¿Cómo contar algo nuevo cuando ya parece todo dicho? Diversos proyectos periodísticos lograron, después de 50 años, revelar datos, historias y sucesos inéditos y desconocidos sobre el golpe de Estado y la dictadura de Pinochet. Cartas y documentos secretos, archivos judiciales, maletas llenas de archivos confidenciales; nuevas prueba del horror y la barbarie. Este jueves 28 de septiembre, el Departamento de Periodismo de la U. Alberto Hurtado realizará junto a la Municipalidad de Santiago el conversatorio “Periodismo y memoria: las piezas perdidas del golpe”. Allí se explorara sobre las técnicas, herramientas y estrategias implementadas por los equipos de Anfibia Chile, CIPER y la productora The Union Films para romper con cercos de silencio y aportar con información nueva y valiosa que hasta hace poco parecía perdida para siempre. Este artículo es la antesala a esa conversación.
Por Millaray Sáez, Camilo Fuentes, Ansel Toro, Gonzalo Ellis, Martín Vásquez y Daniel Riveros
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1. El primer civil de la dictadura. Los archivos secretos de Álvaro Puga
El primer encuentro entre Juan Cristóbal Peña y Álvaro Puga Cappa fue en 2010. Por entonces, Peña –periodista, escritor y académico del Departamento de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado– se encontraba en plena investigación para su libro “La secreta vida literaria de Augusto Pinochet”, y Puga era uno de sus entrevistados.
Era un nombre más bien desconocido, pero, según el mismo Peña se iría dando cuenta en sus distintas reuniones y conversaciones, clave para el entramado de horror que se impuso a la fuerza en Chile a partir del 11 de septiembre de 1973. Propagandista, columnista, ideólogo y gestor de operaciones psicológicas y de montajes en colaboración con la DINA y la CNI; autor de discursos, bandos e informes para el dictador, fue el encargado de asuntos públicos del régimen militar, el hombre a cargo de las comunicaciones, con línea directa a Pinochet. Su tarea era dotar de un relato épico y fundacional a la dictadura, y relevar la figura de su líder, sin escatimar en costos económicos ni de vidas humanas.
Él se autodenominaba “el primer civil de la dictadura”, por ser el no militar más cercano al tirano. Se jactaba también de que lo llamaran “el Goebbels de Pinochet”.
No queda del todo claro por qué –con qué intención o esperando qué cosa–, pero fue en esas sesiones que Puga le entregó a Peña dos maletas que contenían documentos secretos de los ’70 y ’80 y que guardaba desde esos años: discursos políticos de los jefes de la Junta de Gobierno, planes de gobierno, informes de inteligencia y de espionaje, además de planes de propaganda y montajes, y más. Ahí estaban las pruebas de que su rol fue real y de su peso e influencia en la toma de decisiones que buscaban limpiar la imagen de un régimen que secuestraba, torturaba, asesinaba y desaparecía a sus disidentes.
Sin tener claro el rumbo que tomarían las cosas, para el escritor fue una ventana que ayudaría a entender cómo se construye y sostiene una dictadura desde el interior, sus pugnas internas y sus mecanismos de poder y control.
La historia que escondían esos documentos, desconocida por cinco décadas, es la base del proyecto periodístico multimedia realizado por la revista digital Anfibia Chile en alianza con la Universidad Alberto Hurtado y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos para conmemorar los 50 años del golpe de estado. Un trabajo que, que además de la desclasificación de 166 documentos elaborados por Álvaro Puga –disponibles al público en una plataforma de búsqueda temática–, contiene una serie de crónicas y reportajes, repositorios audiovisuales propagandísticos (del archivo de TVN) y un podcast narrativo de tres capítulos.
