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Gonzalo Cordero en la antesala a la primera Cuenta Pública de Boric: “El gobierno tiene que jugarse el todo por el todo en ganar el plebiscito y así lograr tener un reimpulso ”

Por ~ Publicado el 31 mayo 2022

Gabriel Boric tendrá mañana su primera Cuenta Pública como Presidente de la República. Será su primera prueba frente al Congreso Pleno en medio del rápido desplome de su aprobación ciudadana y ante las críticas  por el manejo de su gobierno en diferentes frentes, principalmente por la inseguridad en la macrozona sur, y los constantes errores comunicacionales de sus ministros. En la antesala a su discurso, Puroperiodismo conversó con Gonzalo Cordero, abogado, analista político y consejero de Libertad y Desarrollo, quien analiza en esta entrevista la situación actual del gobierno en sus primeros tres meses.


 

Este miércoles 1 de junio, cuando se cumplan exactos 82 días desde su llegada a La Moneda, el Presidente Gabriel Boric llevará a cabo por primera vez en su mandato la tradicional Cuenta Pública frente al Congreso Pleno, diversas autoridades y la ciudadanía. Será su primera prueba de fuego en un contexto marcado por diversos frentes abiertos que no ha podido aún cerrar ni controlar.

Por una parte, está su acelerado desplome en las encuestas de opinión pública –la última Cadem arrojó un 57% de desaprobación–, situándolo como el mandatario con la caída más abrupta en los últimos años. También están

los constantes cuestionamientos al manejo de su gobierno en materias de seguridad y orden público, producto de la generalizada alza de la delincuencia y, sobre todo, los errores, idas y vueltas en la toma de decisiones para hacer frente a la violencia desatada en la llamada macrozona sur.

A lo anterior se suman los reiterados errores comunicacionales de varios de sus ministros, siendo la más expuesta la ministra del Interior, Izkia Siches, lo que le ha implicado al Ejecutivo la apertura de diversos flancos políticos. Lo anterior ha derivado, incluso, en la intervención a su cartera y la incorporación a puestos clave de figuras de la ex Nueva Mayoría, como la socialista Ana Lya Uriarte, ex jefa de gabinete de Michelle Bachelet.

En la antesala a lo que será el discurso de Boric ante la nación, Puroperiodismo conversó con el abogado, analista político y columnista, Gonzalo Cordero –quien también es consejero asesor de Libertad y Desarrollo y miembro del directorio de TVN–, para profundizar y analizar respecto a la situación actual del gobierno en sus primeros tres meses.

Gonzalo Cordero, abogado, analista político y columnista.

Gonzalo Cordero, abogado, analista político y columnista.

–El gobierno de Gabriel Boric se acerca a cumplir 100 días. ¿Cómo califica el cumplimiento de las promesas de campaña durante este periodo?

Creo que los primeros tres meses de gobierno del presidente Boric han sido decepcionantes. Un gobierno cuyos principales exponentes vienen criticando muy duramente y hace muchos años el modelo de desarrollo, el sistema político y que además es gente joven, por lo que imaginaba que iba a ser un gobierno que entraría con mucha energía, voluntad de cambio e ímpetu de hacer las cosas de una manera distinta y ha caído, a mi juicio, en el peor de los mundos: no hacen nada; no las hacen de una manera distinta ni las hace como se han hecho tradicionalmente. Es un gobierno que ha caído, fundamentalmente, en la inactividad.

–¿En qué frentes ve esa “inactividad”?

En cuanto a la gestión de la pandemia, el gobierno desapareció. Dejó de ser un actor relevante en su información y conducción, y da la impresión de que la pandemia se conduce más o menos administrativamente y no políticamente. En materia económica se ha encontrado con una situación compleja, con una inflación muy alta para los parámetros de Chile y, por lo tanto, con la imposibilidad de seguir dando los bonos que ellos hace meses ellos exigían al gobierno de Sebastián Piñera. Uno podría definir la conducción del ministro de Hacienda, Mario Marcel, como bastante conservadora, pero se vuelve a lo del principio: no coincide con las expectativas que había respecto del gobierno. Mientras, en La Araucanía el gobierno pensaba que el cambio de signo político iba a generar por sí mismo un efecto pacificador y no lo generó, sino que todo lo contrario. Esto ha llevado al Ejecutivo a la fuerza a asumir el problema como uno urgente de orden público, pero el gobierno no cree en eso, entonces tampoco lo hacen con convicción. Primero trata no decretar un estado de excepción constitucional, después decreta uno con limitaciones.

–Ayer se renovó ese estado de excepción, tras el asesinato del trabajador forestal Juan Segundo Catril la semana pasada.

