Las causas que explican el fin de un programa de televisión, escribe Christian Leal, director de BioBioChile, son más complejas que el desinterés del público o de los dueños de los medios. “Cuando un producto falla dejemos de culpar a los demás y revisemos qué estuvo mal en nuestra fórmula”. Acá analiza el término de “Hora 20” y “Vigilantes” de La Red.
En revista Intemperie apareció un artículo donde se revisa la crisis por la que atraviesa La Red, sobre todo tras el cierre (nuevamente) de su departamento de prensa.
Haciendo mención aparte de la solidaridad con los profesionales que perdieron sus empleos, para ser franco no me gustan los análisis simplistas como este, que dejan fuera muchos factores y reparten la culpa del cierre de un programa de televisión entre la supuesta idiotez del público y la avaricia de los empresarios.
Repasemos cuatro hechos fundamentales:
1) Los medios son empresas y se deben financiar. Mientras no tengamos una BBC costeada con dineros públicos, los contenidos deben “complacer” al público para atraer auspiciadores o la cosa no funciona. Triste, pero cierto.
2) Hora 20 era un programa interesante pero no podía lidiar con un noticiero porque se centraba en el análisis. Cuando lo veía quedaba muy bien informado de 2 ó 3 temas, pero con la sensación de que me perdía cosas. Imagino un local donde te ofrecen cazuela a la hora del desayuno. Tu plato puede ser muy bueno, pero lo siento, no es lo que estoy buscando.
Sobre Vigilantes no haré mayores comentarios ya que Nicolás Copano sostuvo una fuerte controversia hacia uno de mis jefes directos hace algunos unos días, por lo que se podría interpretar como una defensa corporativa. Sólo diré que —con toda sinceridad— creo que su programa estaba sobrevalorado y nunca me agradó.
El periodista estadounidense David Lawrence ya lo había dicho a mediados del siglo XX: no es que el público no tenga tiempo de leer los periódicos, para lo que no tiene tiempo es para leer lo que le ofrecemos.
Por cierto, dejemos de creer eso de que llegar a ser “Trending Topic” (TT) en Twitter es sinónimo de éxito análogo a conquistar el People Meter. La realidad es que no significa nada porque las instancias en que estos se producen son muy relativas. Por ejemplo, durante los programas de ADN regalan un par de poleras de la Selección y se vuelven TT por un rato. Así de simple.
3) No es que el público sea idiota por no querer ver un programa de análisis de actualidad (bueno, sí, un poco, a veces). Lo que sucede es que las audiencias están muy fragmentadas. En los 80 podías tener un programa como “Almorzando en el 13” con un grupo de cabezas parlantes charlando de un tema y confiar en que, efectivamente, iba a ser visto porque a la gente no le quedaba otra.
Hoy, quienes quieren análisis no sólo van a internet, sino que ven los programas cuando ellos quieren, leen los textos o revistas alternativas (como la misma del artículo citado). Un reciente estudio de Deloitte en EE. UU. detectó que las redes sociales y la TV están prácticamente empatadas con un 28%—26% en cuanto a dónde buscan los jóvenes información. El mercado televisivo para el análisis de contingencia hoy es MUY reducido.
Dicho de otra forma, ¿se han fijado que ya prácticamente no existen revistas impresas de informática? ¿Es que a la gente ya no le interesa leer de informática? Al contrario, lo que pasa es que esas personas tienen acceso a internet y buscan ahí sus contenidos. Fragmentación de audiencias.
4) Estamos en un periodo difícil de transición de la era analógica a la digital donde vamos a tener como resultado muchas especies extintas. En el mismo artículo de La Tercera que citan las autoras, se llamaba la atención sobre el buen trabajo que La Red estaba haciendo en redes sociales y YouTube con sus contenidos, pero no sabía cómo monetizarlos. No los culpo porque es difícil: hacer TV competitiva es intrínsecamente caro, mientras que el avisaje digital si bien crece año a año, tiene un valor demasiado bajo todavía, sobre todo por culpa de las redes internacionales de Google y Facebook. Entonces tienes un producto caro de fabricar por el que obtienes muy poco retorno monetario. Claro que tendrás números rojos.
Finalmente, el periodista estadounidense David Lawrence ya lo había dicho a mediados del siglo XX: no es que el público no tenga tiempo de leer los periódicos, para lo que no tiene tiempo es para leer lo que le ofrecemos.
Cuando un producto falla dejemos de culpar a los demás y revisemos qué estuvo mal en nuestra fórmula. En medios, los contenidos son cubos de Rubik que debes girar hasta dar con la combinación correcta, aun cuando no nos gusten del todo los colores que obtengamos.