En el proceso trabajó un equipo multidisciplinario de unas 20 personas, lideradas por Peña y la periodista y directora de LaBot, Francisca Skoknic. En la investigación participaron tres egresados de Periodismo UAH: Sofía Concha, Daniel Lillo y Joaquín Zúñiga. Este último comenta: “Al comienzo tuvimos que ordenar el material, ordenarlo por año y por temática. Después debíamos ir a chequear esa información con prensa y biblioteca”.
Para el joven periodista, fue un trabajo de verificación arduo, pero provechoso, “nos encontramos con varias sorpresas que se insertaron en la revista”, dice.
2. CIPER: Papeles de la dictadura
“Papeles de la Dictadura” es el nombre que lleva el proyecto de recopilación e investigación periodística que realizaron CIPER y el Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos de la U. Diego Portales (Cip UDP) en el contexto de los 50 años del golpe. Para su realización, y a través de diversas vías, el equipo logró recopilar y poner a disposición más de 4.000 documentos sobre la dictadura. La colección incluye documentos oficiales y privados, colaboraciones de diversas personas y organizaciones, basados en los principios de transparencia y acceso a la información. Además, contiene expedientes policiales que documentan violaciones de derechos humanos u otros que dan cuenta de los estrechos vínculos que algunos hijos de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart mantuvieron con importantes narcotraficantes internacionales.
En conversación con Puroperiodismo, el periodista Mauricio Weibel, una de las figuras clave en la recopilación de los archivos, reveló detalles fascinantes sobre el proceso de selección y obtención de estos valiosos archivos.
Weibel, hijo de un detenido desaparecido que ha dedicado décadas a investigar este oscuro período de la historia chilena, compartió su perspectiva sobre el arduo trabajo que implicó esta investigación. “Revisé archivos, expedientes y acumulé material durante unos 15 o 20 años”, explicó. Su testimonio destaca la dedicación y la meticulosidad que requirió este proyecto, y de la cual también fue parte un extenso equipo de periodistas y colaboradores.
Weibel también compartió ideas sobre su criterio para investigar los documentos. Explicó que estos corresponden a muchas investigaciones, no hay un criterio específico para cada uno. Son el resultado de muchos años de trabajo en periodismo de investigación, que implica chequeo de información y cruzar datos. El periodista afirma que son miles de documentos que corresponden a muchos reportajes a lo largo de los años. Su respuesta subraya la importancia del periodismo de investigación en la verificación de hechos y la construcción de narrativas sólidas.
Finalmente, cuando se le preguntó sobre el papel del periodismo investigativo en la preservación de la memoria histórica y la promoción de la justicia, Weibel enfatizó su importancia. “El periodismo de memoria civiliza memorias e historias”, expresó, subrayando el compromiso del periodismo en la construcción de una sociedad más justa y consciente de su historia.
Por su parte, el periodista de CIPER, Benjamín Miranda, cuenta que el proceso se dividió en dos partes: la publicación de artículos propios y la recopilación de documentos, algunos de los cuales ya eran públicos y otros no. Estos documentos se obtuvieron de diversas fuentes, como agrupaciones, instituciones y periodistas, incluyendo el archivo personal del historiador Pablo Seguel.
Uno de los documentos que más llamó la atención de Miranda fue el expediente de la desaparición del químico de la DINA, Eugenio Berríos, debido a su relación con reportajes sobre narcotráfico y dictadura. El proceso de investigación tomó cinco meses y se centró en expedientes judiciales, algunos de los cuales no estaban disponibles públicamente.
Los documentos privados, en particular los relacionados con el general Nuño, fueron puestos a disposición por parte de la familia. Hubo diferencias en la familia sobre si debían hacerse públicos, pero finalmente se optó por publicarlos debido al interés público.
No se utilizaron leyes de transparencia para acceder a los documentos, sino que se revisaron archivos en diversas agrupaciones e instituciones. Se realizaron gestiones para obtener permisos de publicación, se enfocaron en comprender cómo funcionaba el sistema de archivo de causas judiciales, tanto de la justicia actual como de la justicia antigua. Esto implicó un proceso de búsqueda y solicitud de información que llevó bastante tiempo.
