Pena, frustración e incertidumbre: las emociones que ha generado el cierre en curso del Instituto Profesional ARCOS

La mañana del 30 de septiembre, el rector del Instituto Profesional ARCOS, José Sanfuentes, anunció oficialmente que, tras 43 años de historia, el emblemático establecimiento educacional cerraría definitivamente a partir de 2025. La medida responde directamente a los cambios arancelarios en la política de gratuidad para la educación superior, lo que supuestamente haría inviable la continuidad de su proyecto a futuro, una especie de parche antes de la herida. Hoy se sabe que dos universidades absorberán la cartera de estudiantes y su oferta académica, pero aún quedan varias incertidumbres, especialmente en cuanto al futuro de académicos y funcionarios. ¿Cómo se vive el cierre y qué impacto genera en una comunidad que confió en un proyecto que deja de ser viable? 

Por Tomás Golzio y Ailine Jodre


 

“Quiero compartir con ustedes una noticia que marca un hito en nuestra historia institucional”. Con esas palabras comenzó el anuncio que hizo el rector José Sanfuentes ese lunes 30 de septiembre y que sin duda descolocó a toda la comunidad del Instituto Profesional ARCOS. Fue entonces que dijo a todos que el cierre de la casa de estudios ya era una realidad que estaba a la vuelta de la esquina. Tras 42 años de funcionamiento, el IP bajará definitivamente la cortina. Para enero del próximo año, la sede de la Región de Valparaíso, ubicada a orillas del mar, pasará a manos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, que la absorberá y acogerá a sus estudiantes y sus respectivas carreras.

Sobre el nombre de la institución que se quedará con la Casa Central del IP, en Peñalolén, aún no se sabía nada en ese momento, pero se estaba negociando. Lo decía Sanfuentes en el segundo párrafo de la carta: “En la Región Metropolitana estamos generando una alianza similar que está en proceso y que aún no podemos anunciar en detalle, pero que estará resuelta el 30 de octubre”.

Ese plazo venció la semana pasada y, en efecto, salió humo blanco: la continuidad en Santiago estará a cargo de la Universidad de Las Américas (UDLA).

Según las palabras del rector, la decisión de cerrar se debe a los cambios ocurridos en el mundo de la educación superior durante los últimos años y, en particular, a los efectos financieros que tuvo la política de gratuidad sobre la sostenibilidad del proyecto educativo.

El IP ARCOS fue uno de los primeros institutos profesionales que adscribieron a la gratuidad en 2017, lo que les permitió dar acceso a un mayor número de jóvenes a su oferta formativa en áreas de carácter creativo, en carreras como comunicación audiovisual, fotografía, música, actuación, entre otras. De 2.404 estudiantes ese año, pasaron a tener una matrícula de 4.200 en 2024, es decir, un 75% más. Y la mayoría de quienes hoy estudian allí tienen algún tipo de beca: 69% se financia a través de la gratuidad, un 6% con la Beca Covid ARCOS y apenas el 25% lo hace con pago personal o copago. Y ese modelo, al final, les “pasó la cuenta”. Sanfuentes explicó que el hito que los sentenció fue la resolución de la Subsecretaría de Educación Superior que en abril de este fijó los nuevos aranceles de gratuidad, lo que significó para el instituto una reducción del 43% en los ingresos percibidos.

Campus Valparaíso de IP ARCOS (FOTO: arcos.cl)

Desde 2017, ARCOS recibía poco menos de $3.584.965 anuales por cada estudiante beneficiado con gratuidad. En 2025, eso cambiaría y el arancel regulado se reduciría hasta apenas unos $2.054.669. Aun manteniendo los gastos sin ninguna inversión ni recorte presupuestario, el rector aseguró que la institución presentaría un déficit anual de más de $3.372 millones. Dijo Sanfuentes en su discurso de fines de septiembre: “Incluso, si obtuviéramos acreditación de excelencia en 2026 –lo cual implicaría mayores ingresos–, el déficit en el presupuesto anual sería de $2.000.579.074”, lo que sepulta toda viabilidad de continuidad académica.

El cierre voluntario ya fue anunciado al Ministerio de Educación (Mineduc), a la Superintendencia de Educación Superior y a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Con ello, el IP ARCOS pone fin a una historia que comenzó cuando abrió sus puertas en 1981, convirtiéndose en un referente por ofrecer una alternativa de formación profesional comprometida con la innovación y la expresión artística, especialmente en un contexto en el que la oferta de este tipo de disciplinas sufría escasez en nuestro país. ¿Cómo se dieron los cambios que llevaron a esta decisión y cómo ha impactado la noticia al interior de la comunidad educativa? Puroperiodismo te lo cuenta en este reportaje.

