Entrevistas

La historia (y no el formato) es la que manda: una conversación con Patricia Gosálvez de EL PAÍS__LAB

Por ~ Publicado el 15 mayo 2018

La primera semana de marzo El País de España lanzó un laboratorio enfocado en la producción de historias pensadas para entornos digitales. Su puntapié inicial fue adaptar el juego “Quién es quién” para verificar la proporción de mujeres en distintas esferas del poder. Contactamos a Patricia Gosálvez, coordinadora de EL PAIS__LAB para conocer más sobre la experiencia que han tenido desde su lanzamiento.

El equipo que hizo posible el interactivo del 8M de El País__LAB. De izquierda a derecha, Nelly Natalí (maquetación), Ana Fernández (diseño), Patricia Gosálvez (redacción), Jacinto Corral (desarrollo). Abajo, Fernando Hernández (diseño) y Laura Díaz (vídeo)

El equipo que hizo posible el interactivo del 8M de El País__LAB. De izquierda a derecha, Nelly Natalí (maquetación), Ana Fernández (diseño), Patricia Gosálvez (redacción), Jacinto Corral (desarrollo). Abajo, Fernando Hernández (diseño) y Laura Díaz (vídeo).

—¿Nos puedes contar más sobre tu experiencia profesional y cómo has vivido esta transición entre el periodismo más tradicional a lo que estás haciendo ahora, que es coordinar este laboratorio donde se exploran nuevas narrativas?
Mi trayectoria siempre ha sido sobre todo de reportera. He sido freelance mucho tiempo y me he dedicado básicamente a escribir. Hace muchos años El País tiene un suplemento juvenil que se llama “Tentaciones”, y fue de los primeros —te estoy hablando del 2006— en el que se lanzó una web. Intentamos hacer cosas muy interactivas, muchísimo video, era una plataforma en flash. Yo coordiné la parte web de aquello. Hacíamos muchas cosas que en la mayoría de las plataformas —en la mayoría de los ordenadores y, desde luego, de los móviles— no se veían, porque requerían ordenadores o teléfonos que la gente no tenía. Aquello me picó el gusanillo de hacer cosas distintas al texto.

» Este último año me centré en hacer dos especiales del año, tanto del 2016 al 2017 y del 2017 al 2018, y en estos especiales que trataban de resumir el año en una web estática muy visual, me fui a probar cosas que me parecieron súper interesantes. Claro, ahora con una tecnología más accesible para todo el mundo. Me gustó mucho y me pusieron en un departamento que tenemos en El País que se llama Producción y Distribución, donde se preparan los temas para su venta digital y su distribución online. Básicamente ese ha sido el recorrido que ha llevado a la creación del Lab.

—En la noticia del lanzamiento de este laboratorio, había una lista completa de alguno de los trabajos innovadores o donde se exploraban nuevas narrativas que ha hecho El País. La duda que nos surge es si ya han estado produciendo estas historias en formatos innovadores. Concretamente, ¿qué cambios introduce el laboratorio?
El “Lab” es más que nada cuestión de prioridades. Yo participé activamente en una de las entregas de The New Arrivals, este especial en colaboración con varios medios internacionales; y en el de En la piel de un refugiado. El País lleva años haciendo una transición digital con especial acento desde el 2014, cuando [el sitio] se hace responsive, cuando se empieza poner muchísima más inversión en ese tipo de modelos. En los medios se denomina “Labs” a cosas muy diferentes. Por ejemplo, hay un medio en que el “Lab” son 40 personas, porque incluye a los de analítica, a los de diseño y desarrollo de producto. En El País todo esto ya son departamentos que funcionan y que llevan trabajando: hay un equipazo de video, hay un equipazo de diseño, hay un equipazo de producto.

» El Lab lo que viene es a canalizar el que los periodistas usen todas esas tecnologías y que tengan un interlocutor para transformar esas ideas de reportajes en una salida tecnológica online más vistosa. Es decir, que los periodistas tengan ese espacio de reflexión donde puedan de verdad repensar, fuera de la trituradora diaria, cómo contar historias usando todas esas cosas que ya estamos usando en especiales o en reportajes, que por alguna razón han derivado en una cosa un poco más digital o más innovadora. Hay mucha gente en las redacciones que se le ocurren cosas pero no saben muy bien a quién dirigirse. A partir de ahora ya tienen a alguien para gestionar esa coordinación de equipos mucho más.

