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Erick Gatica y la carrera por desarrollar hidrógeno verde: “Chile no sólo puede ser importante, sino que puede ser un protagonista en esta materia”

Por ~ Publicado el 24 noviembre 2022

El hidrógeno es uno de los pilares de la nueva economía verde, que busca eliminar el uso de combustibles fósiles para la energía, movilización, calefacción y otras industrias que elevan la huella de carbono y profundizan la crisis climática global. Chile es uno de los países que está más avanzado con la producción y uso de este recurso en el mundo, y el único que lo ha llevado a nivel de política pública en la región. Puroperiodismo conversó sobre sus usos, los riesgos y desafíos que esto plantea con Erick Gatica, ingeniero civil químico experto en el uso del hidrógeno y parte de la asociación H2vec, que promueve el uso de este elemento con un enfoque social.


 

La crisis climática ha hecho que en los últimos años haya tomado fuerza el concepto de economía verde o sustentable. Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Agencia Internacional de Energía (AIE), sólo el año pasado se emitieron 36.300 millones de toneladas de CO2, cifra récord que, tras la pandemia aumentó en un 6% debido a la reactivación de la economía. Por eso, el uso de fuentes de energías renovables, entre ellas el hidrógeno, como reemplazo al uso de combustibles fósiles que muevan esa economía, es una de las principales y más urgentes medidas que se están impulsando en todo el mundo para reducir este tipo de emisiones y el calentamiento global, y en ese plano Chile tiene un potencial muy alto por sus condiciones climáticas y geológicas.

Actualmente, el hidrógeno se está desarrollando como combustible en automóviles y ya hay tres modelos en el mundo que lo utilizan y se encuentran en el mercado: el Toyota Mirai, el Hyundai NEXO y el Hyundai Clarity Fuel Cell. También se utiliza en la industria petrolera como reductor de azufre –uno de los causantes de la lluvia ácida– a través de la hidrodesulfuración, y además tiene un potencial para usarse en distintos procesos energéticos que pueden ayudar con la reducción de la huella de carbono que producen las industrias y las personas diariamente.

Chile ha avanzado durante la última década en la descarbonización de la industria energética, contando ya con más plantas instaladas de energías renovables que de no renovables. De hecho, de acuerdo con el reporte anual 2020 de la asociación gremial de las empresas generadoras de energía, ya para ese año el 51% de las plantas instaladas generan a partir de recursos como el viento y el sol, y el hidrógeno verde es parte importante de su producción.

Desde 2020, el hidrógeno verde es uno de los pilares de las políticas públicas que buscan hacer a Chile un referente a nivel mundial, siendo pionero en plantas de producción de energía renovable, tanto en el norte como en el sur del país. Así lo señaló el ex ministro de Energía Juan Carlos Jobet a fines de ese año, cuando lanzó la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, la primera de su tipo de Latinoamérica:

“En el desierto del norte, con la radiación solar más alta del planeta, y con vientos fuertes y constantes en el sur, tenemos el potencial de energía renovable para construir 70 veces la capacidad de generación eléctrica que tenemos hoy. Esta abundante energía renovable nos permitirá ser el productor más barato de hidrógeno verde del planeta. Nuestra Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde tiene como objetivo tomar esta oportunidad y convertirla en realidad”.

¿Qué desafíos abre este contexto? ¿Cuál es el real potencial que tiene el hidrógeno como fuente energética? ¿Qué riesgos existen? Para dar respuesta a esas y otras preguntas, Puroperiodismo conversó con Erick Gatica, ingeniero civil químico y magíster en Ciencias de la Ingeniería, profesor de distintas universidades e investigador en proyectos de energías renovables, y miembro de H2vec, una agrupación de profesionales que promueve “los conocimientos del hidrógeno como vector energético, desarrollo de capital humano e implementación de proyectos, siempre desde un enfoque social”.

Erick Gatica, ingeniero civil químico experto en el uso del hidrógeno y parte de la asociación H2vec.

Erick Gatica, ingeniero civil químico experto en el uso del hidrógeno y parte de la asociación H2vec.

 

Los usos del hidrógeno

–Para comprender de qué se habla cuando hablamos del hidrógeno, ¿qué es y en qué se usa actualmente?

El hidrógeno es un carrier o vector energético, no es sólo un combustible, es mucho más, por lo que puede usarse en la metalurgia, en alimentos, en reacciones de hidrogenación… Se utiliza en varios tipos de industrias y, por lo tanto, hay bastante mercado. A partir del hidrógeno se puede hace amoníaco, que se utiliza para crear fertilizantes, también se utiliza para crear nitrato, componente de los explosivos que se utilizan en las mineras.

