Entrevistas

Francisco Vicencio y la victoria de la ultraderecha en Italia: “Los sectores moderados tienen parte de responsabilidad del surgimiento de estos partidos”

Por ~ Publicado el 3 octubre 2022

El triunfo de Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), partido político de corte neofascista, en las elecciones generales italianas remeció el mundo político europeo y occidental a fines de septiembre. El ascenso de la figura de Giorgia Meloni, líder de la colectividad, ha preocupado al sistema internacional, puesto que marca el retorno de la ultraderecha al gobierno italiano después de casi ocho décadas. Más allá del caso particular, la asunción de Meloni refleja un fenómeno que se ha dado a nivel mundial, en el que sectores ultra conservadores se han posicionado cada vez más como una respuesta ante las diversas crisis que atraviesan las democracias. En esta entrevista, el politólogo y académico Francisco Vicencio se refiere a las causas y efectos del avance de estos movimientos políticos, así como también a sus posibles riesgos.   


 

El 25 de septiembre, la ultraderecha ganó las elecciones generales de Italia, dejando a la presidenta del partido Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), Giorgia Meloni, ad portas de convertirse en la primera mujer en ser primera ministra de la nación. Y la más a la derecha del espectro político desde la caída de Benito Mussolini al término de la IIa Guerra Mundial.

La sorpresa fue que los sondeos de opinión acertaron en lo que anunciaron semanas antes: la simpatía por la figura política de Meloni arrasó en el electorado, dándole además a su partido 65 de los 200 asientos en el Senado y 119 de los 400 disponibles en la Cámara de Diputados.

El triunfo de Meloni es también el triunfo del neofascismo. Y no es algo que ocurra solamente en Italia. En diversos países donde los sistemas democráticos han entrado en crisis las fuerzas más conservadoras han ido ganando terreno, al presentarse como una respuesta a los problemas inmediatos de las personas con discursos que exacerban los nacionalismos y extreman las posiciones.

Según publicó El País, el 17% del electorado europeo ha votado por opciones de ultraderecha en sus respectivos países. En las elecciones de septiembre en Suecia, el partido de extrema derecha Sverigedemokraterna (Demócratas de Suecia) fue el segundo más votado y el que quedó con mayores opciones de formar gobierno. En España, el partido Vox ha crecido en influencia durante los últimos años, y en Polonia gobierna una coalición de dos partidos nacionalistas conservadores de ultraderecha. En Hungría también están en el gobierno desde hace 12 años y en Francia, de la mano de Marine Le Pen, han competido ya en dos oportunidades el ballotage para llegar al Palacio del Elíseo.

Fuera de Europa, en Estados Unidos, el apoyo de la ultraderecha fue pieza clave en el triunfo de Donald Trump en 2016. En Brasil llevaron a la presidencia a Jair Bolsonaro –quien competirá por la reelección en una segunda vuelta frente al ex presidente Lula Da Silva a fines de octubre– y, en Chile, en las últimas elecciones presidenciales, el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast, quedó fuera de La Moneda tras obtener apenas el 44% de los votos en segunda vuelta, aunque su sector logró hacerse de al menos 15 escaños de la Cámara de Diputados.

Para profundizar sobre el avance del neofascismo, sus causas y efectos, Puroperiodismo conversó con el politólogo Francisco Vicencio, magíster en Ciencia Política con mención en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Francisco Vicencio, cientista político UC.

Francisco Vicencio, cientista político UC.

–Meloni se ha definido a sí misma como conservadora. ¿Esa descripción es suficiente según lo que ha demostrado?

Creo que responde a su historia personal. Que ella sea una mujer de padre comunista, pero con una relación lejana, considero que es una cosa que va más allá de eso. Claramente, ella representa a una derecha con tintes populistas, a una derecha conservadora y considero que es una posición bastante honesta que ella lo diga así. Efectivamente, es lo que representa, no se aleja de ello. Si bien su carrera política no ha sido tan extensa, pero es lo que representa. Ha sido consecuente.

–¿Bajo qué tendencia política cabe considerar la coalición gobernante, pese a la presencia de Silvio Berlusconi, Maurizio Lupi y Matteo Salvini, considerado el último como populista?

Como una coalición de derecha. Está Berlusconi, que es el más clásico, que cuenta con más experiencia de ello. Está Salvini, que es una derecha populista. Lupi es de un partido político menor. Mi duda es cómo podrá sobrevivir esta coalición en el poder considerando que los gobiernos italianos son bastante efímeros y que pierden el poder o confianza del Parlamento y deben llamar a elecciones rápidamente. Hay que ver si es que Meloni consigue sortear estos problemas en los que se encuentra Italia, relacionados con la economía y en donde necesita bastante a la Unión Europea (UE), por lo que no podría tomar ese discurso euroescéptico como los que cuentan otros líderes de la ultraderecha en Europa. Hay que ver hasta qué punto podrá implementar todo su programa de gobierno e ideas y hasta qué punto sobrevive su gobierno. No lo proyectaría más allá, pese a tener a Berlusconi.

–Hungría y Polonia ya cuentan con gobiernos de derecha ultra. ¿El caso italiano vendría a ser un agente influenciador notable en Europa?

En los países de Europa Occidental, sin duda. En Europa del Este ya había antecedentes. Pero, en países de Europa Occidental fundadores y anclas de la UE no se había visto un caso similar.