 

El trasfondo de la crisis

Puroperiodismo conversó con Amanda Castro, profesora de la escuela de música en ARCOS y, desde diciembre de 2023, presidenta del sindicato de trabajadores del IP (*). Ella explica que en abril de este año la dirección convocó a todos los y las funcionarias a una reunión en la que se les informó que, si bien aún no ocurría, los cambios en el arancel llevarían a ARCOS a una muy posible crisis financiera en 2025. Para no alarmar a los trabajadores, se les dijo que estaban buscando todas las opciones posibles para no caer en el cierre del instituto, que de eso trataban las conversaciones con el Mineduc y la Subsecretaría de Educación, así como también evaluando opciones de créditos externos. “Esa fue la información preliminar en medio de este periodo desde abril hasta el 30 de septiembre, cuando fuimos comunicados por el rector con la decisión final”, dice.

Después de cinco meses de conversaciones en que todo iba a quedar en una “crisis para el 2025”, la solución sería completamente distinta: ARCOS sería absorbido por otra institución de educación superior, siendo esta la única garantía para que los y las alumnas puedan tener continuidad de estudios. Pero, ¿qué pasará con todo su cuerpo docente y funcionarios administrativos? No se sabe ni se ha dicho. De momento, en la incertidumbre, quedan a la deriva, sin saber si ellos también contarán con continuidad laboral. “Los únicos que quedamos en crisis económica aquí somos los trabajadores”, agrega la presidenta del sindicato.

Castro señala que la matrícula de pregrado ha ido en constante aumento, y que incluso en la pandemia por Covid-19 los números fueron al alza, por lo que situación actual no es crítica, pero sí el escenario futuro. Según ella, “ARCOS no está actualmente en crisis económica. De hecho, los últimos años ha aumentado sus ganancias, tiene sus arcas llenas y, en el fondo, la decisión es justamente para evitar vaciar esas arcas económicas para poder solventar la ‘crisis’ [que todavía no ocurre] con los ahorros que tiene la Corporación. Entonces, para evitar eso, al final se tomó la medida de cierre”.

 

¿Cómo es que cierra una institución de educación superior?

No es primera vez que un establecimiento de educación superior cierra sus puertas por inviabilidad de su proyecto educativo. Pasó con la Universidad ARCIS, otra institución que velaba por la formación de las artes y las ciencias sociales, que se fue a quiebra y tuvo que cerrar definitivamente en 2021 (aunque en la práctica ya había dejado de funcionar hacía años). Así también ocurrió con la Universidad del Mar, cuyo cierre oficial y definitivo fue el 28 de febrero de 2019, siete años después de haberse ido a pique. Y están también en la lista las universidades Del Pacífico, Iberoamericana y otras más. No obstante, los cierres de estas casas de estudio no fueron por la misma razón que por la que va a terminar de dar sus clases el histórico IP ARCOS.

Según comenta Gonzalo Donoso, jefe de la división de Educación Técnico Profesional de Nivel Superior en la Subsecretaría de Educación, de acuerdo con la normativa vigente, los cierres de este tipo de instituciones pueden ser de dos tipos. La primera son los cierres forzosos, regulados por la Ley N°20.800, esto se refiere a cuando existen antecedentes suficientes de incumplimientos graves y es la autoridad la que decreta poner fin al proyecto, para buscar asegurar una solución a los estudiantes respecto a su derecho a la educación.

Por otro lado, se encuentran los cierres voluntarios, regulados por la Ley N°20.129 y la Resolución Exenta 1.373 del Ministerio de Educación del año 2022. Este tipo de cierre aplica cuando una institución determina autónomamente no continuar con su proyecto educativo, dando cumplimiento a todas las obligaciones contraídas tanto con sus trabajadores como con los estudiantes.

“El ciclo de vida de cualquier institución de educación superior está supeditado a diferentes situaciones y condiciones internas, las que se resuelven en el marco de su propia autonomía. En este caso, el cierre del IP ARCOS responde a una decisión voluntaria de la propia institución y que ha sido oportunamente informada a las instancias que la normativa establece, para lo que se han seguido los conductos regulares”, explica Donoso.

 

Un futuro incierto

Bien se sabe que la continuidad educacional se regirá de igual manera en las nuevas instituciones que absorberán a ARCOS dentro de poco tiempo, pero ¿qué pasará con los trabajadores?

Amanda Castro responde a esta interrogante en base a asambleas en las que, como sindicato, pudieron recoger ese tipo de información, así como también las dudas, el miedo y el sentimiento de estrés constante que ha influido en la calidad del trabajo desde el 30 de septiembre hasta la fecha.

“La empresa tiene un discurso por escrito y otro verbal y comunicacional. Esa dicotomía hace que los trabajadores estén con desconfianza. Necesitamos garantías concretas para tener, por lo menos, un cierre de año más tranquilo, porque ahora estamos todos en un modo de supervivencia”, dice la dirigente sindical.

