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Los siete pasos de verificación de “El Polígrafo”

Por ~ Publicado el 21 diciembre 2015

Cecilia Derpich es la fundadora y encargada de El Polígrafo, una sección creada en el cuerpo de “Reportajes” de El Mercurio para cubrir las elecciones de 2013, pero que se mantiene hasta la actualidad. Es uno de los primeros proyectos de verificación de datos en Chile y se centra en la fiscalización del discurso de autoridades y figuras públicas. Acá explica los orígenes de la iniciativa y aclara que esta disciplina va más allá de las hojas de cálculo. “El foco o la sospecha, o eso que se te mueve en la guata cuando dices, ‘aquí yo creo que pasa algo’, no tiene que ver con la tecnología”, dice.


EL APORTE DEL FACT CHECKING

En una época en que el discurso público está tan expuesto y que las autoridades usan los argumentos para convencer a la gente, el valor del fact checking es justamente poner en evidencia qué es lo que realmente les está diciendo la autoridad a las personas.

EL MERCURIO SE LA JUEGA POR UN MODELO INÉDITO EN CHILE

Esta fue una conversación que partió en 2012, producto de las elecciones presidenciales del 2013. Empezamos con la idea de la creación de una unidad de investigación en El Mercurio, y esto fue el primer precedente fuerte de armarla porque queríamos ver de qué manera podíamos hacer una cobertura diferente de las elecciones que en todos los medios es bastante clásica. Nos preguntamos cómo podíamos presentarle algo nuevo a la gente y empezamos a mirar distintos modelos de cosas que se estaban haciendo alrededor del mundo y ahí dimos con PolitiFact del Tampa Bay Times [que ganó un Pulitzer en 2009].

ADAPTAR EL MODELO ESTADOUNIDENSE A LA SOCIEDAD CHILENA

Pensamos que era un modelo aplicable a Chile y fue súper entretenido armar  el proyecto porque había que hacerlo desde cero. Tuvimos capacitación de la gente de PolitiFact, pero no es llegar y trasplantar un modelo que iba a funcionar distinto por las idiosincrasias. Lo que hicimos fue tomar la metodología de verificación de PolitiFact y empezamos a adaptar las secciones a Chile, a buscarles nombre y a buscar el nombre para este proyecto, que terminó siendo El Polígrafo. Además, hicimos un diseño atractivo que estuvo a cargo de Francisco Javier Olea. En este proceso no sólo participamos los fundadores de El Polígrafo, sino que se incluyó mucha gente distinta del diario. Era una conversación bien atractiva periodísticamente.

EL EQUIPO: DISMINUIR EL MARGEN DE ERROR

El proyecto partió con Eduardo Sepúlveda, el editor de Reportaje e investigación en el año 2012 [hoy director de El Líbero] y yo que estaba a cargo de la Unidad de Investigación. Cuando ya teníamos las grandes líneas del proyecto definidas, conformamos el equipo. Somos tres y cada persona juega un rol. Estoy a cargo, superviso y también estoy en el paso a paso; Juan José Lyon, que es el experto en periodismo de datos y en aplicaciones más tecnológicas, y Consuelo Cifuentes, que es una periodista muy joven, pero muy talentosa y ella es nuestra experta en Transparencia. Los tres hacemos lo mismo; obviamente, cada uno tiene más habilidades en ciertas áreas, pero todo es en conjunto porque, además, así disminuimos el margen de error. Incluso entre nosotros nos chequeamos.

LA SEMANA DEL POLÍGRAFO

El día lunes vemos nuestra pauta, hacemos la recolección de información, pero, evidentemente, hay cosas que pasan durante la semana y no te puedes abstraer porque te queda un ejercicio fome. Hay cosas que se van agregando a nuestra parrilla de información. El miércoles debemos estar chequeando y el viernes se hace el cierre de edición de “Reportajes”. Estamos todos revisando todo, es muy minucioso. Como estamos verificando lo que dice el resto, nosotros no nos damos permiso para equivocarnos, nos da pánico. Para tomar la decisión de la evaluación que va a tener una frase se hace una reunión donde participa el editor de reportaje, el sub-director del diario y yo. El periodista propone una “verdad”, “casi verdad” o “falso”, pero la idea es que eso se discuta entre varios.

Cecilia Derpich.

Cecilia Derpich.

LA METODOLOGÍA DE VERIFICACIÓN

A todos los que llegan los capacitamos en la metodología del chequeo de datos, cosa que es nueva, porque las universidades no lo están enseñando, excepto lo que se está haciendo en la Universidad Católica. Entonces, hay que aprender a hacerlo desde cero. Tenemos un método de siete pasos, el mismo que usa PolitiFact. Hay ciertas reglas: por ejemplo, si vamos a calificar a una persona, siempre la llamamos. No hay nada en que nosotros no hayamos llamado a la persona que dijo la frase.

AUN ASÍ, TODOS SE EQUIVOCAN

Tenemos una sección para los errores, se llama “Auto-chequeo”, la hemos tenido que usar dos veces y espero que no la tengamos que usar más. El primero fue por una foto que publicamos mal. Hablamos de Bruno Baranda, que en ese entonces era subsecretario y publicamos una foto de Benito Baranda. Y el otro fue un error más grande. En una investigación sobre los pasajes que ocupaban los parlamentarios nos pasamos en la cantidad con algunos casos. Uno de los parlamentarios fue el que nos hizo notar el error y para la publicación de la semana siguiente, publicamos que nos habíamos equivocado.

CÓMO ENFRENTARSE A LAS BASES DE DATOS Y LOS NÚMEROS

Lo que hacemos con los grandes volúmenes de información es utilizar programas que no salen de lo común. No tenemos nada caro, la gente podría pensar que por ser El Mercurio tenemos acceso a programas avanzados, pero no es así. Usamos Excel y otros programas que son gratuitos y de licencia de uso común. Más que pensar que somos todos computines y súper tecnológicos, lo que hay que pensar es en un tema, un foco y lo que quieres hacer y el resto es tirarse a la piscina.

HAY QUE TENER LAS GANAS DE HACER EL TRABAJO BIEN

Cada periodista tiene su metodología de trabajo y eso es súper respetable, pero sí siento que el periodismo va avanzando hacia una especialización. No sólo es hacer periodismo de datos o el periodismo estructural, que ahora está de moda en Estados Unidos. Fórmulas hay miles, independiente el área o especialización, tiene que haber un rigor para el trabajo y en eso no hay que perderse. Por respeto a la audiencia y a uno mismo. Hay que tener las ganas de hacer el trabajo bien, no importa si no sabes usar las  grandes bases de datos o si haces palitos para contar en tu cuaderno porque un amigo diseñador te puede ayudar. Las nuevas tecnologías te dan un montón de oportunidades de ir haciendo cosas, pero el foco o la sospecha, o eso que se te mueve en la guata cuando dices, “aquí yo creo que pasa algo”, no tiene que ver con la tecnología. Eso es puro periodismo.

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