Después del video en el que la animadora de Canal 13 sale en defensa de la marca Activia, me surgen algunas interrogantes. La primera tiene que ver más con una decisión personal de Diana Bolocco al amparar el producto del cual es rostro, en claro desmedro de su casa televisiva: ¿es admisible que se refiera a “un programa de televisión”, sabiendo todos que es un eufemismo para señalar a “Contacto”, espacio emitido en su mismo canal?
Asimismo, ¿cómo se puede entender –además del factor monetario– que la ex reina del Festival de Viña salga en defensa de la marca de yogurt, agitando las aguas del ya movido oleaje que hace algún tiempo remueve a la ex estación católica por los reportajes del polémico programa?
Además, ¿dónde se ubican las lealtades? ¿En el canal que le permitió tener un reconocimiento público y una alta credibilidad para, luego, esta ser usada en una millonaria publicidad? ¿O en la marca que seguramente le hizo firmar un contrato mucho más restrictivo que el de la misma emisora?
¿Dónde están las directrices de un medio de comunicación como Canal 13 para resolver conflictos de intereses como este? ¿Alguna vez existirán las pautas editoriales y éticas que regulen el trabajo en publicidad de los miembros de su equipo? ¿O será que los ingresos que aportan a las empresas son tan importantes que la misión del medio vale poco o nada?
Si bien Diana no se desempeña en el área de la información, sino que en la de la entretención –lo que implica que la tensión entre su labor comunicacional y publicitaria sea menor (no así como en el caso de Soledad Onetto, Macarena Pizarro, entre otros)– ¿no le debe fidelidad a su principal empleador, al mismo tiempo que respetar el trabajo que por años ha desempeñado un programa de periodismo de denuncia como Contacto (independiente de los cuestionamientos que ha recibido)?
Preguntas abiertas que les dejo planteadas para la discusión.