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El otro fútbol

Por ~ Publicado el 12 julio 2022

Chile es un país en el que se vive el fútbol a flor de piel, ya sea cuando juegan la selección chilena, equipos del torneo local o, incluso, equipos  extranjeros. Es el deporte que más se consume y el cual recibe más ayuda monetaria tanto de la ANFP, como de privados, ¿pero sabías que hay otras ramas del fútbol que reman desde atrás para poder realizar sus actividades, algunas con importantes logros triunfos internacionales que pasan casi inadvertidos para la prensa deportiva y la ciudadanía? Algunas más conocidas, otras no tanto, en este artículo de Puroperiodismo te contamos cuáles son.

Por Francisco Rubilar y Martín Rojo


El 29 de mayo se jugó el partido por el tercer y cuarto puesto de la Copa América de Fútbol Playa, en Asunción, Paraguay. Este encuentro lo disputaron la Selección Chilena en contra del cuadro de Venezuela y se definió en los descuentos. Chile ganó por 3 goles a 2. Se consagraba así como el tercer mejor equipo del continente, el mayor logro en la historia de la federación chilena en la disciplina de fútbol playa.

Pese a salir terceros y jugarle de igual a igual en semifinales a Brasil y casi llegar a la final, este torneo no tuvo tanta masificación en el territorio nacional, pese a ser transmitido por Directv. Apenas fue consignado por la prensa, no hubo celebraciones masivas ni aparecieron los rostros de los jugadores en comerciales ni carteles publicitarios. Sin embargo, en la interna del equipo, destacan la importancia del triunfo.

“Este logro no es menor para el combinado nacional, ya que el modelo de clasificatorias para ir al mundial es igual al de la Copa América disputada en Paraguay. 10 países, de los cuales se separan en dos grupos de cinco, de los cuales clasifican los 2 mejores por grupo, luego se juega el cuadro eliminatorio y los tres primeros lugares van al mundial. Si este hubiera sido el clasificatorio, Chile estaría clasificado para disputar el mundial de Fútbol Playa”, cuenta José Carlos Prieto, ex futbolista profesional y actual seleccionado de fútbol playa.

No es la única variante del fútbol chileno que tiene un destacado desempeño en el plano internacional y que se juega de forma regular en un segundo o incluso tercer plano. Por una parte está el fútbol femenino, que desde hace años viene descollando y abriéndose camino –la mejor arquera del mundo, Thiane Endler, es chilena– y que incluso este año se vio beneficiado con una ley que lo profesionaliza y establece obligaciones a los clubes para mejorar las condiciones de las jugadoras, aunque aún quedan muchas deudas pendientes por resolver (ver artículo en Puroperiodismo). También está el Futsal, y eso es sólo una muestra de diversas categorías futbolísticas que se juegan en Chile y que carecen de protagonismo. Puroperiodismo conversó con distintos exponentes de ese “otro fútbol” para conocer no sólo qué los diferencia, sino también cuáles han sido sus logros y qué desafíos tienen en carpeta para ser reconocidos tanto por el medio como por la afición.

Fútbol Playa

En rigor, es otra cosa que el fútbol tradicional que suelen mostrar los canales de televisión y que a diario se toma horas de discusión en las radios del país. El sistema de juego es distinto: por equipo hay 12 nominados y no existen titulares ni suplentes. En cancha hay cuatro jugadores de campo y un arquero, y los cambios son ilimitados, porque el desgaste de correr sobre la arena es mucho mayor. La rotación de jugadores hace el juego más dinámico, y más aún si se considera que los cambios se pueden realizar con la pelota en movimiento.

Tampoco son 90 minutos. El tiempo de juego son tres tiempos de 12 minutos cada uno. Si en esos tres tiempos no hay un equipo ganador y siguen empatados, hay un alargue breve, de tan solo tres minutos, y si en ese lapso si no se sacan diferencias, el partido se define en penales. La puntuación en los torneos se juega según el tiempo en que el equipo se lleve la victoria: si es en el tiempo normal, son 3 puntos; si gana en alargue, son 2; y si gana en penales, solo uno.