La declaración de la ministra Izkia Siches de que nunca se había visto un atentado contra civiles es una declaración que da cuenta de lo que hay en el fondo del pensamiento del gobierno: creía que el problema del conflicto de la Araucanía era un conflicto con motivo de la represión y militarización en la zona, y que por lo tanto, si cambiabas esa lógica represiva, ibas a obtener per se una pacificación. Y se encuentran que, de un día para otro, un trabajador perteneciente a la misma etnia mapuche es asesinado.

“Para el plebiscito de salida, tanto el Apruebo como el Rechazo tienen un 45% ya asegurado, por lo que lo va a definir ese 10% que está entremedio, y en ese 10% la aprobación del gobierno es determinante. Ese porcentaje va a votar a favor o en contra del gobierno, no de la Constitución. Creo que es el factor más determinante de todos.”

–¿Se podría afirmar que decretar estado de excepción en La Araucanía es una derrota ideológica y política para el gobierno?

Tengo la impresión de que el gobierno no tiene cómo no mantener el estado de excepción y creo que mantenerlo acotado va a ser objeto de críticas fuertes, porque con el estado de excepción acotado mataron al trabajador la semana pasada. Además, un estado de excepción acotado es ridículo, porque tú no le dices a la gente, a los que realizan atentados o a los que roban madera adónde van a estar los militares. A mi juicio, si el gobierno mantiene el estado acotado, que es lo mínimo a lo que está obligado hacer, políticamente va a ser una derrota y lo va a dejar entre la espada y la pared: por su lado izquierdo lo van a criticar por mantener el estado de excepción y por su lado derecho lo van a criticar por mantenerlo acotado. Entonces, si no lo mantiene, va a tener al 85% de la gente de La Araucanía y al 80% del país en contra. Si lo lleva a un estado de emergencia normal, va a tener a toda la oposición a favor, pero a todo su electorado natural en contra.

–¿Qué temas cree que marcarán la primera Cuenta Pública del Presidente Boric?

Lo que él diga en materia de seguridad y orden público; lo que diga respecto a La Araucanía, a la delincuencia en general, el narcotráfico, la inmigración ilegal y todo lo que tenga que ver en ese ámbito, creo que será fundamental. Además de todo lo que comente en materia económica: cómo va a enfrentar la inflación, la crisis que viene, el desempleo, cómo va a recuperar la inversión, cómo transitamos de los dos años de pandemia a una situación económica más normalizada en medio de una crisis… Lamentablemente, veo que esos dos temas son los más incómodos para él, donde tiene menos credibilidad y más problemas internos. Al Presidente le habría venido bien que el país estuviera con un crecimiento de 4% o 5% y que, el tema estuviera con una demanda de más igualdad, de más equidad. Pero cuando el problema no es ese, sino que es un país estancado, con una crisis económica a la vuelta de la esquina, con una inflación y desempleo crecientes, es la cancha más incómoda. Y tiene dos alternativas: hacerse cargo de estos temas o tratar de poner otros en la agenda, como la nueva Constitución, los derechos sociales y todo eso. Sin embargo, me temo que si hace eso se va aplicar la frase de la campaña de Bill Clinton, it’s the economy stupid.

Expectativas y gobernabilidad

–Una de las promesas de campaña fue refundar Carabineros, lo que se ha diluido en el último tiempo. ¿Cómo estos detalles han afectado la percepción ciudadana del gobierno?

Este es un gobierno cuya base electoral tiene mucho que ver con Plaza Italia o lo que ellos llaman Plaza Dignidad, y con esa voluntad revolucionaria, lo que está provocando una tensión al interior del gobierno que, creo, es insostenible. Es muy difícil equilibrar al gobierno con la presencia del Partido Comunista (PC) y del Partido Socialista (PS) dentro de la coalición del gobierno. El Presidente Allende lo intentó y no lo logró, y no creo que el Presidente Boric tenga la capacidad de lograr lo que Allende no. Desde ese punto de vista, hay una tensión muy fuerte respecto de con quién gobierna. El problema es que su círculo de confianza más íntimo –Camila Vallejos, Giorgio Jackson, Karol Cariola y otros– son personas de un mundo que no se siente cómodo con los Escalonas o los Elizaldes, por lo que antes o después se va a encontrar con una terrible disyuntiva: si salva su gobierno o salva sus vínculos personales.

“Y el problema del gobierno es que cada vez que cometen un error comunicacional y dicen cosas que no calzan con la realidad, aparecen como incompetentes para gobernar y lamentablemente cargan con esa mochila.”

–¿Este problema vendría por la inclusión de partidos de la ex Nueva Mayoría o por falta de liderazgo y/o gobernabilidad del Presidente?

