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La costura de la escritura (II): buscar y narrar los extremos

Por ~ Publicado el 25 agosto 2015

La crónica, dice Óscar Durán Ibatá, periodista y docente de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Colombia, es como un rompecabezas. En la segunda parte de “La costura de la escritura”, Durán se refiere a cómo abordar las fuentes y cómo evitar manipulaciones de la información. “La posibilidad de mentir es absoluta”, escribe.

Foto: Vitor Sá (cc)

Foto: Vitor Sá (cc)

NO COMPROMETER LA NARRACIÓN

Dudar de todo es una máxima fundamental y permanente en el periodismo. Y “de todo” incluye también a las fuentes que pensaríamos hablan con la verdad, las fuentes oficiales de las que diríamos: “esos no mienten”. Pues déjenme decirles que a lo largo de la historia, las fuentes oficiales la mayoría de las veces son las que más mienten porque tienen otro tipo de interés, como su posicionamiento, imagen, reputación y, por supuesto, necesitan quedar bien cuando de lanzar una voz oficial se trata.

Debemos coger esa información y tratar de establecer pruebas que muestren qué tan lejos o tan cerca está la información obtenida o nuestras interpretaciones de los hechos que lo comprueban. Existe el caso de un periodista al que comprometían en una fotografía donde él aparecía aparentemente brindando y tomando champaña con un grupo guerrillero, una falta gravísima al estar ellos por fuera de la ley y un periodista por dentro de la ley. Al final se demostró que era simplemente un juego de manipulación de imágenes.

Al mostrar ambos lados evitamos comprometer nuestra narración y llegar a establecer verdades absolutas desde nuestro propio juicio.

Ese es un ejemplo de cómo las fuentes oficiales a partir de la manipulación de la misma información pueden llegar a mentiras o falsedades, y que las cosas si uno quisiese las puede ubicar en el contexto que desee. La posibilidad de mentir es absoluta. Posibilidad a la que no escapan nuestras interpretaciones de lo que investiguemos, tema que trataremos más adelante, pero es un avance que justifica el por qué dudar y lo necesario que es probar todo a partir de evidencias de diferente orden y naturaleza como documentos, fotografías, imágenes, entrevistas, testimonios, datos de fuentes digitales, etc. Una recomendación, sobre todo en función de los temas de investigación que involucran situaciones de conflicto, confrontación o trasgresión de derechos, es buscar fuentes de información neutrales.

Pero ¿qué implica o podría llegar a ser esa neutralidad? Implica permitirnos una narración que no esté comprometida con los extremos. El panorama es el siguiente: el lado A, cuando uno habla con víctimas por ejemplo, y que el objetivo inmerso sea protegerlos y alzar la voz por ellos, su información puede estar sesgada en algún sentido y sobre todo cargada de muchísima emotividad, lo que resulta normal y justificable, pero eso haría que nuestro relato de una manera quedará comprometido y con tono de protesta. Más aún si negamos el espacio a narrar el lado B, si no contamos desde la otra orilla, y hablamos con el victimario, pues evidentemente va a tener algún tipo de elemento que evidencie una realidad, ofrezca un contexto y de a entender un hecho.

Al mostrar ambos lados evitamos comprometer nuestra narración y llegar a establecer verdades absolutas desde nuestro propio juicio —“es un delito macabro”, por ejemplo—; puede que eso sea lo que hallemos, pero habría que buscar los elementos para que lo macabro lo establezca el lector y no nuestra propia narración. A partir de evidencias debemos demostrarle al lector las cosas y no inducirlos o entregarles información por un segundo sentido, y el juicio y conclusión final quedará en manos del lector.

Una historia siempre va a tener clarooscuros, extremos y puntos alejados de la neutralidad. Pero lo que sí es necesario en la crónica es buscar y narrar los extremos; son importantes en algún sentido para darle un tipo de equilibrio a nuestro proceso de búsqueda de información, y despojarlo de emotividad. El matiz y el gris funcionan, al dar voz a distintos actores: a los que ven, los que viven, analizan, estudian, incluso a los que reglamentan y judicializan el tema al que nos entreguemos, desde la condición que representen para la investigación: académico, legislador, víctima o victimario.

Parte 1: Apuntes para la creación de una crónica
Parte 2: Buscar y narrar los extremos
Parte 3: Las herramientas de investigación
Parte 4: El enfoque y la intimidad al escribir
Parte 5: El caracol de los géneros
Parte 6 y final: Identificar, describir, interpretar

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