Según la presidenta del sindicato, el rector en múltiples ocasiones les garantizó que “un 90% de los trabajadores va a tener continuidad laboral”, sin embargo, esto no lo consideran a menos que exista un documento escrito que oficialice esas conversaciones, puesto que hay funcionarios, docentes y administrativos que el 31 de diciembre ya no contarán con sus puestos de trabajo. Ahora bien, la idea del sindicato es elaborar un programa que pueda compensar los años de trabajo y así poder entregar un finiquito que sea justo para cada persona que sea afectada con esta situación.

“Estamos trabajando con abogados sindicalistas para ver todo cómo se hace en este último tiempo, el cierre del sindicato y la protección a los trabajadores es lo más importante, en su máxima expresión”, culminó la docente.

 

Impacto emocional y académico

Para las y los estudiantes, la situación de su instituto evidentemente les ha afectado. Samira, estudiante de segundo año de Ilustración en la sede de Peñalolén, relata que el anuncio del cierre la ha desanimado bastante, por “el hecho de tener algo incierto, no saber quién nos va a comprar y ver si logro sacar bien la carrera. Si no funciona esto puede que no la termine”. Ella nos relata que la carta les llegó por correo electrónico y que “fue como impactante, porque estábamos en medio de una clase y no sabíamos qué estaba pasando realmente”.

José González, estudiante de último año de Producción Musical, cuenta que su primera reacción “fue de pena e impotencia, por no poder hacer nada al respecto, habernos juntado como alumnos todos y haber hecho algo para salvar nuestro espacio”. El alumno destacó la calidad del IP a nivel artístico y educacional, señalando que es “único con la calidad, trayectoria y el prestigio que tiene”.

Para él, las semanas posteriores al anuncio fueron de frustración y duda, ya que considera que “hay algo medio raro o medio turbio en toda la situación porque, en relación a lo que el rector comentó sobre la ley que recorta el presupuesto de los IP y CFT, ARCOS fue la única que cerró, que además cerró (según el mismo rector) en su mejor momento”, agregando que “este año inauguraron carreras, y comenzaron a impartir clases en una sede que le compraron a la PUCV por millones de dólares (…) faltan muchas dudas por resolver, pero creo que son cosas que el rector y demás agentes de la corporación no van a querer contestar”.

En cuanto a los ánimos dentro del instituto, José indica que “el ambiente está super tenso y se nota, aparte de que en todas partes hay un montón de desorganización, más de lo habitual, porque todos están en un proceso que, además de triste, es incierto”.

Samira refuerza lo planteado por José, pero se mantiene optimista. Es consciente de que el inminente cierre no impedirá que los y las estudiantes matriculados se titulen, destacando además que “los docentes han tratado como de hacer la situación un poco más grata, tratando de darnos todo el contenido posible este semestre por si es que no se sigue el próximo. Lo han hecho bastante cómodo, la verdad; están tratando de hacer la situación un poco más calmada”.

José dice que las y los profesores están “un poco en la misma que nosotros, pero con el miedo de no saber si los van a recontratar o no”, coincidiendo también con la estudiante de Ilustración en cuanto al claro apoyo de los profesores en esta “transición”.

El 30 de octubre fue liberada la información con respecto al nombre de la institución que compró el Instituto Profesional ARCOS. El rector Sanfuentes, a través de una carta dirigida a la comunidad respondió esta interrogante que los tenía hace más de un mes con una sensación de incertidumbre.

Partió explicando y reiterando la información ya entregada el 30 de septiembre, en donde comunicó que el 24 de octubre se presentó ante el Mineduc la solicitud del cierre del Instituto, la cual se encuentra en fase de aprobación.

“Hoy podemos informar que hemos concretado este propósito mediante un convenio en la región Metropolitana con la Universidad de Las Américas (UDLA), que se suma al convenio con la Universidad Católica de Valparaíso en la región de Valparaíso”, explicitó en la carta el rector.

En la misiva, Sanfuentes asegura que el acuerdo con UDLA es integrar las carreras que ya impartía ARCOS, creando así la oferta académica pertinente, con el fin de facilitar a los y las estudiantes continuar con sus estudios en condiciones similares a las que ya estaban impuestas por el IP. Esto quiere decir, que los planes de estudio se mantendrán, sin embargo, ahora la universidad podrá impartir asignaturas complementarias que permitan obtener, junto al título profesional, el grado académico de Licenciatura, todo esto dependiendo de la asignatura.

Para finalizar el anuncio, dejó en claro cómo es que se va a financiar la continuidad académica en esta nueva casa de estudios. “Los/as estudiantes se matricularán en UDLA manteniendo sus beneficios de gratuidad y, quienes pagan o co-pagan, tendrán el mismo arancel ARCOS hasta su titulación. Los/as estudiantes que hayan suspendido estudios podrán incorporarse a UDLA, en las carreras y programas que se encuentren vigentes, en el marco del actual Reglamento Académico del Instituto”.

 

*Nota de la Redacción: Este artículo fue modificado de su versión original, pues se mencionaba erróneamente que el rector José Sanfuentes había declinado a dar entrevista para esta publicación. Lamentamos el error y los problemas ocasionados.