Javiera Yáñez y Valentina Araya durante la entrega del PPE 2015. Foto: Pablo Baeza
Lo más complejo fue enfrentarse a la burocracia a la hora de entrar a las cárceles, tuvimos que solicitar millones de autorizaciones y permisos. Además, fuimos con la verdad siempre por delante, entonces siempre supieron que estábamos realizando un reportaje con los reos que trabajan; de hecho, ahora parece que no dejarán entrar más a los estudiantes por este reportaje.
Hay mucho de luces y sombras. Es difícil trabajar en equipo sobre todo porque en la universidad te acostumbras a realizar trabajos individuales, pero al final fue clave. Ambas somos súper llevadas de nuestras ideas y logramos utilizar para bien ese elemento. Cuando una no lograba algo lo intentaba la otra y así. Dos cabezas piensan mejor que una y para este trabajo fue primordial contar con una segunda mirada, algo que consideramos esencial para hacer periodismo de calidad.
Personalmente, creemos que las generaciones nuevas están con un gustito agarrado desde antes de egresar; los recientes escándalos de corrupción en Chile y el mundo están haciendo que los estudiantes se re-entusiasmen con el periodismo. Sin embargo, igual creemos que en las universidades hace falta seguir fomentándolo, encantarse con las historias que se quieren contar y querer que vean la luz.
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