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Pedro Ramírez cuenta cómo se construyó el reportaje del secuestro de Cristián Edwards

Por ~ Publicado el 23 abril 2010

El periodista de CIPER fue invitado al ciclo Jueves de Reporteros para hablar sobre los entretelones de un reportaje —escrito en coautoría con Cristóbal Peña— que develó las nebulosas de un caso clave en los primeros años del retorno a la democracia.

Pedro Ramírez (1967) es periodista de la Universidad Católica. Se ha desempeñado en distintos medios: Radio Chilena, revista Qué Pasa, Las Últimas Noticias y el desaparecido diario Siete. Hoy integra el equipo del Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER). Ramírez es coautor —junto a Cristóbal Peña— del reportaje “La historia secreta del secuestro de Cristián Edwards”, publicado el año pasado y ganador del Premio Periodismo de Excelencia 2009, galardón que entrega la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado.

El periodista asistió a una nueva edición del Jueves de Reporteros, con el objeto de contar detalles de la elaboración de este reportaje que fue publicado en tres partes: el 8, 14 y 20 de octubre de 2009.

Ramírez confesó que el tema del secuestro de Cristián Edwards lo rondaba hace muchos años. Cuando sucedió el hecho, trabajaba en la revista Qué Pasa. “Por razones de seguridad, las informaciones estaban restringidas”, asegura. “Cuando Cristián Edwards fue liberado en enero de 1992, la mayor parte de la información que se publicó tenía que ver con el hecho policial”.

Distintas vertientes del secuestro fueron soslayadas por la prensa. El tema del pago del rescate fue, a juicio de Ramírez, eludido. “No nos vamos a ver la suerte entre gitanos”, dijo. “Para la familia Edwards es un tema complejo, doloroso”.

Tomando como eje esta sensación de deuda de los medios de comunicación —sumado al retorno a Chile de Cristián en julio de 2009, abandonando la jefatura de la división de servicios noticiosos del The New York Times por la vicepresidencia de El Mercurio—, Ramírez insistió una vez más con una de sus obsesiones. Era la oportunidad para recontextualizar un tema callado por casi veinte años.

DIFICULTADES EN EL TRABAJO

Revisa la galería de Pedro Ramírez en Jueves de Reporteros

Para la tarea de reconstruir un secuestro nebuloso, Ramírez trabajó con Cristóbal Peña, autor de Los fusileros, libro que compila el funcionamiento y la orgánica del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, organismo paramilitar que capturó a Cristián Edwards el 9 de septiembre de 1991.

El trabajo duró un par de meses y las dificultades aparecieron en el camino. Lo primero fue acercarse a los miembros del Frente y reconstruir su historia, “llena de desaciertos, errores y tonteras”, en las palabras de Ramírez. Después, conseguir la versión de las víctimas. Con Peña sabían que no tendrían la perspectiva de los Edwards, familia que desde el secuestro se ha guarecido en un manto de silencio.

Sin embargo, la fortuna jugó a favor de los periodistas. “Un buen reportaje siempre tiene que tener una cuota de suerte y en este caso la tuvimos en cuanto a acceder al archivo judicial, porque estaban todas las declaraciones de Cristián, donde relataba pormenorizadamente todo su paso por la casa retén, la relación que estableció con sus captores; y las declaraciones de Agustín Edwards de cómo fueron las negociaciones, los líos que tuvo con la policía civil, con el Gobierno”.

Tras este aliciente comenzaron las pesquisas en archivos, también fundamentales en la reconstrucción de la historia. Ya con el Diario Oficial lograron dar con un miembro del Frente. Una pista del caso los llevó a otra indagación. “Nosotros sabíamos que Agustín Edwards se comunicó con el Frente publicando avisos por el diario”. Con ese dato tuvieron que ir a la Biblioteca Nacional a escudriñar los ejemplares mercuriales de esa época. “Me pasé varios días, un par de semanas en realidad”. Tras el rastreo dieron con 17 avisos clasificados que comprendían la negociación completa entre los implicados.

A CUATRO MANOS

Pedro Ramírez aseguró que CIPER es un “paraíso” laboral, principalmente por la posibilidad de escribir artículos extensos, amén de tener plazos prolongados para investigar.

Cuando fue consultado por el trabajo en conjunto con Cristóbal Peña, el periodista reconoció que ambos son muy distintos. Mientras Ramírez se definió como pragmático en su escritura —“ir al hueso” es su objetivo—, aprovechó de constatar la preocupación de Peña por el uso preciosista del lenguaje. Sin embargo, no escatimó en elogios para describir su pericia reporteril. “Para mí fue súper grato trabajar con Cristóbal y espero que para él también”.

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