3. Hawker Hunter, El ruido del silencio
Tras 10 años de investigación periodística, el documental “Hawker Hunter, El Ruido del Silencio“, develó el que era quizás uno de los últimos secretos pendientes de revelar del día mismo del golpe: la identidad de los pilotos que bombardearon y volaron por sobre La Moneda el 11 de septiembre de 1973.
El documental que se estrenó el domingo 3 de septiembre en televisión abierta, fue realizado por The Union Films, productora con larga experiencia en documentales periodísticos, en coproducción con NTV y TVN.
El trabajo parte dando cuenta de cómo llegaron estos aviones a Chile a fines de los ‘60, para después explorar sobre cómo se vivió el antes y después del golpe. También reconstruye el caso de Jeanette Fuentealba, una niña que falleció como víctima colateral de un proyectil que habría sido lanzado por el comandante Mario López Tobar para derribar las antenas de las radios Portales y Corporación. El proyecto erró su objetivo y cayó en la casa de la familia Fuentealba, en la Población San Gregorio. Aunque la causa de su fallecimiento fue registrada como “meningitis”, los periodistas dieron con documentos que en 2017 probaron que la verdadera causa fueron las lesiones ocasionadas por las esquirlas de la explosión.
Rodolfo Gárate, periodista, documentalista y director de este proyecto cuenta que “la idea, personalmente, la tenía desde hace muchos años, porque antes, regularmente me tocaba pasar por fuera del Comando Logístico de la Fuerza Aérea, que está en Cerrillos, y en la puerta estaba puesto un Hawker Hunter, como en un pedestal, y siempre me preguntaba si ese era uno de los que habían atacado La Moneda”.
El relato es complementado por la periodista e investigadora Macarena Cano: “Cuando Fito me cuenta esto, nos surgió la duda y decidimos en conjunto comenzar esta investigación para averiguar cómo habían sido las misiones aéreas el 11 de septiembre y quiénes habían sido los que efectivamente participaron de ellas. Esto fue hace unos 10 años. ¿Por qué fue tan largo? Yo diría que por dos elementos principales. El primero es porque efectivamente alrededor de esta información siempre había existido un pacto de silencio, sostenido por quienes participaron ese día en las misiones y también por quienes tenían esa información. Los organismos públicos, en este caso la FACH, nunca ha dado información al respecto. Y, por otro lado, porque ejercer el periodismo investigativo en Chile es muy difícil porque es caro mantener y sostener investigaciones largas”.
En 2013 decidieron profundizar más el trabajo, investigando sobre los aviones usados y rastreando la identidad de los pilotos mediante información judicial y fuentes directas, de las cuales muchas se resistían a hablar.
Gárate comenta: “Coincidentemente, en esta última década, fue cuando muchos pilotos que participaron en la misión declararon por diversos juicios (…) En uno de los ellos se cuenta la historia de Jeanette Fuentealba, la niña que habría muerto por responsabilidad de algún proyectil que cayó en su casa el día del golpe de estado”.
“Creo que para las familias de las víctimas es muy importante darles voz para que ellos tengan la posibilidad de relatar cuáles fueron los incidentes que se vieron enfrentados en esa época, no todos tienen la misma voz, no todos tienen los medios para contar su historia, en este caso en particular de la familia Fuentealba era un caso que se conocía, pero no por los medios tradicionales. Para ellos era muy importante contar su historia porque, de alguna forma, contándola tienen un poquito de reparación, y eso tiene que ver con la búsqueda de verdad y justicia”, agrega el director.
“Esto atravesaba un compromiso, y ese compromiso tiene que ver con que nosotros consideramos que este tipo de información pertenece a todas las personas y a toda la sociedad. Con Rodolfo asumimos ese compromiso y lo quisimos llevar adelante”, señala Cano.
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