“Hay muchas señales de que las cosas se están haciendo bien, todas las propuestas van con un enfoque de género”.


June García, 25 años. Escritora feminista.

Por Constanza Gálvez y Claudia Álvarez


Soy mujer, feminista y escritora. Tal vez muchas cosas más, pero esas son las que más me representan. Siempre me gustó escribir, desde muy pequeña me gustaba inventar historias y escribir cuentos. Toda la vida fue algo que me gustaba hacer, pero nunca pensé que lo pudiera hacer profesionalmente, como llegar a trabajar y a dedicarme de lleno a eso.

El feminismo más que un interés es una necesidad: vino a darle vida a mis interrogantes y a las injusticias que viví por ser niña. La sensación de disgusto por la desigualdad de género está presente durante toda nuestra vida y ahí es donde se necesita al feminismo. Sin duda mi activismo está en lo literario, enseñando a niñas y niños.

Extrañamente fui feminista y después fui de izquierda. Ideológicamente no entendía el izquierdismo, hasta que entré a la Universidad de Chile y participé de los movimientos estudiantiles. De ahí todo tomó sentido: el feminismo y la política se unieron. Mi vida era la militancia y el activismo educacional; fueron años muy importantes y el movimiento estudiantil estaba más presente que nunca. En la actualidad, gran parte de mis amigos trabaja en el gobierno de Gabriel Boric. De hecho, el otro día una amiga me comentó que en La Moneda nunca antes se habían visto tantos pelos teñidos, tatuajes y ropa no tan formal. Es una generación distinta la que está llegando, estamos formando una nueva política.

Conocí a Boric cuando era presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH). Me gustaba la política estudiantil y estaba muy atenta a lo que pasaba. Para mí, fue histórico cuando Giorgio, Camila y Gabriel llegaron al congreso, porque seguí todo su proceso. Con Gabriel tengo una foto del 2018, donde sale barbón, chascón y con una pinta muy rockera.

June García

June García

Para nosotros era fundamental que el Frente Amplio llevara un candidato. En un carrete me dijeron que Boric iba a ser candidato y me reí, no lo podía creer, él era una persona muy relajada y buena onda, con características que uno no acostumbra que tenga un presidente. Yo estaba insegura pensando en una primaria contra Daniel Jadue, porque él tenía mucha fuerza en el territorio. Después del estallido la gente quería a alguien más de izquierda y ese perfil lo cumplía Jadue.

El proceso de campaña fue difícil. Cuando vimos los resultados de la primera vuelta, donde ganó José Antonio Kast, fue fatal. Al día siguiente nadie tenía energía, pero los días martes y miércoles repuntó la moral y volvió la esperanza. En ese momento estaba en clases y no las pescaba, mis compañeras me reclamaban, me decían que no estaba comprometida y yo les decía: “Si tengo que echarme el ramo para que no salga Kast, lo voy a hacer”. No valía sacarme un siete si el futuro del país estaba en peligro. Eso es la militancia: dejar de lado algunas cosas para poner toda tu energía en otras.

La realidad no es tan esperanzadora con las crisis del mundo: climáticas, migratorias y fenómenos que para cualquier gobierno serían difíciles. Por esto la gente tiene mucho miedo, pero al mismo tiempo el gobierno ha dado señales de preocupación que tiene que ver justamente con la sociedad. La gente tiene la certeza de por quién votó y Boric viene a representar algo súper distinto a todos los proyectos que se han dado luego del retorno a la democracia.

Tengo esperanza de que será un gran gobierno. Hay muchas señales de que las cosas se están haciendo bien, todas las propuestas van con un enfoque de género. Pienso en la gente que está en el gabinete, por ejemplo, la Toti, Antonia Orellana, la ministra de la mujer, aunque no la conozco en persona sé que no me dejaría morir en un aborto clandestino y que haría todo lo posible por ayudarme. Ella y su equipo de feministas se preocupan realmente de las mujeres.

Lo primero que hizo el gobierno de Boric fue enfocarse en el Acuerdo de Escazú, algo que se había dejado de lado muchos años. El domingo se firmó la Ley del Marco de Acción Climática, hay voluntad, pero también hay acción. Hace un par de años sentía que los gobiernos siempre venían a salvar a las empresas, en cambio ahora Gabriel Boric viene y dice: “Vamos a detener el alza de la parafina”, algo muy básico, pero que ayuda a gran parte de la clase media. Él da calma, da a entender que está conmigo, que le importo.

Se vienen unos cuatro años muy duros y complejos para Chile. No es menor el hecho de que se esté terminando de escribir una nueva Constitución después de décadas teniendo una escrita en dictadura. No creo que los cambios estructurales pasan en cuatro años, pero el gobierno de Gabriel Boric es el motor de inicio hacia los cambios profundos.