientación de las conversaciones que se dan en el espacio digital; trabajar con redes sociales para expandir las conversaciones; que la moderación y el respeto mutuo sea el corazón de estas conversaciones; y preguntarle a los lectores cómo mejorar.

A estos “elementos esenciales” Gillmor agregaría otros experimentales, fruto de su vinculación al Harvard Berkman Center for Internet and Society:

  • Anonymice Tracker: una base de datos de cada artículo que cite fuentes anónimas, que consigne si todo el texto se basó en esas fuentes y las razones para conceder el anonimato.
  • Feedback Zeitgeist: un análisis semántico y visualizaciones de correos electrónicos y comentarios.
  • Error Notifier: un sistema de suscripción para recibir notificaciones de cualquier error del public editor.
  • PubEd Submitterator: los lectores aportan datos de las mejores críticas.
  • Goof Tracker: una base de datos donde los lectores marcan errores y si son corregidos posteriormente.

Al finalizar su escrito, Dan Gillmor subraya nuevamente el carácter experimental de todas estas ideas —usa el concepto startup—, pero advierte que los miembros de la audiencia aceptarán cualquier falla si, primero, han sido involucrados; segundo, si se han acogido las buenas ideas; y tercero, si se ha trabajado con la máxima transparencia.

“No tengo la ilusión de que al cambiar los métodos del public editor habrá paz y armonía con sus enemigos”, afirma en alusión a las críticas eternas al New York Times. “Pero sí creo que el public editor puede engendrar el tipo de conversación que puede ser vista, y usada, por todas las partes para beneficio mutuo. Vale la pena intentarlo”.

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