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Secretismo y transparencia: el manifiesto de William Langewiesche

Por ~ Publicado el 22 abril 2011

En el siguiente monólogo con Puroperiodismo, el corresponsal internacional de Vanity Fair se explaya sobre las filtraciones de información reservada, habla sobre el porvenir de Julian Assange y explica cómo el periodismo batalla constantemente para correr el velo de oscuridad que las burocracias y los “verdaderos creyentes” han tejido sobre sus procedimientos.

William Langewiesche
El 2009, Langewiesche visitó Chile para la entrega del Premio Periodismo de Excelencia | Foto: Escuela de Periodismo UAH

“LAS GRANDES POTENCIAS HAN HECHO HINCAPIÉ CADA VEZ MÁS EN EL SECRETO”

» Hay una lucha entre la transparencia y el secretismo en la sociedad. Sabemos que todas las burocracias —corporativas o gubernamentales, relacionadas con asuntos civiles o militares— quieren operar más allá de la vista de los extraños Es natural, todos lo hacen. Y hay razones para que se entienda que eso se relaciona con mantener el trabajo y así mitigar los riesgos políticos: “cubrirse el culo”. Sabemos que esto es así para todas las burocracias. Mi trabajo es tratar de comprender y publicar con la mayor sinceridad posible cómo funciona el mundo. Esto es para dar a conocer, para ir más allá de las barreras del secreto. La mayoría de los secretos no son secretos malvados. Son secretos mundanos, banales. Y nuestro trabajo es ir más allá de eso.

» Como observador de este tema en particular tengo conocimiento de los prejuicios contra el secreto. Es cierto que un cierto grado de confidencialidad, especialmente cuando se trata de asuntos públicos y militares, es necesario para el funcionamiento de cualquier burocracia. Tienes que tener secretos, no se puede hacer todo en público. No es que no deba haber secretos, eso es un extremo, un punto de vista radical. Pero hay una lucha y es necesaria.

» El problema es que en los últimos años —hablaré sólo de los Estados Unidos, pero sobre todo desde la introducción de las armas nucleares para poner fin a la Segunda Guerra Mundial—, esa lucha por un secretismo profundo condujo al crecimiento de una burocracia muy poderosa de seguridad nacional en los Estados Unidos, en el mundo, en Rusia y otros países. Las grandes potencias han hecho hincapié cada vez más en el secreto, han creado el mecanismo para posibilitar el secreto, han hecho que sea muy fácil clasificar información como secreta, y esto es un crecimiento histórico en los últimos cincuenta años. La tecnología ha sido parte de esa historia; ha sido a la vez la razón para el secreto y es desarrollada para el secretismo. Mi trabajo consiste en penetrar ese secreto.

» ¿Cuál es el problema con el secreto? ¿Qué hay de malo en el secretismo? Bueno, lo evidente es que el secreto esconde del conocimiento público el funcionamiento del Gobierno y las decisiones políticas y operativas. Y eso es antidemocrático. Debemos ser capaces de ver a nuestros agentes, a nuestros empleados o a nuestros líderes políticos, los que elegimos en democracia, debemos ser capaces de juzgar el mundo en el que operan a nombre nuestro, y no sólo sobre la base de sus garantías o sus sumatorias. Es crucial, e incluso el más obstinado burócrata del secreto admitiría aquello. La pregunta es: ¿cuáles son los límites?

“EL SECRETISMO ESTÁ COMPARTIMENTADO: UN SECRETO SOBRE UN SECRETO DENTRO DE UN SECRETO”

» El otro problema con el secretismo, que es más corrosivo aún y no se ha reconocido lo suficiente, es el efecto del secreto sobre los que hacen los secretos, sobre quien declaró que las cosas sean secretas. Cuando la información se declara secreta adquiere una fuerza especial que todos podemos reconocer, una validez, algo que parece tener mayor credibilidad si es secreto a si no lo es. El mismo acto de clasificación de información añade una validez artificial a la información; sin embargo, si la información es mala puede parecer que es buena sólo porque es secreta.

» Junto con eso está el hecho de que gran parte de la información secreta importante proviene de las observaciones de alguien. Ese alguien puede ser la persona que realmente la está clasificando como secreta, pero es más probable que esté recibiendo la información de otra persona: la fuente. Cuando los periodistas hacemos nuestro trabajo, hacemos lo contrario del secretismo, estamos en el negocio de la publicidad de la información. Nosotros decimos cuáles son nuestras fuentes. Eso no ocurre cuando se trata de información secreta. Por razones internas y válidas dentro de la lógica del secreto, hay una fuerte aversión a revelar las fuentes. Por lo tanto, la información que es secreta normalmente viene con una pátina artificial y de legitimidad y de poder de corrección; también viene con un nivel de oscuridad, que significa que aquellos que consumen esa información secreta no saben bien cuáles son las fuentes, porque el secretismo está compartimentado: un secreto sobre un secreto dentro de un secreto.

» Incluso en el caso de la burocracia sofisticada, el problema es que se vuelve extraordinariamente difícil distinguir la información buena de la mala. Y los que deciden se convierten en víctimas del secretismo. Este es un gran problema. Están actuando con esta asociación doblemente negativa de contar con información que es legitimada artificialmente por el secreto que le da más poder, y la implicación de la exactitud y validez por el mero hecho de ser secreta, combinado con una extraordinaria falta de comprensión del contexto de donde la información viene.

