Javiera Olivares: “Un periodismo responsable no avanza en la medida de la sanción penal”

El domingo 13 de mayo fue encontrado el cuerpo de Beatriz López, quien fue asesinada por su pareja, convirtiéndose en el femicidio número 13 de lo que va del año. A la mañana siguiente, Nabila Riffo fue encontrada en Coyhaique sin sus ojos y con múltiples fracturas, tras varios episodios de maltrato por parte de su conviviente. El aumento de las desalentadoras cifras de violencia contra la mujer, no solo han llamado la atención de las autoridades, sino que también mantiene abierto el debate respecto a cómo los medios han visualizado erróneamente la problemática. Hablamos con Javiera Olivares, presidenta del Colegio de Periodista, quien consideró prioritario generar una regulación Estatal y gremial que asegure el ejercicio ético del periodismo.

“El amor y los celos la mataron” tituló el diario La Cuarta para informar del femicidio de Yuliana Aguirre Acevedo, la joven colombiana que fue asesinada y descuartizada el 9 de marzo de 2016 por su conviviente, Edwin Vásquez. Sin embargo, la crudeza del crimen no evitó que el diario popular volviera a trivializar el tratamiento de un nuevo femicidio. El repudio fue generalizado y el enfático rechazo de las audiencias no demoró en manifestarse en redes sociales. Incluso, un grupo de personas protestó en las inmediaciones del diario en respuesta a la polémica portada.

En Chile, cada año un promedio de cuarenta mujeres son asesinadas por sus parejas. Sin embargo, no existen muchos análisis o estudios sobre el tratamiento de la violencia de género en los medios. El 2004, Naciones Unidas consideró prioritario cuestionar la visualización de estos crímenes en la prensa. En su estudio “Femicidios en Chile”, la organización concluyó que La Cuarta era el único diario que en aquella época daba ocurrencia de este tipo de asesinatos. Sin embargo, detalló que dichas noticias “se muestran como hechos aislados, trivializados, naturalizados y descontextualizados, sin que de esta forma pueda identificárselos como hechos extremos de violencia de género, impidiendo así una toma de oposición y rechazo a esta brutal violación a los derechos humanos de las mujeres”.

En este contexto conversamos con la presidenta del Colegio de Periodista, Javiera Olivares, sobre la búsqueda de soluciones que refuercen la responsabilidad de los medios de comunicación frente a este problema.

—Considerando el titular de La Cuarta como una apertura hacia el debate, ¿cuál es tu opinión respecto al tratamiento que se le da a los femicidios en los medios chilenos?

No es primera vez, ese es uno de los tantos ejemplos, pero recuerdo perfectamente el año anterior donde también hubo un titular muy bullado que tuvo que ver con un femicidio en el cual, el mismo medio, aparecía titulando “hizo anticucho con su pareja”, a propósito de un femicidio que se había producido justamente con un fierro utilizado para los anticuchos.No es el único medio, pero este es uno de los medios que más ha incurrido en este tipo de errores o irresponsabilidades éticas.

» Nos parece inquietante, no aporta a construir un país equitativo culturalmente. De hecho, a propósito del titular del anticucho, nosotros recibimos el contacto del director del medio, Sergio Marabolí, quien se disculpó con el Colegio y se comprometió a no volver a realizar este tipo de situaciones, pero luego se incurrió en lo mismo. Entonces, más allá de las responsabilidades particulares de las empresas privadas —y que uno esperaría que tuvieran una conducta ética— a mí también me inquieta la responsabilidad del Estado, de qué manera el Estado avance en una regulación que permita la garantía de los derechos de las personas y de una equidad de género real, de una cultura de la equidad. Ahí el Estado está muy al debe. Recordemos que aquí el único espacio que se puede referir eventualmente a contenidos de medios es el Consejo Nacional de Televisión y lo hace solo a través de plataformas televisivas. ¿Quién regula o quién comenta lo que aparece en los medios impresos? Nadie, solo el mercado.

Se requiere un periodismo responsable y un periodismo responsable no avanza en la medida de la sanción penal, como se quiso dar en el debate de la Ley mordaza.

—¿Crees que un ente regulador podría orientar la cobertura de ciertos temas, como es la violencia de género? ¿Esta entidad debiera sancionar cuando haya titulares como estos? 

No solo lo creo, tengo certeza y me parece que es necesario y urgente que el Estado de Chile desarrolle institucionalidad a propósito de la garantía del derecho de la libertad de expresión y comunicación del pueblo de Chile y eso significa tener espacios que regulen, no los contenidos de los medios, sino que la garantía de los derechos humanos en los contenidos de los medios. Eso, más que ser una sanción, es una cultura de la regulación favorable a la garantía de los derechos. El mercado ya ha demostrado que no se puede regular por sí mismo.

—¿Cómo se pueden desarrollar esos espacios sin involucrar sanciones que impliquen censura o contradicciones con las líneas editoriales?

Por ejemplo, la ley de servicios audiovisuales y comunicación de Argentina, que ha sido derribada de a poco por el actual gobierno de Macri. Esa institucionalidad que todavía se mantiene se llama la “defensoría del público”, que depende del Estado pero que funciona autónomamente y garantiza los derechos de las audiencias. Entonces, cuando las audiencias y los públicos se ven afectados por medios de comunicación, sea cual fuera la plataforma del medio, este espacio busca que hayan responsabilidades interiores, que se vaya instalando una cultura de respeto a los derechos humanos y de garantías como la equidad de género. Me parece que ese es un espacio digno de imitar y de realizar como experiencia que, sin duda, hace falta en Chile.

—Por un lado tenemos la regulación de los medios, pero ¿qué sucede entonces con la auto-regulación de los propios periodistas? ¿Cuál es la propuesta a la hora de evitar este tipo de errores en la cobertura de estos temas? 

Yo creo que aquí hay distintas aristas para poder desarrollar una cultura de respeto a los derechos de las personas en el marco del ejercicio periodístico responsable. Se requiere un periodismo responsable y un periodismo responsable no avanza en la medida de la sanción penal, como se quiso dar en el debate de la Ley mordaza, sino en una materia de la cultura de la ética periodística. Eso hemos tratado de instalar como Colegio de Periodistas, insistiendo en la necesidad de que los colegios profesionales vuelvan a tener la tuición ética de sus afiliados, cosa que ocurría hasta antes de la dictadura en Chile.

» Esto puede realizarse dándole urgencia a un proyecto de ley que está durmiendo desde el primer gobierno de la presidenta Bachelet en el parlamento, el cual busca devolverle una serie de atribuciones a los colegios profesionales. Si bien el proyecto es perfectible, es un proyecto que a nuestro juicio debiera tener urgencia porque si queremos avanzar en una cultura de la auto regulación y no de la sanción penal, se requieren entes y espacios que avancen en ese sentido, y eso espacios son: las academias, las escuelas de periodismo, pero por cierto, también, entes gremiales, sindicales o de agrupación de periodistas y trabajadores de las comunicaciones que planteen cómo regular o cómo avanzar en esta cultura de la ética, nosotros tenemos un código de ética que tiene distintos principios orientadores, porque cada caso es especifico, pero no tenemos la tuición de que si alguien inflige esos principios, más allá de las declaraciones públicas y políticas, no podemos exigir a los medios y colegas cumplir esos principios.