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Fabiola Torres de Ojo Público: “Nos encanta asumirnos como un laboratorio para el periodismo de investigación”

Por ~ Publicado el 3 octubre 2017

El 2014 cofundó Ojo Público, uno de los medios de periodismo de investigación más innovadores de Latinoamérica, con el objetivo de ampliar la cobertura de la corrupción —no sólo del Estado— e integrar tecnología y programadores a la redacción. La fórmula rápidamente dio frutos: el 2015 fueron premiados en una de las categorías de los Data Journalism Award, un galardón que suele reconocer a medios globales como el New York Times o The Guardian. Pese a los aciertos, Fabiola Torres cree que los desafíos de armar un medio propio son constantes, especialmente la pregunta por el financiamiento y cómo llegar a las audiencias. Esta es una versión editada y resumida de nuestra entrevista.

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MEDIOS Y CORRUPCIÓN EN PERÚ

Yo entré en la universidad en una etapa que puede decirse de transición. Salí en el año 2003 y todavía no teníamos el boom de las redes sociales, esta masificación, esto de que básicamente trabajamos todo el tiempo. […] La universidad fue un momento bastante convulsionado en Perú. Fujimori caía. La universidad tenía un despertar, porque había una anomia de los jóvenes por toda esta etapa de intervención de las universidades por los militares. La salida de Fujimori representó también un despertar en la prensa y un golpe muy grande, porque nuestros medios estaban todos involucrados en videos de la corrupción, del régimen.

LA FRUSTRACIÓN DEL PERIODISMO SIN AMBICIONES

A mi generación le ha tocado eso: estar viviendo las transformaciones en el día a día y tener que adaptarnos y aprender de nuevo todo. Eso es algo muy enriquecedor; a veces aterra porque uno dice: “Bueno, lo que yo sé ahora probablemente cambie en muy poco tiempo”. También te lleva a tener una mentalidad más flexible de cómo hay que trabajar, cómo hay que asumir el periodismo. Lo que no va a cambiar y nunca va a cambiar es la esencia nuestra: hacer buen periodismo tiene esta condición que uno tiene que ser tenaz, lo más riguroso posible. Y creo que un periodista sin ambiciones, si te conformas con lo que los medios en general te ofrecen, puede ser frustrante. Creo que soy de una generación que vio esas oportunidades y que está ahora adaptándose constantemente.

SU ETAPA EN “EL COMERCIO”

Mi formación como periodista y reportera de investigación se da en El Comercio. Mi salto a lo digital es un emprendimiento de querer buscar un espacio para seguir haciendo lo que tanto a mí como a mis compañeros nos gustaba, que era seguir haciendo investigación. Y porque también estábamos muy inspirados en lo que ya se estaba haciendo desde el año 2011, 2012, en Brasil, en Argentina, en Costa Rica con la unidad de Giannina Segnini, una unidad de investigación que ya tenía entre sus miembros a ingenieros en computación.

TRABAJAR DE OTRO MODO

Participé del caso Wikileaks desde Perú, porque El Comercio fue uno de los medios que recibió los leaks. Hicimos esa cobertura en plenas elecciones del 2012. Pero, digamos, no había esa proyección y visión de trabajar con datos como ya lo estaba haciendo The Guardian, como La Nación de Costa Rica. Nosotros ya estábamos viendo eso y queríamos hacerlo en el periódico. Fueron años en que nos empezamos a plantear la posibilidad de que trabajáramos de ese modo. El 2012 yo viajo a España y conozco a Mar Cabra. Ya sabía lo que estaba haciendo, ya se estaban formando equipos en varios países, periodistas de investigación que combinaban el análisis de datos.

PERFILES DE INVESTIGADORES

Para mí el 2012 también fue una etapa de también pensar más mi carrera, pensar qué hacer, posibilidades, estrategias de hacer investigación. Yo ya estaba en la unidad de investigación de El Comercio, empezando mi primer año. Mis compañeros eran más del perfil tradicional del periodista de investigación, uno que es más solitario, que trabaja solo sus fuentes, que probablemente no está tan atraído por ese trabajo de equipo, con programadores, con datos, porque hay otra formación y es otra generación de periodistas. Fue muy interesante estar en ese momento en la unidad de investigación porque empezamos también a pensar en este tipo de proyectos.

