“Pero, ¿quién es José Huenante Huenante?”, se pregunta Faride Zerán en una reseña del libro. “¿Cuál fue el destino de un joven de origen mapuche, pobre, en el Chile de la transición a comienzos del siglo 21, cuando las demandas de justicia, dignidad e igualdad de oportunidades se erigen como necesidades urgentes y desatendidas?”
En un artículo de The Clinic, donde entrevistan al autor del libro, se profundiza en el historial de impunidad que los casos de derechos humanos han tenido en la capital de la Región de Los Lagos.
Precisamente, Nicolás Binder (1988) creció en Puerto Montt y el 2007 se trasladó a Santiago para estudiar periodismo en la Universidad de Chile. Luego realizó su práctica profesional en el programa Contacto de Canal 13 y trabajó en Radio Universidad de Chile como productor de “El Estudiantazo”, un programa sobre las movilizaciones estudiantiles.
La vida breve de José Huenante, de la Colección Periodista José Carrasco Tapia, es su memoria de título. El libro se lanzará el lunes 13 de mayo a las 18:30 horas en la Casa Central de la Universidad de Chile.
Acá presentamos un adelanto de la publicación.
La señora Angélica era vecina de la población Vicuña Mackenna desde sus inicios, a fines de los años noventa. Era dueña de casa. Llegó a Puerto Montt con su familia desde Punta Arenas. Vivía con dos de sus hijos: Álvaro, que era el segundo de tres, y con el menor, que todavía era un niño.
Esa noche, se suponía que Angélica y Álvaro verían juntos una película, pero él todavía no aparecía, por lo que ella estaba levantada, esperándolo, como cualquier madre preocupada de su hijo. La película ya había pasado, pero a ella no le importaba, solo sabía que se iba a desvelar toda la noche hasta ver a su hijo de regreso, sano y salvo en el hogar. Para eso miraría televisión, pero siempre atenta a su ventana. Su living estaba organizado de tal forma que ella, sentada en su sillón, tenía al televisor de frente y a su derecha una gran ventana con vista hacia el oriente, hacia el pasaje Seis, la plaza de juegos y la avenida Vicuña Mackenna.
Pasada las cuatro de la mañana, lo único que sintonizaba a esa hora el televisor de Angélica era el canal 6,La Red. Ya esa hora lo único que transmitía era “Call TV”: un programa de llamadas eróticas con señoritas vestidas de diferentes y sugerentes formas. Un programa que Angélica nunca veía.
Y Álvaro aún no llegaba.
A las 4:06, el sargento Canobra y el cabo Ibarra tenían que reanudar su ronda después de dejar al ebrio, Carlos, a cargo de sus amigos Negro y Yoni. Pero antes de continuar, percibieron unos gritos de desorden provenientes desde el interior del sitio eriazo, en las panderetas frente al pasaje Cuatro, por lo que decidieron ingresar a la población.
Doblaron a la derecha por Arturo Narváez, pasando al lado de José, que continuaba solo en la calle, pero no se dieron cuenta de su presencia. Al llegar a la esquina con la casita verde, doblaron nuevamente a la derecha en vía Mediterráneo. A mitad de cuadra, Canobra e Ibarra escucharon más gritos e insultos, provenientes desde el sitio eriazo, por lo que los dos se bajaron con linternas para inspeccionar la zona.
A oscuras entre las panderetas, uno de los chicos dela Antonio Varas, el Carlos o el Yoni, según Sombra, le había preguntado al resto si alguna vez habían hecho la “guerra” a los carabineros. Los demás respondieron que no, por lo que para no quedar mal decidieron declarar una batalla: empezaron a insultarlos y lanzarles piedras.
Al recibir el ataque, Canobra e Ibarra rápidamente se replegaron. Volvieron al RP-1372 y dieron la vuelta por Nueva Tres hasta llegar nuevamente a la esquina con Vicuña Mackenna. En este trayecto, el 1372 se comunicó con CENCO. Segúnla Tarjetade Procedimiento Policial n° 6343, el sargento Canobra llamó a las 04:17 para solicitar cooperación. CENCO procedió a enviar a los dispositivos RP-1373 y Z-1139 para prestar ayuda.