LOS VERDADEROS CREYENTES: “CUANDO SE TRATA DE LIDIAR CON EL CAOS DEL MUNDO, ES MUY RARO QUE TOMEN BUENAS DECISIONES”

» Ahora se pone eso en manos de los ingenuos y en las manos de los verdaderos creyentes, las personas en el gobierno y en especial las que asumen posiciones de alto poder en las democracias. Son todos verdaderos creyentes. ¿Crees que Obama no es un verdadero creyente? ¡Por supuesto que es un verdadero creyente! Estas personas realmente creen que el caos en la costa de Somalia, la piratería, es una grave amenaza para el orden mundial. Ellos realmente lo creen. No es que están pretendiendo por razones malas o porque quieren el petróleo: realmente creen esto, porque son verdaderos creyentes.

» Tenemos a los verdaderos creyentes consumiendo información con la pátina artificial del secreto, de la legitimidad, sin conocer las fuentes, cuán pedestres son esas fuentes. Es una receta para el desastre, y nosotros vemos el desastre. No es una cosa teórica, no soy un académico. Soy un norteamericano, viví tres años de uno de esos desastres en Irak, el ejemplo inmediato de esto. Pero lo estamos viendo en Somalia, en Afganistán, en Europa.

»Cuando se trata de lidiar con el caos del mundo, con el cambio, con la guerra, es muy raro que tomen buenas decisiones, al menos en Estados Unidos. Si Chile fuera un país poderoso, Chile tendría el mismo problema. Chile tiene una enorme ventaja de no ser potente, es una gran cosa. Al igual que Europa. Los países pequeños de Europa tienen una enorme ventaja de no ser de gran alcance, les permite pensar más claramente. ¿Por qué la Unión Europea está en contra de ir a Irak? No porque sean intrínsecamente más inteligentes que los estadounidenses, sino porque están funcionando sin energía y sin todos estos equipaje de seguridad.

» ¿Por qué todas estas personas realmente creen en los Estados Unidos? No estoy hablando acerca de los destinatarios de la propaganda, la gente que ve Fox News. Estoy hablando de los líderes políticos con acceso a información secreta. ¿Por qué creen verdaderamente que había armas de destrucción masiva en Irak? ¿Por qué creen verdaderamente que el pueblo iraquí los iba a saludar con flores? ¿Por qué creen que pueden llevar la democracia a Oriente Medio? ¿Por qué creen que el pueblo afgano quiere derechos para la mujer? Ellos realmente creen esto. ¿Por qué?

»Lo que tienen que hacer es leer The New York Times, leer tanto como nosotros los periodistas, las mejores fuentes de información para quienes están en el poder. Pero nosotros no la empaquetamos, no la llamamos “secreta”, no viene con la pátina artificial. Por cierto, nos odian por entrometernos en sus espacios, por asustarlos cuando meten la pata, por amenazar su pomposidad y la pretensión de poder, la pompa del poder. No sólo no les damos esa cosa encantadora llamada información secreta. También les proporcionamos el ‘lío de la calle’, el escepticismo de la calle. Desprecian el periodismo por razones que entendemos bien.

“ASSANGE PUEDE DEMOSTRAR SER UN REVOLUCIONARIO, PERO NO CREO QUE LO HARÁ, PORQUE CREO QUE NO HABRÁ REVOLUCIÓN”

» Es una lucha eterna. Ahora viene un tipo como Assange, que no es periodista, sino que está por dejar de lado las barreras, por tratar de penetrar la oscuridad que rodea a esta toma de decisiones y percepciones del mundo. Eso es, no es un periodista, sino un creador, no un periodista, sino un verdadero excéntrico, y un computín, aprovechando el anonimato disponible para aquellos que quieren pasar la información que los gobiernos no quieren revelar.

» Él no está revelando la realidad; él se está enfrentando al secretismo. Es una cosa diferente. Si quieres saber acerca de la realidad, lee The New York Times y otros buenos periódicos británicos, franceses, americanos. Los periódicos que tienen el dinero para ser independientes de partidos políticos e ideologías extremas. La información está disponible, lee The Economist, que en sí es ideológico, pero en términos de reporteo de noticias es bastante bueno. Tendrás una mejor idea de lo que está pasando en el mundo y la naturaleza del mundo en el que tus acciones tienen lugar.

» Y eso es Assange, un activista. Y está haciendo al mundo un gran servicio e incluso puede demostrar ser un revolucionario, pero no creo que lo hará, porque creo que no habrá revolución. Y aunque puede ser personalmente raro y no la clase de persona en que se puede confiar, a quién le importa, a quién le importa cómo vive, incluso lo que piensa. Lo que importa es la estructura del aparato que creó. Es una gran cosa. Él es un australiano, que viaja por el mundo… por supuesto, la gente lo odia. Sabemos que odian también a los periodistas.

» La única cosa que realmente me asombró en Irak… de alguna manera en el pasado, en el tiempo de la época colonial británica, se produjo un sentimiento o presunción. Antes de la Primera Guerra Mundial, cuando viajaban por el mundo los británicos comunes se sentían intrínsecamente superiores, obviamente, pero más allá de eso: se sentían protegidos por su gobierno.

» ¿Ahora? De ninguna manera. La gente piensa que si eres americano en un lugar como Irak, el gobierno te va a proteger. ¡Mentira si eres periodista! El Gobierno está preocupado por proteger a los funcionarios gubernamentales y a sus contratistas, pero a menudo tuve la sensación de que les daba lo mismo ver a un periodista baleado. No es sólo una sensación general que tengo, es muy físico. Las defensas de la Zona Verde fueron expuestas, y no estoy diciendo que estaban haciendo eso intencionalmente porque querían que los periodistas murieran, pero ciertamente les importaba un comino. Estas personas odian a los periodistas, y realmente odian a Assange.

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