En Francia significaría un apoyo a Marine Le Pen, que ha ido creciendo, pero que siempre mantiene cierto límite gracias a los partidos tradicionales que tienden a unirse para hacer frente a la ultraderecha. Incluso, la derecha republicana nunca ha comulgado mucho con la ultraderecha. Varias veces bloquearon sus posibilidades: cuando Jean-Marie Le Pen (padre de Marine) y la ultraderecha dio atisbos de lograr el poder, al dejar a Lionel Jospin fuera de una segunda vuelta en las presidenciales del 2002, llevando al balotaje a la ultra contra Jacques Chirac. Allí se logró una alianza inédita del Partido Socialista con la derecha. Eso es un ejemplo de cómo la derecha republicana los ha aislado.

En España podría inspirar bastante, particularmente con Vox, con quienes tiene mayores tintes comunes. Veo que Vox podría tener un liderazgo interesante y que el triunfo de Meloni, sobre todo siendo una mujer que lidere el partido, puede ser también ser un empujón importante para ellos. Más aún si es que en un futuro Vox ve una oportunidad de formar alianza con el Partido Popular.

–Hace sentido, considerando que hace unos meses atrás, en Marbella, Meloni enunció un discurso familiar, anti LGTB, anti islamista, antiinmigración, entre otros, donde los anfitriones de la instancia fue precisamente Vox.

Es un discurso semejante que responde a un partido nuevo y también al desgaste de los partidos tradicionales en ambos escenarios. Ahora, hay que ver cuál podría ser el techo que podría alcanzar Vox, considerando que se podrían aprovechar algunos factores iguales en Italia y España, como el tema migratorio, la crisis económica y también el desgaste de los liderazgos.

–¿Qué significado tiene para los partidos italianos de izquierda y de centro el ascenso de un partido neofascista?

El desgaste. En Italia está este fenómeno de cansancio desde bastante tiempo. La Democracia Cristiana Italiana, que era un partido importante, ahora no existe; El Partido Comunista Italiano también decayó y han surgido movimientos políticos nuevos, como el partido Cinco Estrellas. Los partidos de izquierda deberán responder a esta agenda, pero habrá que ver si es que efectivamente pueden hacer frente, sobre todo en aspectos débiles y que suelen ser atributos que la ultraderecha ha tomado, como el tema migratorio, la economía, el proteccionismo, el euroescepticismo y la seguridad.

–Eso explicaría el ascenso de votos que obtuvo Fratelli d’Italia en las elecciones de 2018 (4%) con las del 2022 (26%).

Sí. Hay que ver cuál será el límite de apoyo: si ese 26% es su máximo alcance, si lo podrá mantener, si lo podrá proyectar o si este gobierno caerá luego de un año y medio o dos o, si no, antes, como ha antecedido a otros gobiernos en Italia.

Giorgia Meloni, tras convertirse en la triunfadora de las últimas elecciones generales de Italia. (FOTO: Efe)

Giorgia Meloni, tras convertirse en la triunfadora de las últimas elecciones generales de Italia. (FOTO: Efe)

“Es una amenaza para la democracia”

–¿Esas problemáticas pueden tener un símil con Chile?

Sí, pero hablamos de sistemas diferentes. Puede haber ciertas semejanzas con los temas migratorios o los asuntos económicos. Acá hay cierta cercanía ideológica con José Antonio Kast, que también responde a cierta novedad pero, más allá de eso, no veo que sean factores que puedan ser replicables. En Meloni llama la atención que sea un liderazgo novedoso, que sea mujer, que cuenta con cierto carisma. Acá Kast puede demostrar que es posible llegar al poder, pero también tendremos que ver cómo lo hace, porque el ejemplo de ultraderecha en América Latina es Jair Bolsonaro, que está a punto de perder una elección según las encuestas. Entonces, habrá que tener ojo y concentrarse en los desafíos de los partidos políticos tradicionales en responder a estas problemáticas que preocupan a las personas y que estos liderazgos responden, pero también habrá que prestar atención si estos partidos políticos nuevos se llegan a consolidar, porque intentos de partidos políticos nuevos hay muchos y pocos son los que llegan a puerto.

–¿Qué tan factible es que un partido neofascista concrete su ideología?

Aparte de los ideales entra también el realismo político y el escenario en el que está inserto Italia: necesita de la UE, necesita a sus aliados europeos y esta agenda euroescéptica la tendrá que limitar. Entonces hay que ver cuánto margen de acción tienen antes de que colapse su gobierno.

–¿Qué podría detener el avance de estas ideas?

Mejores gestiones de los sectores moderados en el poder y que puedan responder a problemáticas. Acá hay que mostrar no solamente un asunto estratégico, eslóganes, sino también la acción, más cuando estás en el poder. Yo diría que eso es fundamental en la respuesta a temas que no solo se encuentran ligados, como los asuntos migratorios, que es raro que un partido de centroizquierda pueda hacer frente en términos de políticas públicas respecto al tópico. Acá les corresponde a estos sectores por una cuestión de responsabilidad, para evitar el surgimiento de una ultraderecha populista que pueda hacerse cargo de ellos y del país. Aquí estamos hablando de todos los sectores cercanos al centro dentro del espectro político, centroizquierda y centroderecha.

–¿La idea neofascista es un peligro real en Occidente?

Sí, a grandes rasgos podría serlo. Es una amenaza para la democracia, pero hay que ver cómo el resto del espectro político, sobre todo los sectores moderados, logran hacerle frente. Porque también ellos tienen que dar respuesta y pueden ser, de cierta forma, responsables del surgimiento de los partidos neofascistas considerando las crisis de representatividad, además de no poder hacer frente a esta agenda que llama la atención o suple todos los requerimientos que tienen ciertos sectores de la ciudadanía. Hay una cuota de responsabilidad allí por no dar abasto y sobre todo porque también ocuparon alguna posición de poder.

#Etiquetas:

Comentarios.