Opinión

“El Mercurio”, los dirigentes de la Confech y la PSU: una segunda lectura

Por ~ Publicado el 4 septiembre 2011

El reportaje de El Mercurio sobre los puntajes PSU de los dirigentes de la Confech encendió los ánimos en las redes sociales. Andrea Vial, directora de la Escuela de Periodismo de la UAH, pone la mirada en otro aspecto: hay estudiantes de regular PSU que han logrado articular un discurso coherente que tiene a un país de rodillas y esperanzado en poder cambiar un sistema que discrimina y reproduce la más cruel de las injusticias sociales.

David Urrea es uno de los dirigentes cuyo puntaje fue publicado en El Mercurio | Captura: El Mercurio

El diario El Mercurio publica el domingo 4 de septiembre, en su cuerpo de “Reportajes”, los puntajes PSU y parte del historial académico de los principales voceros del movimiento estudiantil. Desde el punto de vista de la elección del tema, a todas luces parece interesante. Es más, si un periodista propone el artículo —indagar en la performance académica de los dirigentes— dudo que su editor le diga que pierde el tiempo. Parte de la discusión sobre el mejoramiento de la calidad de la educación en Chile se refiere a la desventaja con que enfrentan la vida universitaria aquellos jóvenes que provienen de establecimientos municipalizados y subvencionados, precisamente porque los resultados de sus pruebas de selección reflejan la mala instrucción que recibieron. De esta forma, queda instalado que a mejor PSU, mejor preparación para la vida académica. Eso es una verdad difícil de refutar.

Lo que no es verdad —y lo afirmo desde mi experiencia en seguir durante 10 años lo que ocurre con los estudiantes que ingresan a la Universidad en la que trabajo— es que las PSU mediocres, influyan, per se, en una mala trayectoria académica de esos alumnos. Por esta razón, la PSU no es buen predictor cuando se trata de extrapolar el futuro académico de un estudiante que obtuvo solo 500 puntos. Y, si la gran mayoría de los jóvenes chilenos, provenientes de los peores establecimientos de enseñanza media, obtienen resultados menos que regulares en la prueba, dicha prueba es una trampa que solo replica la injusticia e impide rescatar a los potenciales buenos estudiantes. Imagino que esta es la razón por la cual los dirigentes reclaman cuando piden eliminar o intervenir el modelo de postulación a las universidades chilenas.

“La información publicada más bien me reafirma que dicha prueba no es garantía de capacidad intelectual ni menos de competencias o habilidades para proponer ideas y acciones de relevancia”.

Entonces, el artículo del diario es válido. Indaga en una arista directamente ligada a uno de los problemas de la educación superior. ¿Dónde está entonces la crítica de quienes señalan que el reportaje es burdo y tendencioso? En parte en nuestros prejuicios. Tenemos la idea de que a mayor puntaje PSU, mayor es la inteligencia de quien la rinde. Y simplificando un poco, inferimos que si un joven obtuvo solo 550 puntos, su capacidad intelectual es regular, por ende, El Mercurio habría querido demostrar que estamos en manos de dirigentes poco aptos para proponer o tomar decisiones y que por lo tanto habría que poner ojo a lo que están demandando.

Pero si leemos el artículo dejando de lado nuestros sesgos podríamos concluir justo lo contrario: estudiantes de regular PSU logran articular un discurso coherente que tiene a un país de rodillas y esperanzado en poder cambiar un sistema que a todas luces discrimina y reproduce la más cruel de las injusticias sociales. ¿Tan tontorrones son? ¿Era la PSU la única medida de la capacidad para convocar, liderar y proponer cambios profundos y radicales? La inteligencia, ¿solo se mide por la destreza para responder un conjunto de preguntas de matemáticas y lenguaje?

Lo que ocurre es que muchos lectores parten de la base que el diario actuó con un afán insidioso y desde allí analizan la pertinencia del tema del artículo.

Me quedo con la otra mirada, saber cómo les fue a los dirigentes estudiantiles en la PSU no solo me parece atinado: la información publicada más bien me reafirma que dicha prueba no es garantía de capacidad intelectual ni menos de competencias o habilidades para proponer ideas y acciones de relevancia.

Si el diario buscaba una segunda intención con el artículo es algo que no podemos despejar, pero eso no implica que la idea de hacerlo sea errónea. Tampoco es equivocado preguntarse qué habría pasado si en la investigación descubre que todos los dirigentes obtuvieron más de 700 puntos en su PSU. ¿Lo habría publicado? Yo pienso que sí.

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