Michael Rezendes: “Mucha gente no entiende lo importante y valioso que es el periodismo”

Uno de los periodistas que inspiró Spotlight, la ganadora del Oscar 2016 a Mejor Película, estuvo en Chile invitado por el Premio Periodismo de Excelencia que entrega Periodismo UAH. Conversamos con Rezendes sobre lo que hay más allá de su súbita fama: su gusto por correr, su método de reporteo, su fascinación por la escritura cinematográfica. Un diálogo rápido y preciso, como sus respuestas. Este es un periodista de investigación que está convencido —y quiere convencer— que el periodismo sí contribuye al bien común.

Foto: Karen Vergara

Michael Rezendes dice que es imposible calcular cuántas entrevistas ha dado en el último año. Mientras promocionaba Spotlight, la película inspirada en la investigación del Boston Globe que destapó los abusos sexuales de la Iglesia Católica en esa ciudad, Rezendes y algunos de sus compañeros —Sacha Pfeiffer, Walter Robinson— debían soportar maratónicas jornadas de hasta veinte entrevistas diarias. “Es algo de justicia porque he pasado gran parte de mi vida entrevistando gente y ahora las mesas se han volteado y la gente me entrevista a mí”, dice.

La palabra “maratónica” no le es ajena. Además de ganar dos Pulitzer —uno con el equipo Spotlight (2003), otro con toda la redacción del Boston Globe (2014)—, además de trabajar desde 1989 en el principal periódico de esa ciudad, además de haber estudiado guión, además de ser fanático de los autores Denis Johnson y Jim Harrison, y además de creer que su periodismo cambia el mundo, Rezendes también es un maratonista. Y no uno ocasional.

Calcula que ha corrido unos trece maratones: ocho en Boston, dos en Nueva York, uno en Chicago, Washington y Las Vegas. Pertenece a un equipo local de corredores, el L Street Running Club. Antes usaba zapatillas Asics, hoy prefiere Brooks. “Como soy bajo —reconoce— no hay muchos deportes que puedo jugar. Descubrí que disfrutaba correr, me gusta el aspecto de resistencia y es un deporte en el que puedo competir”.

El 15 de abril de 2013 Rezendes llevaba 41 kilómetros del maratón de Boston. Era el corredor número 25903. Estaba a seis cuadras de la meta cuando dos bombas estallaron, matando a tres personas e hiriendo a más de 260. No escuchó los estallidos pero los desvíos de la policía lo alertaron de que algo ocurría. Sin titubear, Rezendes abandonó la carrera y comenzó a reportear. Sería el inicio de una jornada intensa.

—¿Cómo alguien que ha corrido 41 kilómetros puede reportear un atentado terrorista durante todo un día?

Yo tampoco lo entiendo, jaja. Y pensé para mí mismo: “No debo haber corrido muy fuerte si todavía tenía toda esa energía. Quizás debí correr más rápido”. Pero en realidad creo que es la adrenalina, es una droga muy poderosa que tenemos dentro de nosotros. Yo no tenía dudas de que inmediatamente debía reportear los bombazos e ir al trabajo.

Tiempo después el Newseum —el museo de las noticias en Washington D.C.— armó una muestra con objetos relacionados al FBI y preguntaron al Boston Globe si alguien, especialmente los reporteros-corredores de ese 15 de abril de 2013, quería donar algo. Rezendes entregó su número de participante, los short, las zapatillas y el volante donde tomó las primeras notas de su abrupto reporteo.

Piezas de museo que ya no están en exhibición, pero que se mantienen como “tesoros ocultos” donados por un periodista que durante los últimos 27 años —con algunas idas y venidas— ha dedicado su vida de reportero al Boston Globe, al periodismo de investigación y a la comunidad que lo rodea.

Foto: Newseum

EL PERIÓDICO LOCAL MÁS GRANDE

—¿Recuerdas tu primer día en el Boston Globe?

Fue un día de locos porque ese día una mujer embarazada había sido asesinada. Había una búsqueda del asesino así que toda la sala de redacción estaba en un estado de caos. Honestamente, no puedo recordar cuál fue mi primera historia.

—¿Puedes describir la atmósfera al interior del Boston Globe?

La sala de redacción es un gran lugar porque siempre está sucediendo algo, siempre hay gente con quien hablar, siempre hay cosas. Se siente como un lugar muy interesante y ocupado.

—Eso es bueno para el trabajo, ¿no?

Sí, siempre hay un nuevo día en la sala de redacción y eso es una gran cosa de los diarios. Siempre es un nuevo día, quizás puedes hacer un mejor trabajo hoy.

—Durante la ceremonia del Premio Periodismo de Excelencia mencionaste la crisis de la industria de los medios. ¿Se siente eso al interior del Boston Globe?

Si caminas a nuestra sala de redacción no tendrías inmediatamente esa sensación de que haya ansiedad. Es una sala de prensa dedicada a trabajar muy duro. Pero estoy seguro de que en la mente de todos hay preocupación porque hemos tenido muchos cortes y tuvimos despidos en el Globe y creo que tendremos más. Y todos entienden eso. Hay ansiedad sobre eso pero si entras a la sala de redacción no lo sentirías porque las personas estarían trabajando muy duro en sus historias. Pero si te quedas algunos días y conversas con las personas te lo encontrarías.

