El epicentro de las celebraciones callejeras en Santiago es descrito en una viñeta de El Diario Ilustrado que recoge las principales características de la festividad. “Es una fiesta eminentemente popular —escribe el cronista anónimo en la portada del diario—, legítima herencia española, en que lo profano y lo místico se confunden hasta la irreverente”.
Uno de los detalles más típicos de la Noche Buena en Santiago es el de las fondas de la Alameda, donde se localiza la alegría de la ciudad. Allí convergen —atraídos por las luces multicolores y la música familiar de las fondas— todos los alegres de Santiago en esta noche de júbilo.
Y esa multitud abigarrada, trae ramos de albahaca en el pecho, brillo de fiesta en los ojos y vino en la cabeza, recorre incesantemente las ferias de Navidad, al son de músicas desacordes, entre gritos de contento y pregones de negocio. Cuando uno ofrece helados y horchatas, diez galantean á sus pololas y se reniegan de sus suegras.
Es una fiesta eminentemente popular, legítima herencia española, en que lo profano y lo místico se confunden hasta la irreverente. Pero acaso no hay otra en Santiago que tenga un sello más distintivo y corresponda con más exactitud al carácter de la raza”.