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Cuicos contra flaites

Por ~ Publicado el 7 noviembre 2008

Por Alfredo Sepúlveda*

{*Director Comunicar y profesor escuela de periodismo UAH}

El blog de El Mercurio que discute sobre el asesinato del joven Diego Schmidt–Hebbel a manos de un sicario contratado por la tía de su novia para matar al suegro de Diego, tiene varios temas: parte por la ya, a estas alturas, clásica dicotomía que exhibe la prensa para tratar los hechos de sangre ocurridos en los estratos más adinerados de la sociedad en relación a cuando las víctimas son pobres; y terminando por la utilización política que se hace del tema (la presencia del candidato Sebastián Piñera en el velatorio es vista como un síntoma de ello). También se debate, aunque en menor grado, sobre la conveniencia de reinstalar la pena de muerte.

Pero la discusión más interesante, creo yo, la que más dice sobre nuestros padecimientos e ideas como sociedad, se da en torno a la división de clases. Un “bando” de comentaristas levanta la idea de que la acción criminal de la tía tiñe a toda la familia de la novia… novia incluida. Y encuentra eco: hombres enojados y madres atemorizadas, avalan esta idea. Es peligroso “meterse con la gente equivocada”, digamos.

Este temor, atávico en Chile, aparece en gloria y majestad en este intercambio de ideas.

En cuanto al tono de la discusión, la familia de la novia, con más o menos matices, sostienen estos comentaristas, sería una familia de “flaites”. O al menos, una de un nivel inferior al de los propios comentaristas y al de la familia de la víctima (los comentarios han sido copiados y pegados, y no les he arreglado redacción ni ortografía).

Rodrigo P.B, en el post 2, comienza el debate: “Me gustaría ahora saber qué van a decir todos aquellos que ayer gritaban enfurecidos contra la delincuencia de los flaites…”

Patricia Galassi le retruca en el siguiente post: “Yo sigo pensando lo mismo….el desgraciado que lo mato es un ladron y flaite tambien…. la Tia debe ser de mismas…”, aunque después condena la delincuencia “venga de donde venga”.

Pero es Pedro Perez quien en el post 15 abre el flanco hacia la familia de la novia, e incluye a la muchacha: “Quiero escuchar de nuevo a la novia del pobre difunto, que de seguro debió haber dicho: “Contigo siempre me sentí segura y me defendiste con tu vida ante el sicario que contrato la hermana de mi padre” Lo siento pero ahora ya me choca la famosa novia.”

Ricardo Flores en el post siguiente retruca: “Cada nueva información solo suma pena a la ya enorme que siente la familia de Diego, y de una manera especialmente cruel a María Belén que sin tener responsabilidad debió ver el ataque y ahora enfrentar que todo este dolor se origino de disputas viejas en su propia familia”.

Alvaro Sotta, en el post 18, lanza de frentón la teoría del “contagio flaite” hacia la familia de la novia: “Lamentable. Lo que no logro entender es porque el fallecido Diego se metio con gente tan rasca y peliente (sic). Bueno, ojala que sirva de leccion para muchos. No hay que meterse con flaites”.

Federico García, post 23, le responde duramente: “Impactante tu post. Espero nunca tengas familia ni a nadie a quien transmitirle tus “valores”.”

Patricia Galassi en el post 39, pone el límite a la teoría del “flaitismo” de delincuente y tía, para salvar a la novia: “La familia uno no la elije se la imponen, no se puede saber de quien uno se va enamorar o se va relacionar en esta vida….”

María Silva, en el post 46, reacciona a favor de la familia de la novia: “Creo que no corresponde tratar de ” flaites” a la familia de esta niÑa”.

El comentario 52, de Fernando Baradit, no sé cómo clasificarlo. Puede ser una ironía. Puede que no: “No corresponde tratar de “flaites” a la familia de la novia de la víctima. Sólo pareciera que la tia mandó matar a su papá pagando $500.000. Pero no creo que sea “flaite”.”

Alexander Medel, post 54: “Señor Klaus Schmidt-Hebbel ahora los flaites y delincuentes tienen nombre y apellido”.

Jorge Miholovic (post 60): “Parece que el infortunado muchacho se relacionó con quienes no debía; también está la posibilidad que no supiera el tipo de “negocios” familiares de sus eventuales suegros”. Parece no importar que el suegro pudo haber sido la víctima.

Ìtalo de Barbieri (post 80) se da más vueltas para decir lo mismo: “no me corresponde decir si la familia es o no cuica o flaite, solo lo siguiente: El exmarido de la asesina intelectual, muere con su novio a manos de su primo(sic) Ella (la asesina)paga y manda a matar al marido de su hermana, sucediendo lo que todos sabemos. Lo que me queda claro es que la semilla de maldad y de lo turbio reinaba en esa Familia.”

Javier Rivera Martínez (post 83), también es del bando que considera que los pecados de la tía condenan a la familia, aunque, digamos, bastante más radical en su propuesta: “intuyo un desconocimiento total de quienes serían la futura familia política, ya que esta llena de ajusticiamientos, homosexualidad, separaciones, asesinatos, estafas, etc,etc,etc. Quizás ella jamás le comentó los dramas de su familia, quizás él era tan bueno que no le importaba, quizás ella era tan buena que valía todo eso y mucho más.

Bueno ya es tarde, moraleja júntate con tus pares minimiza los riesgos. Flaites con Flaites // Cuicos con Cuicos // Clase Media con Clase Media.”

Pamela Valenzuela (post 87) tampoco está por la inclusión: “Creo que Diego jamas debió involucrarse con esa familia con tantos conflictos. A cada minuto sabemos mas: ahora la tia parece que tambien estuvo involucrada en el asesinato de otras dos personas. este año. Que nos sirva a los padres como leccion: tenemos que conocer a los padres de las pololas y pololos de nuestros hijos, invitarlos a conversar a nuestra casa, averiguar más de su entorno familiar. Aunque nos digan que nos estamos involucrando mas de la cuenta, es preciso, para protegerlos”.


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