—Has dicho que Boston es “el pueblo pequeño más grande de Estados Unidos”. ¿Qué significa eso para el periódico?

Significa que el diario tiene mucho impacto porque todos saben lo que el Boston Globe está haciendo. Puedes tener mucho impacto, e incluso cuando no sea uno de los diarios más grandes de Estados Unidos tiene un impacto significativo en nuestra área geográfica.

—¿Es como el “periódico local más grande” de Estados Unidos?

Quizás, es una buena forma de decirlo.

—¿Cómo afecta eso el tipo de reporteo que haces?

Lo que quise decir cuando dije que era “el pueblo pequeño más grande en Estados Unidos” es que todos se conocen con todos de alguna manera. Incluso si no conoces a alguien, probablemente conoces a alguien que conoce a esa persona. ¿Has escuchado el término “seis grados de separación”? En Boston es más bien dos o tres.

MÉTODO Y ESCRITURA

—¿Cómo encuentras tus historias?

Usualmente la gente me llama. Recibo muchos datos. Tengo ideas propias y a veces los editores sugieren historias. Hay muchas formas diferentes de llegar a las historias. En este punto de mi carrera, mucha gente me llama con ideas de historias, todo el tiempo. La mayoría no son buenas ideas, siendo honesto, pero ocasionalmente alguien llama con información importante que se convierte en una historia.

—¿Cómo te sientes cuando alguien te llama a ti? ¿Sientes que eres útil para la comunidad?

Claro, creo que mi periodismo es muy útil para la comunidad, siempre.

—¿Tienes un método particular para reportear o sigues lo básico: tomar notas, llamar fuentes, golpear puertas, dejar los pies en la calle?

Cuando tengo una buena idea para una historia o cuando alguien sugiere una idea que creo puede ser una muy buena historia, la primera pregunta que me hago es: “ok, suena genial. ¿Lo puedo hacer?” En otras palabras, ¿puedo probarlo? ¿Hay documentos disponibles? ¿Alguien me hablará en una grabación? Esa es mi primera consideración: evaluar si la historia se puede hacer o no. En otras palabras: ¿vale mi tiempo? No me gusta meterme en situaciones donde puedo estar tres semanas investigando sólo para darme cuenta de que, bueno, no era la historia que creía que era. O que no vamos a poder conseguirla porque los datos no existen. La habilidad que tengo es evaluar si una historia merece ser publicada y luego si podemos conseguirla o no. Y creo que eso es lo más importante que hago.

—A fines de los noventa estudiaste escritura de guiones en el American Film Institute. ¿Querías ir más allá del periodismo o mejorar tus habilidades narrativas?

Soy un gran fanático de las películas y del cine. Y pensé que sería interesante escribir un guión que se convirtiera en película. Tenía aspiraciones artísticas. Al comienzo, cuando era estudiante, estudiaba inglés, no periodismo, y pensaba que sería novelista. Así que siempre estuve interesado en la escritura de ficción y de poesía. El cine es una forma de arte similar, excepto que es visual y una forma de arte más poderosa. Estaba interesado en la forma y en explorar la idea de convertirme en novelista.

Rezendes durante la entrega del Premio Periodismo de Excelencia 2015. Foto: Cristóbal Sánchez

—¿Y cómo esos estudios en guión te ayudaron en tu periodismo?

Cuando escribes una historia larga con mucha información, es útil usar técnicas narrativas. En otras palabras, si sólo vas a amontonar mucha información en frente del lector, probablemente no van a entrar y leerla. Es útil ser capaz de elaborar una historia que incluye la información que quieres comunicar y expresarla de una forma poderosa. Y creo que estudiar guión cinematográfico es útil porque la escritura de películas es una forma muy disciplinada. Cada película dura dos horas, lo que significa que cada libreto tiene unas 120 páginas. Es como una historia periodística: tienes un gran universo en el que trabajar y quieres tener aspectos dramáticos, ganchos, puntos de inflexión. Esas son las cosas que mantienen con vida a una película. Y es lo mismo para un artículo. Quieres tener aspectos dramáticos, ganchos, puntos de inflexión. Se aplican los mismos principios.

—¿Recomendarías aprender eso a jóvenes reporteros que quieren ser periodistas de investigación? Porque ahora todos hablan de periodismo de datos, visualización de información, el cruce de tecnología y periodismo.

Aprender análisis de datos y visualización de información es muy importante hoy. No creo que las técnicas narrativas de las que hablo deban ser la primera prioridad de un estudiante de periodismo. Creo que es para cursos más avanzados. Quizás cuando el estudiante está en los últimos años o a punto de graduarse puede empezar a explorar esas técnicas. Al principio los estudiantes deben aprender lo básico: tener los datos, asegurarse de que todo es preciso, contar una historia breve de modo que se entienda, aprender el estilo de la pirámide invertida, saber cómo es un buen párrafo de inicio. Hay muchas cosas que un estudiante de periodismo debe aprender antes de entrar a la conversación sobre cómo hacer de mejor forma el periodismo de formato largo.