SALIDA DE “EL COMERCIO”

2013 fue muy importante porque ya teníamos claro qué queríamos hacer. Por eso teníamos el proyecto de “Cuentas juradas” —que en ese momento no se llamaba así— bajo la manga. Terminamos el 2013 con el rumor de que la unidad [de investigación de El Comercio] se cerraba el siguiente año, y eso sucedió en marzo de 2014. Ese fue uno de los motivos por el que nos fuimos, porque creíamos que había terminado una etapa. Y el motivo personal en mi caso, es que ya había empezado a formarme en hacer investigación con análisis de datos, quería incursionar en eso y las posibilidades en el periódico eran nulas. Decidimos hacerlo nosotros solos.

COMO UN CABALLO DE TROYA

Teníamos en mente que [el nombre] podía ser Caballo de Troya, pero decíamos: “En la web Troya significa virus y es posible que nos asocien más con hackers y cosas así. No, mejor pensemos en un nombre distinto”. Nos gustaba Caballo de Troya porque lo que queríamos era llevar el buen contenido, empaquetarlo de otra forma, como era lo digital. Iba a seguir siendo buen contenido, iba a seguir siendo periodismo de investigación, duro.

LA CORRUPCIÓN VA MÁS ALLÁ DEL ESTADO

Creemos que hacer buen periodismo tiene ciertos principios y queremos hacer los temas que otros no van a querer publicar. Por eso, Ojo Público tiene esta línea de investigación de que la corrupción no es solo del Estado y no solo es de los políticos, sino que también hay mucha corrupción corporativa que no se está denunciando, porque es más difícil para los medios ir contra sus anunciantes y contra aquellos que paran el negocio, de alguna manera. En la medida que éramos un medio que no se iba a financiar de ese modo, nosotros teníamos la posibilidad de hacer investigación de la corrupción corporativa.

OJO PÚBLICO EN TWITTER

Ojo Público nace como una cuenta en Twitter y publicamos ahí la primera historia en siete tuits, los llamados #CornejoLeaks. Fue una historia que no cubrieron los medios pero a partir de los siete tuits se hicieron muchas noticias. Queríamos seguir publicando. Por un par de meses el Twitter de Ojo Público sirvió como nuestra única plataforma de publicación de noticias, de “pepas” como los decimos nosotros a las noticias más picantes.

“CUENTAS JURADAS”

El impacto que tuvo esa investigación nos sorprendió también porque inmediatamente a los minutos de haber lanzado esa plataforma, que era la primera cara de Ojo Público, nos llamaban de radios, salimos en vivo, en televisión. Los medios nos tomaron mucha atención, la primera vez a una escala más global. Se había revisado el patrimonio de más de cien alcaldes y todos tenían la evolución de su patrimonio. No sólo había eso: habían reportajes que detectaban ya varias cosas. Para los medios era una locura ver tanta información junta.

CLAVE: LOS PROGRAMADORES

Hay algo fundamental en Ojo Público. Nosotros desde que nos hemos formado, trabajamos en la redacción con programadores. Primero fue Antonio Cucho, luego fue Jason Martínez, que es el actual desarrollador de los proyectos de Ojo Público. Está con nosotros todos los días e incluso ya piensa como un periodista. Muchas veces nos da más ideas de cualquier otro proyecto que podría influenciar lo que hemos hecho. Si bien tener datos es fundamental para tener nuevos esquemas investigativos, esquemas probatorios, no ha cambiado la esencia. Seguimos siendo reporteros que hacemos el trabajo tradicional.

LAS BASES DE DATOS HAY QUE CONSTRUIRLAS

Siempre hemos pensado que las bases de datos que el periodismo de investigación necesita no están en formato de base de datos. Y lo que hemos hecho en Ojo Público es construir bases de datos. A veces cuando contamos los proyectos le parece increíble a compañeros que nos hemos pasado gran parte de la investigación pasando información que solo existía en el papel. No escaneada, sino manualmente.