Prieto explica que “estos puntos marcan la diferencia. Colombia ganó dos partidos por penales y sumó pocos puntos, y gracias a eso no pudieron clasificar. Esto hace querer ir a ganar y buscar el partido en el tiempo regular”. En Latinoamérica se encuentran grandes potencias mundiales del fútbol playa. La lista la encabeza la selección brasileña, una de las más grandes de la historia. Uruguay se ubica en el top 10 mundial. Y Paraguay, reciente ganador de la Copa América, es una potencia, pese a no tener playas en su país.

El caso de Chile es distinto a esos otros países, y resulta, a lo menos, paradójico: a pesar de contar con cerca de 6.435 kilómetros de costa, sólo se practica este deporte en una ciudad, Iquique. Prieto cuenta que en allá llevan cerca de una década practicando el fútbol playa. Al principio, comenzó con minitorneos en el verano, sólo como una forma de hacer deporte entre amigos, algo muy amateur.

Con los años, cuando se formó la selección nacional de fútbol playa, se puso como sede Iquique por ser la única ciudad en que se jugaban torneos. Como los jugadores no son profesionales y no pueden vivir de esto, al momento de crear la selección se formaron dos grupos de entrenamiento. El primero es abierto para cualquier persona que quiera empezar a jugar y los mejores pasan al grupo de seleccionados, en el que hay 25 jugadores, de los cuales viajan 12. De esa forma, tratan de nivelar y dejar a aquellos con mejor rendimiento.

Al no ser profesionales, los horarios de entrenamiento deben acomodarse a los ritmos de la vida diaria y a las otras responsabilidades que deben cumplir los jugadores. Dos días a la semana entrenan de 5:00 a 6:30 de la mañana, mientras que los otros días es de noche, entre las 21:00 y las 23:00 horas.

Los jugadores no reciben sueldos ni nada, solo un viático para los seleccionados cuando viajan, para compensar de alguna manera su ausencia en sus respectivas labores. Recién en 2021 se implementó un minitorneo organizado por la Asociación Nacional de Fútbol (ANFP) con el objetivo de contar con equipos que clasificaran a la Copa Libertadores de la disciplina, ya que fue ese año la primera vez que Chile participó en esta instancia. Los equipos están conformados por los mismos jugadores de la selección, quienes se repartieron para darle competitividad al torneo y para que éste sea más vistoso para el público de este deporte.

Pese a licenciar un torneo para dar cupos, la ANFP sigue lejos de países vecinos que tienen ligas que se juegan de manera anual. Brasil, Paraguay y Bolivia tienen complejos y ligas competitivas, lo cual potencia el nivel de la selección.

José Carlos Prieto cuenta que ahora tienen varios objetivos en carpeta. Uno de ellos es tratar de exportar jugadores chilenos a las distintas ligas extranjeras, para que estos se puedan profesionalizar y así también mejorar el rendimiento de la selección, ya que hay distintas metodologías de trabajo de manera más profesionalizada. Otro es llevar el deporte a distintas ciudades del país para masificarlo. Recientemente hubo un avance en esta materia, ya que el presidente de la Federación de Fútbol de Chile, Pablo Milad, anunció la firma del convenio con el Ministerio del Deporte para el desarrollo de fútbol playa en la Región de Coquimbo.

FutFem

En el caso de Fútbol Femenino ocurre lo contrario a otras ramas deportivas: no está relegado a lo amateur, sino que se juega a nivel profesional. Cuenta con mayor cobertura por parte de los medios –muy lejos todavía de la que se da al fútbol masculino– y un público más regular, con un campeonato nacional bajo el alero de la ANFP en el que participan 15 clubes profesionales y una liga de ascenso que se divide en cuatro zonas del país. A nivel de selecciones, vienen jugando en competencias internacionales desde comienzos de los ’90. Ya han obtenido dos veces segundo lugar –Campeonato Sudamericano en 1991 y Copa América 2018– y llegaron una vez al mundial, en 2019, aunque fueron eliminadas en primera fase. Esta semana, el combinado debutó ante el cuadro paraguayo en la Copa América Femenina 2022 que se disputa en Colombia, con amplia cobertura mediática. En ese primer partido, perdieron por 3 goles a 2.  