» Lo que se pretende en el Lab es que desde el origen las historias se trabajen en conjunto con la gente de diseño, con la gente de desarrollo, para que la idea evolucione entre todos. Los de diseño tienen mucha más cultura visual e ideas visuales que, a lo mejor, el redactor que está acostumbrado hacer un texto. En cambio, si va con la idea primigenia del tema y lo debaten en un equipo multidisciplinar, pues pueden salir cosas más innovadoras.

—A tu juicio, ¿qué es lo más complejo al momento de tomar la decisión de qué forma va a tener una historia? En el entorno en el que nos estamos moviendo ahora las posibilidades son múltiples, y con imaginación y recursos uno puede expandir mucho el abanico de posibilidades. ¿Cómo ustedes le ponen un cierto margen o definen algunos formatos que son prioritarios?
Yo creo que no es tanto el formato si no la historia lo que manda. Nos podemos poner muy divinos con la tecnología y con “quiero hacer algo con 360°” o “quiero hacer algo con un video interactivo o no sé qué”, pero al final lo que hace que una historia triunfe es la historia. Eso es lo importante: tienes que pensar bien la historia. Yo sinceramente creo que va a haber historias que siempre van a estar mejor contadas en un texto, incluso en un texto de 4 mil palabras. No todas las historias dan para todos los formatos.

» Si quieres experimentar con un formato —por ejemplo, la gamificación como la llaman ahora— me interesa mucho porque me divierte mucho hacerlo, es porque me gustan ese tipo de estructuras. Pero no puedes hacer un juego de todo, hay cosas que no dan. Si vas a hacer un juego te tienes que buscar un tema que pegue, que quede bien y que tenga sentido hacerlo así. No te puedes dejar llevar por el formato. Siempre manda la historia, eso es lo que hacemos. Hacemos historias y lo que hay que encontrar es formatos que las cuenten mejor o que las desarrollen de otras maneras.

—Sobre la elección de las historias: ¿ustedes autónomamente como equipo eligen las historias o de la redacción de El País puede surgir alguna historia que se les asigne?
Llevamos unas pocas semanas. En estos pocos días se me han acercado varios —media docena por lo menos— de redactores con historias que llevan tiempo en sus cabezas y que no sabían cómo resolver y que les apetece contarlas de otra manera. Creo que en el futuro será una cosa mixta, algunas saldrán del Lab y habrá otras que saldrán de periodistas: uno de economía que de repente quiere hacer un tema sobre una cosa súper difícil de explicar y que pide un explainer. O alguien que quiere hacer un especial de violencia de género —que es un tema tan amplio y tan pesado, que requiere una visualización interactiva, llevadera y que además es un proyecto de largo recorrido que normalmente en los periódicos no tienen tanta cabida y necesita un espacio para desarrollarse durante meses—, pues también vendrá aquí. Creo que será una cosa mixta. Espero que venga mucha gente de la redacción a pedirnos. Porque eso significa que están pensando en el futuro.

—Conversemos sobre el “Quién es quién” que hicieron para el 8M. Concretamente, ¿cómo surgió esa idea?
Se iban a hacer muchísimos temas sobre el 8M. Por entonces el Lab se estaba montando, yo lo tenía asignado, porque hago ese tipo de especiales. Pensé en un tema diferente. No sé si has visto esta serie de televisión, de Netflix, que desaparece el 3% de la población y los títulos de crédito son muy bonitos, porque son fotos donde va desapareciendo la familia. Yo quería hacer algo con eso, con las fotos oficiales que habían estado dando muchas vueltas por Twitter, en la que no aparecían mujeres o apenas aparecían mujeres. Estaba pensando en eso y así se lo fui a contar al jefe de diseño: “Tengo esta idea, qué podemos hacer… si sacamos a los hombres se queda una mujer aislada”. Y él dijo: “Me recuerda al juego ese que hacíamos de pequeños de quién es quién”. No sé si lo tenéis en Chile.