Al ver que los carabineros no estaban, los demás jóvenes salieron de entre las panderetas y corrieron hacia la casita verde. A los pocos minutos se percataron que venía un camión de Carabineros desde la población Socovesa, por lo que inmediatamente arrancaron hacia el liceo Benjamín Vicuña Mackenna, por vía Mediterráneo. Sin embargo, no todos corrieron hacia el liceo: Carlos seguía durmiendo dentro del sitio eriazo y Nelson seguía escondido entre las panderetas. Lo único que quería era volver a su casa en el pasaje Seis, a dos pasajes de distancia.
La señora Angélica seguía con su televisor encendido. Mientras tenía un ojo puesto en el programa y el otro en la ventana, de pronto vio aparecer a un joven desde Vicuña Mackenna que doblaba a la derecha en dirección a su pasaje por la calle contigua a la pequeña plaza. Lo primero que pensó fue en su hijo Álvaro, pero el joven al que veía desde su ventana andaba con un pantalón claro y polerón oscuro y corría algo lento. Inmediatamente se dio cuenta que no era su hijo, pero siguió observando. Ahora el joven llegaba al pasaje Seis con la esquina de la plaza y se detenía por unos segundos. Se tambaleaba. Para Angélica era evidente que la persona estaba ebria. El joven se recompuso y continuó su huida por el pasaje Seis, en dirección a Arturo Narváez, hacia el sitio eriazo. Inmediatamente después de perder al joven de vista, miró de nuevo hacia Vicuña Mackenna: ahora se asomaba por la avenida una patrulla Nissan V-16 con su baliza y sus luces apagadas. Doblaba por el mismo pasaje colindante a la plaza y después nuevamente en el pasaje Seis en dirección hacia Arturo Narváez, hacia el sitio eriazo.
Angélica no tenía dudas. El joven que acababa de ver corriendo huía de esa patrulla que lo perseguía. Pero ya no importaba, el susto inicial de que se tratara de su hijo Álvaro se disipó en un instante. Ahora estaba tranquila, aunque todavía escuchaba los ladridos de los perros que se alejaban al mismo tiempo que se alejaban el joven y el Nissan V-16 de la policía.
Nelson estaba solo en el sitio eriazo. El RP-1372 se había ido y los demás arrancaban hacia el liceo al final de vía Mediterráneo. Pero él estaba a pasos de su casa. Se disponía a volver, cuando de pronto vio a José corriendo por Arturo Narváez en dirección a la casita verde y, detrás de él, una patrulla Nissan V-16 persiguiéndolo. En cuestión de segundos, observó que el mismo vehículo le hizo una encerrona a José en la entrada al pasaje Tres; que se bajaron dos funcionarios, lo agarraron y lo arrojaron con fuerza al interior del móvil por la puerta posterior izquierda. José había sido detenido. Entonces, Nelson vio a la patrulla salir rápidamente por el pasaje Tres y doblar hacia la izquierda en Osvaldo Wistuba, en dirección a Vicuña Mackenna. Y de ahí le perdió de vista a la patrulla.
Fue la última vez que vio a José.
Nelson y la señora Angélica declararon ala PDIpor primera vez el diez y once de noviembre de 2005, respectivamente. Nelson situó su testimonio pasadas las 02:30 horas. La señora Angélica situó el suyo cerca de las cuatro de la madrugada. Por todos los registros policiales queda claro que la redada ocurrió entre las 04:10 y las 04:30 de la mañana. La señora Angélica, si bien vio un Nissan V-16 con los colores institucionales de Carabineros, no pudo identificar a qué comisaría correspondía. En cambio, Nelson sí alcanzó a identificar a la patrulla: él claramente observó a José ser detenido por un Nissan V-16 dela Segunda Comisaría.Sin embargo, Nelson también afirmó que la primera patrulla que vieron, antes del apedreo, también era un vehículo dela Segunda Comisaría, aunque luego quedó establecido que la primera patrulla era en realidad el RP-1372 dela Quinta Comisaría, ya que era esa patrulla la que había acudido al lugar por el llamado de una vecina. Pero en su declaración había otro detalle relevante, tal vez el más importante de toda esta historia: la patrulla dela Segunda Comisaríaque detuvo a José era la misma patrulla que había sido apedreada minutos antes. O sea, en realidad Nelson habría visto al RP-1372 dela Quinta Comisaríadetener a José y llevárselo en dirección desconocida.