Aunque en abril pasado, luego de tres años de tramitación en el Congreso, el Presidente Gabriel Boric promulgó una ley que busca profesionalizar la categoría y dar garantías para su desarrollo, las negligencias y abandono por parte de algunos clubes se mantienen, lo que se traduce en situaciones que van desde las malas condiciones de trabajo y entrenamiento hasta graves faltas de seguridad.

Uno de estos casos quedó en evidencia el 1 de junio en una cancha del Centro Deportivo Azul (CDA) de la Universidad de Chile, donde se disputaba un encuentro entre las ramas femeninas del club azul y Colo Colo. En una jugada al final del partido, Javiera Grez, delantera del cuadro albo, chocó con la arquera de su propio equipo, Antonia Canales. Tras el impacto, Grez cayó mal y terminó con un traumatismo encéfalo craneano y tumbada en el campo de juego. Lo inaceptable ocurrió cuando se pidió la asistencia médica y, en vez de ingresar la ambulancia para trasladar a la jugadora a un recinto médico, tuvo que hacerlo una patrulla de Carabineros, porque simplemente no había una ambulancia disponible. Esto, a pesar de que el artículo 49 del Campeonato Femenino obliga a los clubes a disponer de una ambulancia, una camilla y dos camilleros mayores de edad, en caso de lesiones.

Otra de las situaciones de negligencia que se han visto en el fútbol femenino es el caso del Club Deportes La Serena. Todo partió cuando la arquera Paola Hinojosa explotó a través de las redes sociales por malos tratos por parte del club, exponiendo, entre otras cosas, que no las dejan calentar porque pueden arruinar el pasto o que apenas les prestan el estadio para jugar.

Debido a esto, y aunque ni siquiera tenía contrato, Hinojosa fue desvinculada del club, luego de que dijera que no volvería a jugar bajo las mismas condiciones. Sin embargo, el resto de sus compañeras se plegó a sus demandas y se fueron a paro, por lo que no viajaron al partido agendado para el 11 de junio contra Deportes Iquique. La acción fue respaldada por la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF):

Producto de lo anterior, la Dirección del Trabajo acudió a fiscalizar las condiciones laborales de las jugadoras en el Club de Deportes La Serena y Canal 13 emitió en su noticiero un reportaje que expuso cómo las mantienen entrenando sin luz ni agua, y supuestas  amenazas por parte del técnico a las jugadoras sub-19 en caso de unirse a la paralización (ver artículo en RedGol). Puroperiodismo intentó contactarse con Paola Hinojosa, sin embargo, su respuesta fue que “se están buscando soluciones, pero por el momento no puedo dar más información del tema, ya que podría perjudicar a mis compañeras”.

Futsal

El futsal o fútbol sala es una rama similar al fútbol, pero que se juega con diferentes reglas, con menos jugadores y con una cancha lisa y mucho más pequeña. Son cinco jugadores por equipos, y las medidas de la cancha, balones y de las porterías están regidas por la FIFA. En Chile, la liga profesional de futsal está también bajo el alero de la ANFP, aunque está lejos de ser considerada una categoría “profesional”.

Benjamín Fuentes, arquero de Universidad de Chile y seleccionado nacional, dice que “el torneo nacional, hasta el año 2021, sólo se disputaba entre equipos de Santiago. (…) Hay equipos de barrio que se consiguen el nombre de clubes profesionales para representarlos, pero estos se mantienen de forma autónoma al club”.

Un claro ejemplo de esto es el club Coquimbo Unido, cuya rama de futsal depende de un equipo de barrio llamado “Crea Espacio”. El club profesional solamente entrega el uso del nombre y da dinero a los entrenadores. Pero ningún jugador de la categoría, en ese o cualquier otro equipo, posee un contrato profesional, y sólo reciben aportes por parte de los clubes.