–Hace unos años apenas se hablaba de su uso como alternativa energética. ¿Qué ha hecho que se popularizara?  

Se ha debido a varios factores, ya que se conoce desde el siglo XIX y hay libros sobre sus múltiples usos. Lo primero es reconocer el tipo de hidrógeno. Hay tres tipos: el gris, que proviene del gas natural y vapor de agua, este al expulsar gas a la atmósfera tiene una huella de carbono. El azul tiene un proceso similar, pero este dióxido de carbono se guarda bajo tierra y no contamina. Y el verde, que es el más popular e importante, ya que este se obtiene de energías renovables como la solar y la eólica. Esta energía pasa por un proceso llamado electrólisis, En el que al agua (hidrógeno más oxígeno) se le agrega electricidad y se separa creando el hidrógeno. Este hidrógeno verde es una de las alternativas para la descarbonización y por eso se está masificando su uso y popularidad.

–¿Cuáles son los potenciales usos que se le podría dar al hidrógeno?

Uno de los usos podría ser el mezclar el gas natural y el hidrógeno para el uso en nuestras casas, bajando así la huella de carbono del gas. Otra aplicación es usarlo en las celdas de combustibles. Esto ya se usaba en la carrera espacial alrededor de los años ’60, cuando las misiones Mercury o las Apolo llevaban celdas de hidrógeno que, al mezclarla con oxígeno, generaba agua para los astronautas y electricidad para alimentar la nave.

–¿Qué aplicación tiene eso hoy?

En la actualidad también se está probando para variados tipos de transporte. Por ejemplo, en camiones que se moverán a base de hidrógeno verde que alimentará a las celdas de combustible y el único residuo que expulsará será agua, por lo que su contaminación será casi nula. Toyota creó un auto que se mueve a base de este elemento también. En un futuro se espera que barcos o aviones puedan moverse a través del hidrógeno verde. Incluso hay drones para uso agrícola y también para hacer registro satelital de propiedades. También hay un proyecto de la HIF (Highly Innovate Fuels) respaldado por Porsche que busca crear hidrógeno para utilizarlo en un reactor químico, en el que se utilizará el CO2 de la atmósfera con el fin de generar combustibles similares a la gasolina para utilizarlos en vehículos de combustión interna con huella de carbono cero.

–¿Cuáles son las diferencias entre un motor alimentado por hidrógeno y uno por batería o el típico a gasolina?

Hay varias diferencias. Los motores a batería (cómo un Tesla) se demoran mucho en cargar, teniendo que estar incluso horas esperando a que se cargue. El hidrógeno, en cambio, es mucho más rápido, y en cinco minutos un auto podría estar con el estanque lleno, muy parecido a lo que actualmente se hace con los autos a combustión bencinera o petrolera.

Otra diferencia es que los estanques de hidrógeno son complejos de crear –a diferencia de los autos eléctricos que no usan un estanque–, ya que deben funcionar a una presión demasiado alta, pues, comparándolo con un motor a petróleo, la energía en cuanto a volumen del hidrógeno es 10.000 veces menor al petróleo, por lo que se necesitaría un estanque gigante si no existe presión. Por eso se debe poner a alta presión, a 70 megapascales, que es una presión bastante alta si se considera que la presión atmosférica es de 0,1 megapascales, agregando también que los automóviles utilizan una presión mayor a la hora de almacenar este nuevo combustible en comparación a los camiones, así que debe haber una separación para ambos vehículos.

–¿No aumenta el riesgo de explosión con esas presiones tan altas?

Aunque pueda existir una explosión de este hidrógeno debido a la presión en un automóvil, la reacción será distinta a una de gasolina, donde la primera se puede asemejar a un soplete y la segunda puede provocar una explosión que rodea al automóvil.

–¿Cuáles son las mayores dificultades del uso de este elemento?

Las mayores dificultades surgen al transportar el hidrógeno, ya que al ser tan liviano puede incluso atravesar el acero u otros materiales y tener fugas, por lo que se transporta muchas veces cómo amoníaco para facilitar el proceso. Pero a medida que el desarrollo del hidrógeno vaya avanzando, estos problemas irán desapareciendo.

–O sea que la producción de hidrógeno verde está muy ligada con el desarrollo de otras fuentes energéticas renovables, como la solar y la eólica. ¿Cuáles son actualmente los mayores desafíos de estas tecnologías?

