Opinión

La lección que dio Quique Neira

Por ~ Publicado el 24 noviembre 2009

El pasado domingo se celebró el Día de la Música y un integrante del sitio Difamadores.cl aprovechó la ocasión para “encarar” a los miembros de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor y preguntarles sobre la reforma a la Ley de Propiedad Intelectual. Sin embargo, cuando le tocó el turno a Quique Neira se produjo un altercado con golpes e insultos entre el músico y el reportero. En la siguiente columna el profesor Alfredo Sepúlveda reflexiona sobre el hecho.

Esto es lo que pasa cuando el periodismo se abandera con una causa y cuando el reportero emula los procedimientos, valores y estándares de calidad de los programas de farándula, como bien dijo Julio Osses en mi Facebook.

La causa es la de los derechos digitales. Hay una tonelada de argumentos que debatir al respecto, y puedo entender que la SCD esté haciendo su trabajo: una asociación gremial que ve cómo el mundo digital está haciendo añicos el viejo modelo de negocios. De hecho, si llevamos la discusión a nivel cavernícola, es evidente que hay una contradicción entre la “buena onda” del reggae y el hecho de defender un modelo de negocios. Pero hace rato que salimos de las cavernas, gracias a Dios: la Escuela de Periodismo UAH invitó hace unos meses a una persona que es un ejemplo de cómo presentar, con altura y sofisticación, el mismo argumento en contra de la SCD (entrevista a Claudio Ruiz, de la ONG Derechos Digitales, para el ciclo Jueves de Reporteros).

Hasta ahora la ley está de parte de la SCD. Otra historia es que ese modelo de negocios tenga sus días contados y que los autores no tengan a mano otro.

Pero lo peor de este segmento de video es que efectivamente la discusión está a nivel antediluviano: música terrorífica, soundbites fuera de contexto y mucho, muchísimo, fascismo adolescente, esa creencia autoritaria de poseer derechos exclusivos y excluyentes sobre lo que es “bueno”, “justo”, “moral” y, por cierto, “con onda”.

Con respecto al periodismo, ¿alguien en su sano juicio le daría una entrevista a un sitio cuyo nombre es “difamadores”?

Ellos mismos se definen así:

“Nos trauma el hecho de que los jóvenes estén más preocupados del nuevo bailarín de Yingo que de la nueva ley de educación. Por eso, ejercemos el periodismo de la manera menos periodística posible. No queremos hablar mal de nadie, queremos hablar mal de todos, sobretodo de aquellos que creen que Chile es un país insulso“.

Si, como asegura en el video, Neira destinó dos horas a hablar con dicho sitio, efectivamente la armonía de amor está en buen pie. Neira no es periodista y está en todo su derecho de no querer hablar con el tipo y tomarle el micrófono porque se aburrió.. Ese gesto es suficiente indicio de que no va a haber entrevista. Pero el reportero continúa con el argumento de oro: “Lo quiere saber la gente”. En ese momento, Neira se arrebata y espeta que el periodista es un cara de raja, y está en todo su derecho. ¿Y qué hace el periodista? Flor de respuesta: le contesta lo mismo. “Tú soi un care raja, Quique”. Lamentablemente para el muchacho, los periodistas no tenemos ese derecho. Es en ese momento en que sale el golpe de Neira. El reportero, entonces, olvida que “es lo que quiere saber la gente”, y cual hincha con la panza llena de cerveza, ataca. Qué virilidad, señores, señoras. Para qué molestarnos en dictar leyes de prensa o de acceso a la información: un buen aletazo basta para castigar a esas porfiadas fuentes a las que no les gusta lo que hacemos y por lo mismo no nos quieren hablar.

En mi Facebook Felipe Bianchi comentó: “Llevamos demasiado tiempo disfrazando las persecusiones, la mala educación y las agresiones verbales bajo el paraguas de ‘hacer la pega’ o ‘hacer preguntas difíciles’. He visto a periodistas de farándula preguntando ‘¿es verdad que te acuestas con…?’ (…) Ese nivel de agresión, patudez y desubicación lo único que puede generar es más agresividad. Y muchos reporterillos la buscan para tener una exclusiva o hacerse famosos (…)”.

Aquí está la secuencia completa del incordio, en el sitio difamadores.cl

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