¿Cómo podemos estar seguros de que efectivamente Nelson vio al 1372 detener a José? Si Nelson se equivocó al identificar a la primera que vio, el 1372, como perteneciente ala Segunda Comisaría, ¿es posible que se haya equivocado en afirmar que la patrulla apedreada fue la misma que detuvo a José? Por supuesto que es posible que se haya equivocado, pero para aclarar esta interrogante es necesario analizar si José efectivamente pudo ser detenido por la patrulla 1372 de Canobra e Ibarra.
Esa noche, según toda la información de los libros de guardia y de población, no participaría en la redada ninguna patrulla dela Segunda Comisaría.
Desde ese instante, nadie más volvió a ver a José.
Todos los funcionarios policiales que participaron esa noche en el procedimiento declararían más adelante que nadie vio a José y menos que fuera detenido. Los dieciséis funcionarios de las patrullas 1372, 1373, 1375, pertenecientes ala Quinta, más el camión Z-1139 dela Segunda, declararían primero -en noviembre de 2005- en una investigación interna de Carabineros y algunos de ellos ante la fiscalía. Volverían a declarar años después, en una nueva investigación interna de mayo de 2008. Ningún carabinero ha afirmado hasta el día de hoy haber visto a José en el procedimiento del 3 de septiembre.
Los cinco jóvenes que estuvieron esa noche con José -Negro, Yoni, Sombra, Nelson y Pablo-, entregarían sus primeros testimonios a Investigaciones entre septiembre y noviembre de2005. Apesar de las inevitables diferencias existentes en cinco relatos sobre una noche de alcohol y persecución, los cinco jóvenes coinciden en haber visto a José antes de que empezaran los piedrazos. Todos concuerdan también en lo siguiente: nadie vio a José correr hacia el liceo. Nadie vio a José correr hacia la cancha. Nadie vio después a José esconderse en el pantano a un costado de la carretera. Aparte del relato de Nelson, Sombra es el único que mencionó en una declaración haber visto a José corriendo por calle Arturo Narváez.
En los meses posteriores a la investigación, varias personas declararían haber visto a José después del 3 de septiembre. Incluso algunos declararían haber presenciado su asesinato por individuos sin ninguna relación con carabineros. Todos esos testimonios serían descartados, menos las versiones de la señora Angélica y de Nelson. Por lo tanto, ¿qué es lo concreto respecto a lo ocurrido con José esa noche? A partir de las declaraciones de los cuatro chicos, sin contar el relato de Nelson, se establece lo siguiente: Primero, José fue visto por todos antes del apedreo. Segundo, nadie vio a José lanzar piedras. Tercero, José no escapó con el grupo hacia el liceo y menos hacia la carretera.
Entonces, ¿por qué José no huyó con los demás después del apedreo? La respuesta más lógica resulta ser la más obvia: porque no estaba en ese momento con ellos. ¿Por qué José no estaría con ellos en ese momento? Porque, según Nelson, al ver una patrulla estacionada en Vicuña Mackenna, antes de los piedrazos, José decidió irse a su casa. Era entendible, estaba a un pasaje de distancia.
Si José se iba a su casa, pero la señora Angélica lo vio a él correr por avenida Vicuña Mackenna desde Arturo Narváez y después de vuelta hacia Arturo Narváez pero por el pasaje Seis, entonces surge un par de dudas. Primero, ¿por qué arrancaría José? Segundo: ¿por qué escaparía en dirección opuesta, hacia la avenida, y no hacia su pasaje? Si José no estaba con los demás lanzando piedras, entonces tenía que seguir en Arturo Narváez entre el pasaje Seis y el pasaje Cinco. Y a pesar de su estado etílico, tuvo que darse cuenta de una patrulla pasando al lado suyo y después ser apedreada. Por lo tanto, es posible que, después de ver un carro de carabineros y una “guerra” iniciada contra ellos, José arrancara en dirección opuesta a lo que estaba viendo. De lo contrario, ¿por qué otro motivo podría haber arrancado hacia Vicuña Mackenna? ¿Por qué arrancaría hacia el otro lado en vez de hacia su casa? Tal vez porque estaba ebrio, confundido, solo y sin saber hacia dónde tenía que correr. O tal vez sabía dónde estaba parado y decidió correr hacia la avenida para arrancar en dirección opuesta a donde estaba la patrulla, que se encontraba en vía Mediterráneo cerca de la casita verde, a mitad de cuadra.