Los mayores desafíos están en poder abaratar el costo de estas energías renovables y la mejor forma de hacerlo es ir desarrollando con el tiempo estas tecnologías. Los paneles solares son cada vez más baratos y han aumentado su eficiencia, apoyado esto con políticas que ayudan al desarrollo y uso de energías sustentables que en el país han sido positivas en estos últimos dos años. Un ejemplo de esto son las clásicas plantas de energía solar fotovoltaicas, que sólo producen electricidad durante el día. Ahora, con el proyecto Cerro Dominador se ha podido hacer una evolución a esta tecnología, permitiendo crear electricidad durante las 24 horas del día gracias al método de concentración solar de potencia, con la que, gracias al sol, se calientan sales fundidas provenientes de una alta torre apuntada por miles de espejos gigantes (provocando el mismo efecto de una lupa y el sol), para finalmente calentar el agua y formar vapor que mueve una turbina, la que produce finalmente la electricidad durante las 24 horas. Es una planta pionera a nivel latinoamericano que pronto se replicará a otros proyectos a nivel nacional.

 

El hidrógeno verde en la política pública

–En 2020, el Ministerio de Energía publicó la hoja de ruta para el desarrollo del hidrógeno verde en Chile, siendo el primer país de Latinoamérica en hacerlo. ¿Por qué crees que se tomó esa decisión?

El primer motivo es la accesibilidad a las energías renovables, y qué mejor lugar que Chile, con zonas en el desierto donde tienes grandes áreas de producción de energía solar y en la patagonia donde tenemos vientos muy fuertes, que pueden ser los vientos más privilegiados de mundo, ya que el factor de planta (capacidad de producción real de la planta a comparación de la potencia instalada) es de alrededor de un 55%-60%, que son números que manejan las plantas eólicas que hay en Europa en el mar. Pero los costos que hay al crear una estación en tierra, en comparación con el mar, son abismalmente menores. Por eso la Patagonia puede llegar a exportar el 13% de hidrógeno que se utilizará a nivel mundial para el año 2030 y también crear alrededor de 100.000 empleos alrededor del país con este proceso, ayudando también a la economía nacional, tal cómo lo hace la minería actualmente. En el norte, el mayor problema es la falta de agua, entonces cuando la desalinización del agua sea mayor, las plantas de energía solar pueden también aportar a la creación de este hidrógeno verde.

–¿Cuál va a ser el proceso para que estas energías renovables se distribuyan a nivel país?

Gracias al sistema interconectado nacional podemos recibir energía desde distintas plantas, ya sean renovables o no renovables. Durante el día, al tener una mayor producción de energía solar, uno espera que mucha de esa energía provenga de ahí, pero uno no sabe de donde proviene la energía que utilizamos cada día, sin embargo, las termoeléctricas aún son bastante importantes en porcentaje de energía producida en Chile [un 54% de las generación bruta del país esta en base a energías no renovables, como el carbón, gas natural o petróleo]. Entonces, el hidrógeno podría tomar otra ventaja en este proceso, ya que es más efectivo para la transmisión como carrier que en su forma eléctrica, por su menor pérdida energética. Por eso la gestión energética, tanto de la industria como de nosotros como consumidores, es importante para un efectivo ahorro energético.

–¿Por qué es importante la difusión de este elemento como parte esencial de las energías renovables?

La del hidrógeno es una carrera y Chile tiene ventaja grande con respecto a otros países importantes del mundo, entonces, es una oportunidad de desarrollo única para el país. Chile no sólo puede ser importante, sino que puede ser un protagonista en esta materia. Por ejemplo, somos líderes en la minería, pero podríamos ser líderes en el mercado del hidrógeno en el mundo. Eso tiene que ir de la mano con no dejar a nadie atrás y dar a conocer a la gente sobre los beneficios de este elemento para que se pueda masificar cada vez más su uso.

–¿Cómo se relaciona esto con la disminución de la huella de carbono de Chile?

Chile contribuye al 0,3% de las contaminaciones a nivel mundial, por lo que estamos muy lejos de lo que contaminan China o EE.UU. Pero podríamos ser capaces de producir el 13% mundial de hidrógeno [según un estudio del Ministerio de Energía], entonces pasaríamos ser uno de los líderes en el mercado de hidrógeno verde, ser más amigables con el medioambiente y luchar contra el cambio climático.

 Ver documento elaborado por el Ministerio de Energía en 2020:
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