LA GENTE NO ENTIENDE LO QUE HACEMOS

—Mientras hiciste tu beca Knight el 2009 tu área de interés era “el peligro del secretismo en una sociedad democrática”. ¿Son las filtraciones una solución a ese peligro o crees en un mejoramiento a nivel institucional?

Ambos. La gente filtra información porque no es pública y creen que debe serlo. Los filtradores de información [whistleblowers] juegan un rol importante en la sociedad pero también apuntan al hecho de que hay mucha información que es secreta y que debería ser pública.

—Si tuvieras que armar un equipo como Spotlight, ¿cuál sería tu foco principal? ¿Qué tipo de reporteros buscarías?

Buscaría reporteros que tengan experiencia en distintas áreas. Probablemente querría a alguien muy experimentado en la cobertura judicial, alguien muy experimentado en la cobertura de política, alguien muy experimentado cubriendo policial. Y también buscaría reporteros que no son prima donnas, reporteros que son capaces de subsumir sus egos y trabajar para el equipo. No creo que todos están capacitados para trabajar en equipo. Requiere cierto tipo de individuo, alguien que es cooperador y que le gusta trabajar cooperativamente con otras personas. Muchos periodistas por naturaleza son solitarios y ese no es el tipo de persona que funcionaría bien en el equipo, aun cuando sea muy talentoso. No es el tipo de persona que querrías en un equipo.

—Los periódicos necesitan equipos fuertes.

Un periódico debería tener la mezcla de personas y personalidades. Hay un tiempo y lugar para los lobos solitarios. Es genial tener una organización que es lo suficientemente grande para poder acomodar diferentes tipos de personas y diferentes estilos de reporteo.

—¿Cómo te gustaría ser recordado?

Me gustaría ser recordado como una persona que dejó el mundo mejor de lo que lo encontró.

—¿Hoy el periodismo ayuda a la sociedad a hacer eso?

Claro que sí. Sin duda. Damos voz a los sin voz, ayudamos a la gente en problemas, corregimos las fallas sistémicas de la sociedad. Los periodistas contribuyen mucho al bien común.

—¿Qué dirías a los críticos de la industria de medios?

Los medios informativos no son perfectos. Y algunos son mejores que otros. Trataría de responder específicamente a la crítica. Creo que mucha gente no entiende lo importante y valioso que es el periodismo. Esa es una de las razones por las que me gusta tanto esta película: verdaderamente muestra, de forma dramática, lo importante que es el periodismo. Mucha gente no aprecia eso. Es uno de los motivos por los que doy hartas entrevistas. Quiero que la gente entienda eso.

—¿Alentarías a otros periodistas a que hablen más sobre su trabajo?

Sí, lo haría. La gente no entiende lo que hacemos. Una vez tuve una novia y tenía esta idea de mi trabajo: creía que yo me sentaba todo el día y trataba de averiguar dónde poner las comas en mi historia. No tenía idea del reporteo. Sólo creía que yo me sentaba con los pies en la mesa intentando escribir la oración perfecta.

—¿Qué pensaste de esa idea de ella?

Me demostró cuánta desconexión hay entre la percepción del público y la realidad. Fue muy gracioso.

EN UNA SOLA PALABRA

—Este año el Pulitzer hizo una publicación de ganadores pasados que describían en una palabra qué se siente ganar el premio. En tu caso, ¿qué palabra elegirías para tus Pulitzer?

Gratitud.

—¿Hacia quién?

Por ejemplo, cuando ganamos el Pulitzer por la investigación de la Iglesia Católica, diría que gratitud hacia los sobrevivientes por confiarnos sus historias. Eso fue lo más importante. Y también es muy gratificante que ese trabajo fuera reconocido y estoy agradecido por la oportunidad de hacer este tipo de trabajo y agradecido por la oportunidad de trabajar en el Boston Globe, que tiene muchos recursos y que puede contratar abogados para defenderme si alguna vez me demandan.

—¿Y en el caso del atentado en Boston del 2013?

Gratitud también sirve. Agradecimiento por el buen trabajo de todos. En la sala de redacción todos trabajaron muy duro. Nadie durmió. Algunos trabajaron los siete días de la semana bajo enorme presión. Era una historia muy competitiva, había medios de todo el mundo en Boston. Y queríamos ser los mejores y queríamos ser los primeros. Y eso es muy difícil de conseguir y hay mucha presión asociada. Estoy agradecido del increíble trabajo que hicieron mis colegas.

—Con la misma idea, en una palabra: ¿el estado del periodismo de investigación en Estados Unidos?

No lo puedo decir en una palabra, jaja. Es impresionante. Este año fui juez en un certamen de periodismo de investigación, los Goldsmith Awards for Investigative Reporting. Había un número muy muy alentador de trabajos postulando. Al mismo tiempo el periodismo está en crisis y todo el mundo sobrevive con menos y menos ingresos. Es un momento extraño. Es a la vez alentador y desalentador.

—¿Y tu tiempo acá en Chile? En una palabra.

Hermoso.