LA GESTIÓN SE APRENDE EN EL CAMINO

Una de las dificultades de, creo, la mayoría de los medios digitales, es buscar la forma, la fuente de financiamiento a largo plazo. Nosotros empezamos con nuestras liquidaciones, con los ahorros que teníamos producto de haber salido de un medio. Luego empezamos a postular los proyectos. No tenemos una sola persona dedicada a la presentación y gestión de proyectos. En el área financiera tenemos una contadora y una asistente administrativa, pero los cuatro socios nos encargamos de presentar proyectos, de redactar la idea, de ponernos en contacto con representantes de fundaciones, de organizaciones, de diferentes niveles. Los cuatro estamos abocados a eso, en paralelo a nuestro trabajo periodístico. Y eso es un gran reto. […] Somos periodistas, nunca recibimos un curso de administración de empresas en la universidad. Lo que teníamos eran muchas ideas para investigar, pero ¿cómo hacerlas rentables y atractivas para un financista? Pues lo aprendimos en el camino.

DEPENDENCIA DE LAS FUNDACIONES

Aproximadamente el 60 por ciento de los ingresos de Ojo Público son de grants de fundaciones. El 2014 fueron nuestros ahorros los invertidos, cerca de 18 mil dólares más o menos, para formar el medio. El siguiente año ganamos fondos pequeños que al final sumaron entre todos 150 mil dólares, pero eran como cinco organizaciones. El 2016 crecimos en grants, porque ya conocían nuestro trabajo. Pero es un gran reto seguir escalando el medio y hacer que no dependamos de grants. Hemos explorado los servicios tecnológicos, dado que en cierto momento tuvimos dos programadores en la redacción. Ahora tenemos uno, estamos buscando nuevamente a uno nuevo que complemente el trabajo. Y, obviamente, servicios educativos, de capacitación, de training a periodistas a través de Ojo Lab y de contratos que se hacen directamente a los miembros del equipo. Tenemos esas tres fuentes de financiamiento.

CUATRO AÑOS DE MUCHÍSIMO APRENDIZAJE

Yo creo que volvería a repetir todo lo que hemos hecho. Estos cuatro años han sido años de muchísimo aprendizaje en todo sentido, pero sobretodo porque creo que los periodistas sí necesitamos aterrizar en que también debemos pensar en la gestión de los propios medios. Antes nos preocupábamos de generar el contenido y el medio se dedicaba a amplificar su difusión o la distribución está en una empresa de la que tú eres un empleado. Tú solo te preocupas por generar el contenido. En un medio así de pequeño, todo eso a veces es mucho más simplificado el proceso y estamos involucrados en todo.

ABRAZAR LA TECNOLOGÍA NO ES UNA MODA

Si bien hay frustración por la calidad del contenido, por la poca confianza que tiene la gente sobre los periodistas, yo creo que está la otra moneda de que hay experiencias muy importantes y de mucho impacto que se están haciendo desde medios pequeños, desde medios de nicho. Eso nunca antes había ocurrido. Y la alianza con los programadores, el abrazar la tecnología, no es un capricho de ahora. La tecnología no se está refiriendo a cosas menores de formato, sino que también a la manera en que piensas la profesión. Y hay que pensar en que nos vamos a trabajar más solo periodistas en esto. El reto es saber integrarnos, saber adaptarnos a eso. En eso estamos.

PROBARLO TODO

A nosotros nos encanta asumirnos como un laboratorio para el periodismo de investigación. Porque estamos probándolo todo, estamos intentando probar qué funciona realmente. Hay cosas que las hacemos por el puro gusto de publicar en ese formato y ver qué pasa. Hemos hecho el primer cómic interactivo de Perú sobre el conflicto de Tía María. Quizás es visto por poca gente, queríamos llegar a un público más joven y todo, con un tema duro, pero es un formato para un público de nicho. Le hemos dado la posibilidad de imprimir una especie de postal, traerlo a otras dimensiones. Hablar la noticia en distintos formatos, que no solo sea la web. Cada cosa que hacemos nos trae muchas ideas, algunas muy malas que decimos “no vamos a volver a hacer porque costó mucho tiempo y dinero”. Pero otras nos dan esa satisfacción de “lo estamos haciendo bien y hay que repetirlas”.

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