A propósito de la portada de La Segunda sobre el conflicto en Siria —y por otras imágenes publicadas en medios como Emol y Terra—, le pedimos a diferentes periodistas del área internacional de sus medios que comentaran cómo es posible visibilizar la violencia e informar sobre la guerra sin transgredir los límites éticos.

Siria en el lente del argentino Rodrigo Abd, ganador del Pulitzer. Foto: AP, marzo de 2012
Magdalena Garrido, prensa TVN
@makigarrido
Por lo que a mí me toca cubrir, lamentablemente muchas guerras y catástrofes, tenemos la misión clara de no mostrar muertos ni sangre. Muchas veces un buen relato mezclado con imágenes impactantes (sin siquiera mostrar personas) puede ser tan impactante como la portada de La Segunda, que para mi gusto es puro morbo y absolutamente innecesaria, una muestra de puro sensacionalismo.
Rodrigo Alarcón, Canal 13
Como periodista internacional recibo mucho material de agencias que uno opta por no mostrar por evitar el morbo excesivo. Pero en el caso de un país donde se ataca a inocentes, a niños, a ancianos con armas químicas —del lado que sea— me parece necesario mostrar al menos en parte el horror de la guerra. La TV no transmite emociones, pero podemos hacer lo posible para que la gente logre “sentir” lo que sin esas imágenes serían sólo datos y números ajenos y fríos, que no tendrían ningún efecto en quien los conoce aquí, en Chile. La guerra es terrible, es dura, es cruel. También es morbosa, porque desde ambos bandos se espera causarle al otro el mayor daño posible. Y cuando mueren niños, gente dentro de su casa sin previo aviso, ¿qué podemos hacer nosotros desde lejos? Denunciarlo, mostrarlo. Decirle a quien nos ve o nos lee: “Mire, es un niño asfixiándose con gas. Sé que es feo, es horroroso. ¿Le provoca algo? ¿Le molesta? Qué bien. Esa es la idea.
Alejandro Tapia, La Tercera
@atapia2013
Siria vive una situación dramática. El ataque con armas químicas es el último de una serie de sangrientos episodios, que no han podido ser confirmados por fuentes realmente independientes. La exhibición de la imagen que muestra a un grupo de niños muertos sin duda revela una cruda realidad, probablemente la cara más espantosa de la guerra, pero estimo que en ocasiones no es completamente necesario mostrar una fotografía tan violenta para informar o contar una historia. Hay otras maneras para decir lo mismo. Hay agencias, como Reuters, que no exhiben este tipo de imagenes. Más aún cuando circula la versión de que esto podría ser una suerte de montaje. En el caso de Siria, es difícil saber qué es verdad y qué es mentira. Si en Chile hubiese sucedido algo similar, no imagino a algún medio escrito publicando ese tipo de imágenes en su portada. Aunque la verdad debe ir siempre por delante, también hay que considerar el criterio… Además, la foto de Siria que publica hoy La Tercera es un buen ejemplo de cómo se puede informar sobre lo mismo, sin necesariamente ser tan crudo.
Carlos Zárate, Canal 13
@CarlosZarateV
El problema de no visibilizar la violencia es convertirse en cómplice de ella, en una época globalizada de redes sociales y facilidades de información, las imágenes adquieren carácter definitivo, por eso es que más allá de que la violencia sea o no sea visible, ella está presente. El tema es, por qué debemos esconderla y cuáles son las salvaguardas éticas que debemos tomar para evitar truculencias. Por eso es que “visibilizar” la violencia es ahora tema, estamos viendo algo que no queríamos ver.
Cristián Arriagada, CNN Chile
@crarriagada
En mi opinión, el periodismo necesita de imágenes. El viejo refrán de “show, don t tell” encaja perfecto para la realidad que como periodistas estamos obligados de informar. El conflicto sirio genera noticias prácticamente todos los días, pero el público muchas veces parece mostrar poco interés. Resulta más “cómodo” para muchas personas escuchar que hay cientos de muertes en alguna parte, que ver la realidad por televisión. Eso último genera impotencia. Genera la necesidad de hacer algo. Y genera reuniones en la ONU.
Si revisamos las últimas “convocatorias urgentes”, gran parte de los casos son motivados por dramáticos informes periodísticos. Es nuestro rol, que debemos asumirlo como tal. Dicho esto, la línea del morbo es fácil de ser cruzada y puede terminar desvirtuando la esencia. Se logra el mismo impacto, se cumple el mismo rol, y se producen las mismas reuniones urgentes, SIN mostrar los rostros de niños o adultos muertos, y sin que la imagen sea más protagonista del hecho.
Es un límite peligroso, que puede lograr el no deseado efecto de que la discusión se traslade a la ética periodística y no a la criminal.
La guerra debe ser televisada y no sólo contada. Para eso, nosotros tenemos una poderosa arma: nuestra selección editorial (bien lejos de la censura). Y en ella logramos la diferencia entre mostrar una imagen (lo necesario) y explotarla (lo morboso). Con eso, logramos que el centro de discusión se mantenga en Siria, en la ONU, y no es las salas de redacción.
Nancy Jara, Canal 13
@nancyjarav
Es complejo a veces filtrar imágenes cuando todo lo que llega es de un nivel muy violento, muchas veces me toca recoger material que no me gustaría que nadie viera. Pero en general esto se convierte siempre en un problema al momento de dar las noticias internacionales, porque para proyectar y acercar la realidad que se vive en Siria, por ejemplo, es imposible censurar todo. La clave está en tener el respeto y la conciencia ética de que desconocemos si el muerto que aparece en videos o fotografías estaría de acuerdo con que lo exhibieran mutilado, envenenado, o si aprobaría que se difundiera el video que captó su muerte. A mí me parece que una matanza no se puede esconder, pero tampoco podemos abusar y ahondar en el morbo mostrando cada una de las caras de los niños en este caso. La mayoría de los videos de Siria son de aficionados que precisamente quieren dar a conocer la terrible realidad que viven, por eso cuando no hay más opción que mostrar imágenes muy fuertes nunca está de más, todo lo contrario, advertir al espectador que el contenido es impactante y que puede herir su sensibilidad. En el caso de un diario, jamás debería ir en portada una imagen tan violenta. Finalmente, también vale la pena cuestionarse por qué cuando ocurre una masacre en Estados Unidos nunca llegan imágenes morbosas, pero cuando se trata de gente muerta en África o medio oriente no hay filtro. Ahí también debe pesar la ética de cada periodista y guardar el mismo respeto con cada persona.