Actualidad

Un vendaval: Crítica de “Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas”

Por ~ Publicado el 18 marzo 2009

Este trabajo, de Ana María Sanhueza y Pablo Vergara es uno de los ejemplos más completos del género que se puedan encontrar, y a la vez un documentadísimo intento de explicar ese embrollo que fue el “Caso Spiniak”.

El Periodismo de investigación, uno de los géneros más caros de la disciplina, tiene más cultores en Chile de lo que uno podría suponer. Es, eso sí, un ejercicio básicamente de la pasión: los medios rara vez apartan a un profesional, o a un equipo de ellos, para asignarlo a tiempo completo a un proyecto en el cual contará con ninguna colaboración de quienes son investigados, o que tiene altas posibilidad de no llegar a puerto.

Pero ejemplos de periodismo de investigación hay, gracias al empeño de reporteros obsesionados con su tema y, en el último tiempo, al impulso que la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales le ha dado al género a través de la publicación de libros.

Lo que no es poco, ya que, en teoría, el libro, con su aparente “ilimitado” espacio para dar cuenta de una historia, es el vehículo natural para publicar investigaciones profundas.

Este trabajo, de Ana María Sanhueza y Pablo Vergara (profesional que ganó el Premio Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado 2006) es uno de los ejemplos más completos del género que se puedan encontrar, y a la vez un documentadísimo intento de explicar ese embrollo que fue el “Caso Spiniak”, en el que se mezclaron proxenetas, prostitutos infantiles, pederastas, tragadores de heces, y en el que la histeria general, la de la sociedad y los medios, buscó y encontró la “bruja” que quemar: el senador UDI –actual presidente del Senado– Jovino Novoa.

Creo que si hay algún documento que el libro deja afuera, es porque tal papel no existe. Los autores, periodistas de The Clinic, dedicaron cuatro años de su vida a este proyecto. De hecho, el libro “peca” por abundancia: es tanta la cantidad de información que entrega, tantos los documentos, tantas las versiones, que eso complota contra quien quiera hacer una lectura más relajada de él –de hecho, eso me pasó porque lo llevé como lectura de verano.

Para mí, la mejor parte de “Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas” es cuando los autores encuentran a quienes consideran las verdaderas víctimas del caso: los pequeños hijos de uno de los proxenetas involucrados. Ese breve capítulo, que recoge una historia olvidada, marginada por la politización del caso, un relato sobre unos niños desprotejidos y abandonados por todos, incluso por quienes deberían defenderlos, refleja no solo la humanidad de estos periodistas y el cariño por su profesión, sino que obliga a recordar para qué nos metimos en este vapuleado y mal pagado oficio en primer lugar.

SPINIAK Y LOS DEMONIOS DE LA PLAZA DE ARMAS
Pablo Vergara y Ana María Sanhueza
Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales
Editorial Copa Rota
Santiago
2008

Comentarios.