Se suponía que la nueva biografía del magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch, estaría de su lado. Al menos así lo pensó el aludido cuando estuvo dispuesto a colaborar con el columnista de Vanity Fair Michael Wolff, quien preparaba un libro con su historia.
Rupert Murdoch no sólo es dueño de un gran imperio de las comunicaciones avaluado en 70 billones de dólares, además es un personaje controvertido, y lo era por cierto antes de la publicación de esta nueva biografía. Conservador acérrimo, apoyó abiertamente al gobierno de George W. Bush y la invasión a Irak, y desde los medios que posee en Inglaterra, se opuso tenazmente al euro.
Medios online aseguran que este poderoso hombre nacido en Australia -que más tarde recibió la nacionalidad estadounidense- autorizó esta biografía, pues pensaba que Wolff compartía el desprecio por varios de sus enemigos en los medios de comunicación. Hasta ahí todo bien, incluso el columnista declaraba, pocos días antes de la aparición del libro, que Murdoch sería muy feliz con la biografía y que toda la gente que lo rodea lo reconocería fácilmente en sus páginas…
Pero no hay que creer todo lo que a uno le dicen, así como es mejor respirar hondo antes de guiarse por ciertas intuiciones. Cuando Murdoch tuvo acceso al contenido de “The Man Who Owns the News: Inside the Secret World of Rupert Murdoch” no quedó nada de feliz. El trato no era hablar de ciertas cosas.
El asunto es que nunca hubo trato. Murdoch confió en el perfil de Wolff y supuso que saldría bien parado de una biografía que contempló más de 100 horas de entrevistas a él mismo, a cercanos y a colaboradores y que hoy promete revelar los más “oscuros” episodios del mundo del director y principal accionista de News Corporation. ¿Resultado? Al magnate de las comunicaciones no le gustó la biografía y hoy acusa a Wolff de varias “imprecisiones”, sobre todo en la descripción de sus relaciones con dos de sus principales ejecutivos: Roger Ailes (director ejecutivo de Fox News) y Meter Chernin (director de News Corporation, a quienes aparece cuestionando en el libro. Ante esto, Murdoch se quejó directamente con la editorial, aunque en su defensa, Wolff dice que todo lo que se publicó está respaldado por las grabaciones de las entrevistas.
Asimismo, Wolff dice estar contento con lo que resultó finalmente de este largo trabajo y asegura que no recibió ningún tipo de presión de Murdoch o de sus cercanos en la elaboración de la biografía, que los entrevistados no estaban pauteados por el magnate y que, finalmente, su trabajo se basó en la confianza que entregó y recibió de vuelta de sus fuentes. De hecho, ha calificado esta experiencia como una de las más importantes de su larga vida periodística… Aunque, de seguro, Murdoch no la guardará en el archivo de los aciertos.