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El testimonio de Patricio Valenzuela, reportero gráfico detenido en marcha de la ANEF

Por ~ Publicado el 31 agosto 2010

El presidente de la Unión de Reporteros Gráficos y Camarógrafos de Chile hace sus descargos tras ser detenido, según él injustificadamente, mientras cubría la marcha de la ANEF del pasado jueves 26 de agosto. Además, cuestiona los vínculos de la prensa con las fuerzas policiales en programas de delincuencia y reconoce que las marchas son una encrucijada para él y sus colegas.

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Patricio Valenzuela al momento de su detención | Foto: gentileza de Juan Carlos Cáceres

Patricio Valenzuela Hohmann, reportero gráfico freelance y presidente de la Unión de Reporteros Gráficos y Camarógrafos de Chile, fue detenido el pasado jueves 26 de agosto mientras cubría la marcha convocada por la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF. Un video grabado por La Tercera muestra el momento exacto.

Dice que se trató de una detención injustificada, que sólo entró a un restorán a fotografiar a un ‘sapo’ —carabinero vestido de civil— que escapó de la muchedumbre tras ser descubierto. La presencia de policía encubierta en la marcha también fue denunciada por el diputado comunista Guillermo Tellier, quien habló de un ‘montaje’ del Gobierno para boicotear las manifestaciones.

Patricio Valenzuela dice que esto, su detención, no es nuevo. Que viene de administraciones anteriores, que es un problema de la sociedad y que, además, se observa con mayor profundidad en la Araucanía, donde el Estado de Derecho se esfumó y donde los periodistas que sí desean cubrir el tema deben lidiar con obstáculos insalvables.

Valenzuela accedió a conversar con Puroperiodismo para dar testimonio de un trato hacia periodistas y gráficos que, según él, debe denunciarse y eliminarse.

—¿Te habían detenido antes?
Sí, me detuvieron hace unos dos años atrás, en una situación parecida a esta. Pero esa vez yo fui, quizás, un poco más beligerante con carabineros. Así que nada, me quedé callado, acepté, pagué mi multa y listo. Pero ahora fue una realidad totalmente diferente.

—¿Qué pasó en la marcha de la ANEF?
Yo andaba desde las nueve y media, diez de la mañana, cubriendo, haciendo fotos, dando vueltas. Recorriendo tranquilamente. Uno anda haciendo lo que pilla. Comenzó la marcha, se empezó a juntar gente, los estudiantes de la Plaza de Armas salieron caminando por Huérfanos. Yo me pasé por La Moneda, donde había algunos funcionarios públicos haciendo sus cosas, y ningún problema. Como siempre queda un grupo, mayoritariamente de estudiantes que les interesa generar algún tipo de conflicto con la fuerza pública, y prenden fueguitos. Eso pasó durante veinte segundos, que son comunes y pueden sonar raras para el resto de las personas. Uno está acostumbrado.

Yo estaba en el bandejón central, un poco más arriba de la plaza Los Héroes, y de repente veo un grupo de gente y escucho ‘¡sapo, sapo sapo!’ y miré y corrí detrás porque eventualmente podía ser la noticia eso que podía suceder. Por lo tanto, había que fotografiarlo. Veo a la gente corriendo y este personaje —yo no lo había visto y no tenía ninguna identificación ni nada— se metió en un restorán de nombre alemán y subió por una escalera que había a un segundo piso. Obviamente que yo me meto al restorán, empiezo a calibrar mi cámara porque la luz que había afuera y la que había adentro era totalmente distinta. Empiezo a sacar fotos y de repente me agarran por detrás y cacho que eran carabineros; me agarran por detrás y yo trataba de proteger mis equipos.

—¿Cuándo entraste al local alguien te dijo algo?
Nadie dijo nada. Había otra gente haciendo fotos o grabando, no sé. De repente me agarran y me tiran al suelo.

