En medio del calor y los cánticos de cientos de simpatizantes, Jeannette Jara, candidata del oficialismo y figura emblemática de la izquierda, cerró su campaña este 11 de noviembre en la plaza de Maipú. En un acto marcado por la emoción y los llamados a la unidad, apostó por un tono empático y no confrontacional, reivindicando la dignidad, la justicia social y el respeto como pilares de su proyecto político.
Por Ignacia Pacheco y Ann González
El inclemente sol golpeaba con intensidad el pavimento de la tarde del martes en la plaza de Maipú. Aún faltaban horas para iniciar el evento, pero a la vista, muchas personas parecían estar buscando el lugar ideal para refugiarse del calor
Jeannette Jara, la candidata del oficialismo que representa uno de los bloques más fuertes de la izquierda entre los candidatos, se decidió por la comuna de Maipú para realizar su cierre de campaña, un acto final que se esperaba ser el magno cierre del telón para la travesía política de su candidatura a la espera de los resultados de las votaciones presidenciales. Y cómo decían los asistentes “Todo puede ser”.
Con banderines y panfletos, los asistentes al evento se mantuvieron atentos a la esperada llegada de la candidata. Los minutos se hacían eternos, oportunidad que los comerciantes aprovecharon para vender sus mercancías de todo tipo: pines y banderas desde el cantautor Víctor Jara al expresidente Salvador Allende. El lugar estaba colmado de estudiantes adolescentes, adultos de distintas edades, banderas flameantes sobre el orgullo y la diversidad, wenüfoyes (bandera mapuche).
En ese mismo lugar, un hombre de la tercera edad estaba sentado en una banca, frente a las escaleras. El bigote canoso, la camisa gris y la boina le daban un aire de solemnidad. En un momento, dejó a un lado el bastón oscuro para sostener con sus manos un cartel: “Jeannete Jara es la candidata con la mejor honradez por la lucha constante por las mujeres, sus familias y los más necesitados (…)”.
Dice que su historia estuvo marcada por el exilio y la resistencia. Sus palabras se mezclaban con la emoción del momento. “Don Eduardo” habló que en Jara veía una mujer humilde “Ella no viene del barrio alto, sino de las poblaciones trabajadoras y eso la hace entender lo que vive el pueblo”, dice.
Y agregó: “He vivido muchos años en la Alameda. A lo mejor ustedes han pasado por ahí alguna vez. Yo siempre me pongo entre Teatinos y la otra calle, arriba de Los Fierros, siempre estoy ahí. Tengo como treinta o cuarenta letreros guardados. Este letrero es historia, historia de una persona que ve las cosas. Yo no escribo libros, pero escribo letreros. Además, fui preso político. Un día fue el golpe, y doce caímos en la empresa. Yo era dirigente sindical y dirigente político de base”, añadió sobre sí mismo, sin dejar de sostener aquel cartel.
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Entre la multitud que se formaba flanqueando el escenario, destacaba una joven de cabello castaño rizado y vestida de rojo. Ella es Monay y mientras agitaba una bandera que representaba el orgullo de la diversidad sexual dejó salir una frase espontánea: “Para mí ella representa una nueva oportunidad para las diversidades sexuales, con ella siento que podremos tener la ayuda que necesitamos”,
Entre la gente que asistió las palabras que más se repetían eran “empatía”, “segura”, “consecuente” y “unidad”.
Natalia Miranda, una experta en sociología política se refirió a la construcción del personaje de Jara y el concepto de cercanía que ha formado con la gente “Su imagen no está separada de su trayectoria, es una mujer que viste con sobriedad, sin adornos innecesarios y posee una estética. No es una mujer política que está sobre las demás personas, está al mismo nivel y refleja un estilo que transmite autoridad sin abandonar la cotidianidad. Jara proyecta una cercanía que no se fabrica, sino que tanto su imagen y biografía cuentan el mismo relato” analizó la experta.
A solo días del inicio de las votaciones presidenciales y liderando en todas las encuestas, la popularidad de Jara no solo se ve reflejada en su cercanía, sino también en las encuestas presidenciales. La candidata compite con José Antonio Kast y Evelyn Matthei, encabezando las últimas encuestas con una aprobación cercana al 30% , según Cadem. Según las encuestas del CEP, Jeanette Jara por el PC y José Antonio Kast PR pasarían ambos a segunda vuelta, ya que se mantienen empatados con un 23% de apoyo. En tanto, los datos de Criteria Research indican que un 28% de la ciudadanía prefiere a Jara. Pero la gente está preocupada.
-¿Alcanza el porcentaje para el balotaje?-, se preguntan aquí y allá.
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El conteo proyectado en el escenario marcaban los minutos para inaugurar las actividades y comenzó el espectáculo ya había iniciado. Hubo gritos y aplausos de emoción.
La gente comenzó a corear : “!El pueblo unido jamás será vencido!”.
“¡Jeannette Jara Presidenta!”, era la consigna que más se repetía.
El público bailó al ritmo de JuanaFe. En medio de los espectáculo, se desplegó una inmensa bandera chilena que comenzó a ser extendida por las manos del público, al inicio con algo de dificultad, pero el resultado quedó registrado entre las múltiples cámaras y los drones que sobrevolaban el lugar.
La tibia noche cayó sobre la aglomerada plaza de Maipú, Jeannette Jara subió al escenario, la multitud estalló con aplausos y gritos “¡Jara, Jara, Jara presidenta!”. Apareció vestida con sobriedad, llevaba un traje morado oscuro en alusión al feminismo : “Sé que muchos vienen de sus trabajos, pero les agradezco que estén aquí”.
Siguió con un discurso donde las palabras que más se repitieron fueron “dignidad”, “justicia” y “trabajo”. Sus palabras parecían resonar en los asistentes que la observaban con admiración.
El evento continuó entre banderas y cánticos, pero lo que marcó el cierre fueron los cánticos en contra de Kast y Kaiser y al infaltable “¡El que no salta el paco!”. Ante el incómodo momento, la candidata Jeanette Jara intervino rápidamente.
-Les propongo lo siguiente: que nuestra campaña, en vez de basarse en descalificar a los demás, se base en abrazarlos. Chile es una sola patria, Chile es un solo país. Y como he dicho varias veces, al igual que las familias, no todos se llevan bien, no todos se quieren igual, pero no por eso dejamos de ser familia.
Mientras el sol comenzaba a esconderse, los focos iluminaban a una candidata que, más que política, se mostraba como una mujer más. El cierre en Maipú no solo marcó el fin de una campaña, sino la consolidación de un relato. Para muchos de los presentes, Jara no sólo cerró una etapa electoral, sino que abrió la puerta a una nueva forma de entender el liderazgo en Chile.