En cuanto a los entrenamientos, los clubes no tienen canchas con las medidas oficiales de una cancha de futsal, por lo que se deben repartir los días de entrenamiento entre los distintos polideportivos municipales que hay en la Región Metropolitana, como los de Quilicura o La Florida. Una realidad muy distinta a lo que se ve en Argentina, donde el futsal está más profesionalizado y los clubes tienen polideportivo con todas las medidas para entrenar de la mejor manera.

El campeonato nacional de futsal cuenta con la participación de 10 equipos: los cinco primeros van a una liguilla por el título, mientras que los últimos cinco juegan la liguilla para ver quien desciende a la recientemente creada segunda división.

El torneo cuenta con equipos de diferentes regiones, aunque la mayoría son y juegan en Santiago. De hecho, Cobreloa y Coquimbo Unido no tienen equipos en sus respectivas ciudades y les prestan el nombre a clubes de barrio de la capital para que los representen. Los equipos de primera división más alejados de la capital son O’Higgins de Rancagua, Curicó Unido y Santiago Wanderers, cuyos costos de traslados deben ser financiados al completo por los jugadores o por el club de futsal; el club profesional no colabora con nada.

El campeón del torneo de la ANFP no recibe ninguna compensación monetaria, sólo los boletos para disputar la Copa Libertadores de futsal al año siguiente, y todo ese financiado por la CONMEBOL.

Fuentes cuenta que recién cuando lograron clasificar a Copa Libertadores con Universidad de Chile, apareció Azul Azul para entregarles ropa de presentación e indumentaria. “Cuando toca jugar en el extranjero aparece Azul Azul, te dan indumentaria oficial, pero después no te dejan poner auspicios externos en la camiseta. El futsal se podría autofinanciar de esa manera, pero por temas de marketing, no se puede”, enfatiza el arquero.

En este torneo internacional se notan las diferencias que existen entre una liga realmente profesional, como las Argentina o Paraguay, con sueldos y financiamiento detrás, y una liga no tan profesionalizada como la chilena.

En la versión de 2021, Universidad de Chile se tuvo que enfrentar a equipos de Uruguay, Colombia y Paraguay. Ganaron 4-2 al cuadro uruguayo (Nacional), pero perdieron por 4 goles a 1 contra los otros dos: los colombianos de Alianza Platanera y los paraguayos de Cerro Porteño. El rival más duro fue este último club, parte de una liga con planteles remunerados, y esa brecha en cuanto a preparación y recursos se notó en la cancha.

“Se nota mucho la diferencia. Tienen otra experiencia de juego y ellos se dedican 100% a entrenar y jugar. Acá muchos trabajan o estudian y después se van a entrenar, y si es que les alcanza el tiempo, porque a veces van dos o tres veces a entrenar en la semana”, señala Fuentes.

La selección nacional de futsal tampoco se salva de la incompetencia dirigencial. A comienzos de año, y tras quedar en el último lugar de la Copa América que se disputó en Asunción, Chile despidió al director técnico Vicente de Luise, y aún no hay un sustituto. Para dar solución a este problema, la ANFP convocó a fines de mayo a un concurso abierto para asumir como director técnico de las selecciones de futsal. Los postulantes deben cumplir con apenas dos únicos requisitos: contar con título de Director Técnico Futsal Pro y tener al menos cinco años de experiencia en fútbol sala de alta competencia.

“Chile nunca ha participado en un mundial, aunque las posibilidades ahora son altas con la cantidad de personas que hay en el extranjero, pero depende del proyecto que presente la ANFP y el cuerpo técnico que quede a cargo”, dice Benjamín Fuentes.

Actualmente hay más de diez jugadores chilenos de futsal en el extranjero, entre los que destacan el capitán de la selección chilena, Bernardo Araya, que milita en San Lorenzo de Almagro; y Nicolás Chacón, que juega en Gimnasia y Esgrima de La Plata, ambos de la liga Argentina.

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