El gobierno tiene un problema de gobernabilidad y eso está dado por el hecho de que el PC y una parte del propio Frente Amplio (FA) entienden que es su proyecto transformador, lo que choca con la percepción de la mayoría del país. La gente vota por diferentes razones: uno no tiene que creer que porque un 55% de las personas votó por Boric, hay un 55% que quiere un proyecto revolucionario. Eso lo puede querer el 20% o 25% de esos votantes, que ya es mucho, pero el otro 75% no. Entonces, en la medida de que el Presidente persevera en esa línea, empieza a sufrir un costo en popularidad gigantesco que empieza a repercutir también en gobernabilidad. Eso lo paraliza políticamente y eso es lo que le dice Camilo Escalona [a través de una entrevista en El Mercurio], que su tabla de salvación es el PS, que le dará estabilidad, que tiene quilla, profundidad. Pero para Boric, hacer al PS el partido eje de su gobierno es sacrificar a la persona para salvar al político.

–¿En esa ecuación se sumarían los errores comunicacionales de sus ministros, como los de Izkia Siches y Jeanette Vega?

Mucho. Uno siempre debe tener mucho cuidado de no validar a los estereotipos que te afectan. Si tú eres de derecha debes tener mucho cuidado con decir algo que te haga parecer alguien muy frío, alguien a quien no le importan las personas, alguien para quien la economía es más importante que la gente. Un tipo de izquierda debe tener mucho con cuidado con parecer incompetente para gobernar, incapaz de dar seguridad y orden público, incapaz de generar empleo y dinamismo económico. Y el problema del gobierno es que cada vez que cometen un error comunicacional y dicen cosas que no calzan con la realidad, aparecen como incompetentes para gobernar y lamentablemente cargan con esa mochila.

–Escalona le ofrece “una tabla de salvación” al gobierno ante un Frente Amplio que no tiene experiencia política. ¿Puede eso afectar su gobernabilidad y explicar el desplome significativo en las expectativas?

Hay que ser justos: no es lo mismo comparar los ‘90 con el 2022. El mundo no es el mismo ni la sociedad es la misma. Para nosotros era inimaginable que un presidente tuviera un 7% de apoyo y Piñera llegó a tener un 7%. La sociedad actual es mucho más volátil y, probablemente, lo que estamos viviendo es un nuevo funcionamiento, una nueva cultura. Es más, lo que estamos viendo ahora es más comparable con lo que se viene para adelante que con el pasado, lo cual no quita que le genere un problema serio el gobierno. Porque claro, el gobierno se va a enfrentar al plebiscito de salida de la nueva Constitución en tres meses, y si a los seis meses de gobierno el Presidente Boric se encuentra con que su gran proyecto –que es la nueva Constitución– es derrotado y que, además está con un 15% de apoyo en las encuestas, y sumado a eso está con una crisis de las dos coaliciones que gobiernan, el escenario no puede ser más catastrófico para él. El gobierno tiene que jugarse el todo por el todo en ganar el plebiscito y así lograr tener un reimpulso.

Plebiscito e impuestos

­­–Estos primeros meses de gobierno y su baja aprobación, ¿podrían afectar en lo que pueda decidir la ciudadanía en el plebiscito de salida de la nueva Constitución?

Completamente. Uno tiene que pensar que para el plebiscito de salida, tanto el Apruebo como el Rechazo tienen un 45% ya asegurado, por lo que lo va a definir ese 10% que está entremedio, y en ese 10% la aprobación del gobierno es determinante. Ese porcentaje va a votar a favor o en contra del gobierno, no de la Constitución. Creo que es el factor más determinante de todos.

–La reforma tributaria fue uno de los ejes centrales en la propuesta de campaña, incluso el ministro Marcel señaló que estaría para junio y aún no la ingresan. ¿Cree que es justificado este retraso y qué impacto tendrá?

Es justificado, totalmente. Al gobierno, con el tema tributario, le está pasando lo mismo que le pasó con La Araucanía: tienen una imagen que no calza con la realidad y hoy día se están enfrentando a esa realidad. En la estructura tributaria actual, las rentas altas tienen un impuesto marginal de 45% y subirlo al 50% o pasarlo es muy difícil. Si subes la tasa marginal un 5% al tramo más alto, que son pocas personas, y comienzas a ver cuánto vas a recaudar para los problemas del país, te das cuenta que no es nada. La segunda alternativa es subirles el impuesto a las empresas, pero Chile tiene una de las cargas tributarias más altas de la OCDE, por lo que queda una tercera alternativa que los expertos dicen mucho, que es ampliar la base, o sea, hacer que la clase media pague impuestos, lo que sería de una impopularidad brutal y que, significaría darle en bandeja el discurso a la derecha. En resumen, el gobierno está en un zapato chino en el tema tributario, porque necesita más recaudación, pero, en la práctica, no es fácil recaudar.

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