—¿Había otros gráficos?
Había otra gente grabando, haciendo fotos. Yo conozco a mis colegas, a mis amigos y a mi gente la ubico, los que trabajan para las agencias nos conocemos todos. Me tiran al suelo, sillas pa’ allá, sillas pa’ acá y yo diciendo ‘soy de prensa, soy de prensa’. Me agarran y me sacan afuera y me suben al bus. Y sería todo. Hasta como las siete y media, un cuarto para las ocho, cuando me soltaron. En ese momento no vi a las personas involucradas, pero empiezan a subir a otra gente y empiezan a subir carabineros de civil, y se tapaban. Obviamente me amenazaron y me quisieron quitar mis equipos, creían que estaba filmando y grabando. Yo conozco mis derechos y también mis deberes y no lo iba a hacer, porque eso es una cuestión fiscal.

—¿Había carabineros infiltrados en la marcha?
Yo los vi a todos. El condoro o la culpa es de ellos en el sentido de que los pillaron. Los descubrieron como infiltrados, por lo que es un problema de ellos. Yo subí, entregué mis credenciales, me identifiqué como prensa y vi que de alguna forma u otra se habían condoreado con lo que habían hecho.

—¿Te dieron alguna explicación?
No, nada. Nunca dicen nada. Puras amenazas nomás. En ningún momento me golpearon, aparte de tirarme al suelo.

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MALOS TRATOS

Patricio Valenzuela afirma que en la comisaría vio tratos vejatorios contra funcionarios públicos que fueron detenidos junto a él. Incluso dice que hubo amenazas de aplicar la ley anti terrorista o formalizaciones por robo con violencia contra una mujer que lloraba desconsolada.

También relata con incredulidad las amenazas en su contra: “Me querían acusar por desórdenes. Había un teniente que parece que estaba a cargo del procedimiento, y me decía que ellos tenían grabados videos de mi pegándole a los carabineros. Después cambiaron el cuento y me pasaron, al final, por obstrucción a la labor policial, que es una cosa absolutamente ambigua. No sé cuál es la definición real de eso ni cuáles son las actuaciones de alguien respecto a eso”.

—¿Niegas que algunos de tus actos o dichos hayan justificado la detención?
Totalmente. Si yo no me di ni cuenta de cuando me agarraron por la espalda. Creo que en ningún momento les dije garabatos a los carabineros ni nada, solamente ‘soy de prensa, soy de prensa’, mientras me tenían en el suelo, cuidando mis equipos.

—¿Son estas marchas el frente informativo donde los gráficos y camarógrafos tienen mayores dificultades para ejercer su labor?
Sí, totalmente en cosas como estas. En actos que tienen que ver la delincuencia, crónica roja, usualmente están apoyados o están con carabineros, un cuento que siempre ha existido. No sé si es ético eso, pero siempre ha existido. Los carabineros, sobre todo los de fuerzas especiales —y estos personajes que andan infiltrados— se supone que deberían ser profesionales y tener una claridad respecto a cómo funcionar en situaciones de alto riesgo, o en situaciones donde la adrenalina a veces está muy fuerte.

—A qué atribuyes este trato: ¿a un arrebato del funcionario policial o es una orden que viene desde el poder ejecutivo?
Primero que nada, esto no es nuevo. Esto viene pasando hace mucho tiempo. El caso de Victor Salas, fotógrafo de la agencia EFE. A él en el año 2008, para una marcha del 21 de mayo, un carabinero de la policía montada de Fuerzas Especiales le pegó un fustazo en el ojo, una serie de problemas, pasó a la justicia militar y no ha quedado en nada. No tiene que ver específicamente con este gobierno. De alguna forma u otra, no hay apremio físico, violencia, hacia uno. Pero sí hay un serio problema hacia quiénes son quiénes, cómo funciona cómo, cómo ordenamos esta situación. Yo no puedo andar con así una credencial que me dé carabineros, por poner un ejemplo, para que los carabineros la respondan, porque las otras personas que están involucradas van a ejercer violencia hacia mí. Como le ha pasado a muchos fotógrafos que le han llegado peñascazos en protestas.

—¿La misma gente que está en la protesta?
Han agarrado a piedras el móvil de Chilevisión, por ponerte un ejemplo. Estamos al medio.

—¿Es una encrucijada? La visibilidad les juega en contra en ambos sentidos.
Absolutamente.

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