Lo que es cierto es que se perdió el rastro de José en Arturo Narváez, donde estaba el sitio eriazo. Si la señora Angélica lo vio doblar en Vicuña Mackenna hacia el pasaje Seis en la plaza de juegos, entonces José necesariamente tuvo que venir primero desde la esquina de Vicuña Mackenna con Arturo Narváez, porque es la calle que viene después de la pequeña plaza frente a la casa de Angélica, cuando se sube en dirección hacia el nororiente. Y por lo tanto, José dobló ahí mismo, en la plaza, porque era la primera calle para darse una vuelta y llegar de nuevo al sitio eriazo. Y la única patrulla que se encontraba en el sitio, antes de que empezara la redada, era la 1372 del sargento Canobra y del cabo Ibarra, la que había sido apedreada y que había solicitado los refuerzos. Ellos, como dirían en todas sus declaraciones posteriores, al replegarse y pedir ayuda, volverían a la esquina de Vicuña Mackenna con Arturo Narváez y Nueva Tres para esperar el arribo de más patrullas. Ellos dirían que en ningún momento de la noche vieron a José. Pero a partir de los primeros testimonios, lo único que se puede concluir es que José desapareció antes de que llegaran los demás refuerzos.
El RP-1372 era el único carro que se encontraba en el lugar, estacionado en Arturo Narváez con Vicuña Mackenna, antes de la redada. Si la señora Angélica vio a José ser perseguido por una patrulla, entonces él tuvo que pasar sí o sí por la esquina de Arturo Narváez con Vicuña Mackenna, y junto a Canobra e Ibarra.
Si Nelson se equivocó al identificar la patrulla que detuvo a José como la misma que había sido apedreada, de todas formas la patrulla que vio detener a José debió ser la misma patrulla que Angélica vio doblar en Vicuña Mackenna persiguiéndolo. Por lo tanto, el RP-1372 estacionado en la esquina de Nueva Tres con Vicuña Mackenna tuvo que darse cuenta de un joven siendo perseguido por una patrulla. Pero Canobra e Ibarra dirían que no vieron nada.
Sabemos que Nelson cometió un error en su primera declaración al afirmar que vio dos veces una patrulla dela Segunda Comisaría.La primera vez fue cuando vio una patrulla detenida en la esquina antes de que se escondieran en el sitio eriazo y le tiraran piedras. Esa primera patrulla que vio era en realidad el RP-1372 del sargento Canobra y del cabo Ibarra, perteneciente ala Quinta Comisaría, que atendía a Carlos, Yoni y Negro. Por lo tanto, si Nelson erraba en identificar la primera vez que veía esa patrulla, entonces pudo equivocarse nuevamente el identificar el Nissan V-16 que detuvo a José como vehículo dela Segunda Comisaría.Si identificó a la patrulla que detuvo a José como la misma que fue apedreada, entonces vio de nuevo al carro 1372. Pero si se equivocó en este punto, entonces esa noche Nelson pudo ver a cualquier patrulla detener a José, no necesariamente una perteneciente ala Segunda. Ysignifica también que el 1372, si no detuvo a José, entonces tuvo que ver a un Nissan V-16 con colores de Carabineros perseguir a José Huenante, porque José y el auto tuvieron que pasar frente a ellos.
En una democracia, no es normal que agentes del Estado te detengan arbitrariamente mientras estás en la calle, ya sea tendido, sentado, caminando o corriendo. Por lo tanto, ¿por qué sería detenido José? Sería detenido por encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado. La patrulla que lo detendría, al verlo cerca del sitio eriazo, tuvo que pensar que era uno de los que había lanzado piedras. Pero eso no era así, ya que nadie vio a José lanzar piedras. Pero existe una pregunta más relevante, tal vez la más importante: si José fue detenido por carabineros, ¿por qué, hasta el día de hoy, continúa desaparecido?
Cuando eran pasadas las cuatro de la madrugada del sábado 3 de septiembre y Nelson observaba a José ser detenido, la pregunta todavía no importaba. Nadie se imaginaba que José no volvería a ser visto. Menos le importaba a Nelson, que a esa hora lo único que quería era volver a su casa. Un deseo que de inmediato se daría cuenta le sería imposible cumplir en ese momento: la población se empezaba a llenar de carabineros.