—¡Sí! Se llama Adivina quién.
Eso. Pues entonces él me dijo “tengo un programita que podríamos retocar, si me pasas listas de instituciones con los nombres, si es masculino o femenino, podemos hacer como que se caen”. Entonces empezamos. Me puse a buscar los datos medio absurdos de que hay más presidentes de federaciones deportivas que se llaman José, que mujeres. La idea de jugar fue del jefe de diseño. Pero no se le hubiera ocurrido si yo no me hubiese sentado ahí y le hubiese contado mi paranoia de mujeres que desaparecen y hombres que caen. Y en ese efecto visual de darle al botón, que se queden todas las casillas en blanco y de repente una señora ahí perdida, hay una confluencia de esas dos ideas.

—¿Te permitió calcular cuánto les puede tomar un proyecto así para los futuros trabajos que tengan que hacer?
Esto es la gran lucha, porque se tarda mucho. No sé si has mirado los créditos. Tiene dos personas de grafismo y de video, haciendo yo una preproducción de buscar esas imágenes para el video y para las caritas; los de fotografía me odiaban cuando les mandé 50 decanos de universidades para buscar las caras. Tiene un trabajo de documentación brutal hacer los ocho, doce excels con los nombres de todos. De producción es pesado, porque hacer un video como el que abre el especial tiene muchísimo trabajo de grafismo. No es como ir a la calle, hacer un video y montarlo en el momento. Es un video que requiere cierto contenido creativo, artístico. La música no me gustaba, entonces cogí la otra; estuve buscando música dos días para que fuese una música que pegase con el video. Y luego, además de diseñarlo, claro, hay otro equipo de desarrollo de HTML que lo tiene que programar y luego había también una estrategia de redes para venderlo. Total, el trabajo de toda esa gente que ves en los títulos de créditos, pues [toma] un mes y medio.

—Con el Quién es Quién, ¿qué tipo de comentarios recibieron por parte de la audiencia?
Esto es muy interesante. Yo veo todos los especiales del Washington Post, del Guardian, me encantan. Pero creo que no son “pinchas, pinchas”, no son clickbaits, no son fáciles de leer, no necesariamente a todo el mundo le entusiasma. A ese nivel no puedes competir. Si tú tienes una noticia que se hace viral y que puedes hacer en una tarde, pues claro, el equilibrio clicks/esfuerzo nunca da resultado. Sin embargo, sí creo que tienen un valor añadido brutal. Precisamente eso, la valoración de la marca, la respuesta del público.

» En el especial de 2017, yo personalmente me leí las tres mil notificaciones que hicimos [El País] para demostrar cómo Cataluña había copado la información de todo el año. Las categoricé, las coloqué por temas y entonces veías la mancha increíble, a partir de octubre, noviembre, salía Cataluña, ocupaba totalmente la actualidad. En ese especial la mayoría de la gente se tiraba 15 minutos metida en el asunto. 15 minutos es una barbaridad para las permanencias que hay en los medios. Esas dos son la clave: por un lado, lo cualitativo de las reacciones, lo bueno, con el disfrute o el elogio; y, por otro lado, la permanencia. Tener una audiencia que de verdad se interesa por un tema durante mucho más rato que la rapidez con la que consumimos.

—¿Crees que hay alguna clave o hay algo que es necesario hacer para estar constantemente innovando en el periodismo y en las narrativas?
Es complicado, uno no sabe cómo mantenerse al día con su teléfono para estar donde están tus amigos. De repente, tu madre se ha hecho Telegram y no sabes muy bien cómo ha pasado eso. Creo que vivimos un poco en la vorágine. Supongo que sí, hay que estar conectados, puestos en simposios, apuntados a ciertos newsletters, ver qué hacen los demás. Y no dejarte comer por la ansiedad de que todo lo que pasa alrededor hay que probarlo; mantenerte informado y ver como medio qué te interesa explorar. Hay que estar un poco dispuestos a probar. Habrá cosas que todavía no es el momento. La cosa es ver lo que de repente funciona y no es tan complicado y se puede instalar en la rutina de una redacción, y cuáles son las otras cosas que a lo mejor son solo un humano y queda muy bonito pero no me da la pena. U otras cosas que directamente son muy guay pero no se entienden nada y no sirven.


Las preguntas de esta entrevista fueron preparadas colectivamente por estudiantes del “Taller de Medios: Multimedia” del Departamento de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado. La entrevista y la edición del texto fue realizada por Fabiola Pinto y Patricio Contreras.

#Etiquetas:

Comentarios.